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Archivo diario: 29 marzo, 2017

Indian Pacific

Indian Pacific

En 1901, las seis colonias australianas se federaron para formar la Mancomunidad de Australia. En ese entonces, Perth, la capital de Australia Occidental, estaba aislada del resto de los estados australianos por varios miles de kilómetros de desierto y el único método práctico de transporte era por barco, un viaje largo, inconveniente y a menudo incómodo a través de la Gran Bahía Australiana, una bahía conocida por sus difíciles aguas. Una de las promesas que se le hicieron a los australianos occidentales para que se unan a la nueva federación fue la construcción de una línea de ferrocarril financiada por el gobierno federal que conecte a Australia Occidental con el resto del país. En 1907 la legislación que dio la luz verde para iniciar trabajos preliminares para esta línea fue aprobada, lo que permitió que se realicen exploraciones para su construcción.

La exploración fue completada en 1909 y se propuso una ruta desde Port Augusta (utilizando la estación terminal en Spencer Gulf en los campos de trigo de Australia del Sur) pasando por Tarcoola hasta el centro minero de Kalgoorlie en Australia Occidental, cubriendo una distancia de 1.711 km. La línea debía ser de trocha estándar, pese a que en ese entonces los sistemas de trenes estatales en ambos extremos utilizaban anchos de vía estrechos. El costo del proyecto se estimó en 4.045.000 de libras esterlinas.

La legislación necesaria para su construcción fue aprobada el diciembre de 1911 por el gobierno laborista de Andrew Fisher y se comisionó a Commonwealth Railways para construir la línea en 1912. Los trabajos de construcción comenzaron en septiembre de 1912 en Port Augusta.

Las obras continuaron hacia el este desde Kalgoorlie y hacia el oeste desde Port Augusta durante los años de la Primera Guerra Mundial. La construcción continuó en forma normal a medida que la línea se extendía a lo largo de regiones áridas y desoladas hasta que los dos extremos se encontraron el 17 de octubre de 1917.1 La totalidad de las rutas entre ciudades no fueron convertidas a trocha estándar hasta los años 1970.

El ferrocarril Transaustraliano (en inglés: Trans-Australian Railway) es un ferrocarril transcontinental en Australia que conecta la costa este con la costa oeste de ese país. La línea férrea cruza la Llanura de Nullarbor desde Port Augusta en Australia del Sur hasta Kalgoorlie en Australia Occidental e incluye el tramo más largo de líneas férreas completamente rectas en el mundo, los 478 kilómetros entre el kilómetro 797 al oeste de Ooldea y el kilómetro 1275 al oeste de Loongana.

La línea es una importante ruta de carga entre Australia Occidental y los estados orientales. Actualmente existen dos servicios de pasajeros que también la utilizan, la Indian Pacific en su totalidad y The Ghan entre Port Augusta y Tarcoola. Los primeros servicios de pasajeros en la ruta eran conocidos como el Transaustraliano o, más comúnmente, como “el Trans”.

En su inauguración, el servicio de pasajeros era conocido como el Expreso Transaustraliano.2 Al final de su existencia como un servicio de transporte de pasajeros, el trayecto entre Kalgoorlie y Port Augusta era conocido como el Transaustraliano. Fue reemplazado por el servicio conocido hoy en día como el Indian Pacific. Desde su construcción hasta 1996, el Tren del Té y el Azúcar (en inglés, Tea and Sugar Train) transportó suministros vitales a puestos de trabajo aislados y pueblos a lo largo de la ruta.

La distancia final cubierta por la línea fue de 1.692,60 km, un poco menos de lo que se había estimado inicialmente. La ruta no cruza ningún cuerpo de agua dulce en ningún punto. Se construyeron pozos y tanques de agua en varios intervalos, pero muchas veces el agua era salobre y no era adecuada para su uso en una locomotora a diésel, mucho menos para consumo humano, por lo que se debió acarrear agua en el tren. En los días de las locomotoras a vapor, aproximadamente la mitad de la carga era agua para el motor.

No podía ser en otro lugar. Australia es un país sorprendente con muchas y variadas vertientes: tiene el arrecife de coral más extenso del mundo, con 2.000 kilómetros de longitud y una anchura entre 100 y 300 kilómetros; el monolito más grande del mundo, el Mount Augustus; una de las masas continentales menos elevadas del planeta; la mayor variedad de lagartijas; es una de las reservas más importantes de marsupiales y monotremas y en su territorio desértico y semiárido el hombre ha trazado la recta de ferrocarril más larga del mundo.

La Long Straight es una vía totalmente recta de 478,4 kilómetros, sin una sola curva entre las localidades de Ooldea y Nurina, en la planicie Nullarbor, que recorre el ‘Indian Pacific’, uno de los trenes más conocidos de los ferrocarriles australianos. El tren circula tres veces por semana en ambas direcciones entre Perth y Sydney durante todo el año. El viaje, de 3.960 kilómetros, dura 68 horas, y hay que pasar tres noches en el convoy. La Rail Australia se encarga de la explotación de este servicio.

Convertido en un clásico, el viaje de Perth a Sydney en el ‘Indian Pacific’ sólo tiene 39 años de antigüedad. Recuerden que aunque el ferrocarril entró a finales del siglo XIX en el continente, la variedad en el ancho de vías hizo imposible la conexión de las distintas compañías, hasta que se unificaron los trazados en 1969.

Buena parte del trayecto transcurre cruzando la llanura de Nullarbor, centenares de kilómetros de tierras caliza cubiertas de matorral, una inmensa planicie coloreada y tan plana como el mar. Y es precisamente aquí donde el viaje transcurre durante 478,4 kilómetros sin una sola curva a la vista. Enlaza numerosas ciudades mineras, entre ellas la más conocida Kalgoorlie, centro de producción aurífero, sin olvidar Port Augusta o Lintgow. Un trayecto del Índico al Pacífico que en su mayor parte transcurre por el interior del país, muy lejos de las ricas y pobladas regiones costeras, y donde la vida diaria resulta tremendamente dura.

Debido a los inevitables problemas para encontrar agua adecuada para las locomotoras a vapor en el desierto, el primer ingeniero de la ruta, Henry Deane tenía en mente utilizar locomotoras a diésel en el Transaustraliano. LLegó hasta solicitar información de potenciales fabricantes. Desafortunadamente, un escándalo que involucró el suministro de durmientes hizo que Deane renunciara antes de que su propuesta de locomotoras a diésel haya avanzado lo suficiente.4

En un principio, el tren era arrastrado por locomotoras clase G (similares a la North Wales 32 class de 1938 de clase C).5 No fue sino hasta 1951 que los trenes de pasajeros en el Transaustraliano comenzaron a utilizar locomotoras a diésel clase GM.6

El Transaustraliano tenía originalmente cruces de 400 metros cada 100 km, aproximadamente. A medida que el tráfico se incrementó, el número de cruces aumentó. Para poder soportar trenes más largos, los cruces se hicieron más largos hasta que en 2008 todos tenían por lo menos 1800 m de longitud y se encontraban a intervalos de entre 30 y 60 kilómetros.

La mayoría de los cruces no cuentan con operarios y las tripulaciones de los trenes los operan cuando son necesarios. Actualmente cuenta con puntos de auto restauración, para que estos se vuelvan a enderezar una vez que un tren haya dejado el cruce. Los cruces también cuentan con controles por radio, que permiten a las tripulaciones de los trenes activar los puntos a medida que se acercan a ellos.

El Indian Pacific, con su locomotora azul, es un elegante y lujoso tren con cómodos interiores.

Las modernas suites recubiertas de madera contrastan con la fantástica decoración del vagón comedor. Todos con ventanas panorámicas para ofrecer una vista perfecta.

Este fantástico viaje se realiza en dos magníficos océanos, el Pacífico y el Índico.

Si el destino final es al oeste hacia Perth o al este hacia Sídney, hay muchas oportunidades para salir del tren y experimentar de algunos de los puntos destacados de la región para crear muchos recuerdos en uno de los viajes en tren más largos del mundo.

¡Qué maravillosa manera de cruzar un vasto continente, en tanto lujo, disfrutar de las comidas mientras se ve los paisajes increíbles!

Mirado desde fuera, el Indian Pacific no tiene nada que ver con los ferrocarriles ultramodernos del siglo XXI, sus líneas evocan más bien a los trenes de antaño. Una vez a bordo se ha intentado preservar todo lo posible el sabor de los trenes de otras épocas sin renunciar al máximo confort de los tiempos actuales, aunque la experiencia final depende de la clase en la que se viaje. Hay tres bien diferenciadas. La Platinum Service –con un lujo equiparable al de un hotel de cinco estrellas– cuenta con compartimentos espaciosos, servicio de habitaciones a demanda y hasta una ducha completa. En la Gold Service, los asientos compactos se transforman en camas por la noche. Ambas clases dan acceso al restaurante Queen Adelaide y al Outback Explorer Lounge, un club social donde los pasajeros pueden tomar un tentempié mientras charlan con otros viajeros. Porque realizar al menos una vez en la vida el recorrido del Indian Pacific es el sueño de muchos, de ahí que a lo largo de sus cuarenta años de vida este tren haya acogido a tres millones de pasajeros procedentes de todo el mundo. Los jóvenes –o quienes no disponen de presupuestos tan holgados– optan por la clase Red Service, con sencillas camas e incluso asientos reclinables. El punto de encuentro aquí es el Red Gum Lounge y el Matilda Café, un restaurante informal de precios asequibles a base de comida sencilla. Lo que es una constante en todas las clases son los amplios ventanales, que permiten disfrutar de esa experiencia única que es admirar el paisaje cambiante del continente australiano.

El Indian Pacific opera todo el año con una salida semanal en cada sentido (dos entre septiembre y octubre). El camino puede hacerse indistintamente de Este a Oeste, o viceversa, completo o solo hasta Adelaide. Saliendo de Perth, la primera jornada de viaje atraviesa las verdes colinas de Avon Valley y los campos de trigo de Western Australia para terminar en Kalgoorlie. Al día siguiente cruza bosques bajos de arbustos y eucaliptos hasta adentrarse en Nullarbor Plain, un territorio árido donde, como reza su nombre en latín –nullus arbor–, no hay árboles. A la mañana siguiente, el Indian Pacific alcanza Adelaide. En este punto los pasajeros pueden continuar su viaje hasta el final o hacer una pausa de varios días en Adelaide. Great Southern Rail, la compañía propietaria del Indian Pacific, ofrece varios paquetes de excursiones de duración variable. Para los más tranquilos, el Choco-Latte Tour, visitando las mejores chocolaterías de Adelaide o un tour a las bodegas del Valle de Barossa. Para los más intrépidos, una ruta en 4×4 desde Adelaide a Alice Springs, con visita obligada al mítico Uluru, el macizo rocoso que al atardecer se torna de un rojo intenso. Entretanto el tren sigue hacia Broken Hill para alcanzar, a la mañana siguiente, las sobrecogedoras Blue Mountains y finalmente Sidney. En cuanto a equipaje, cada pasajero puede llevar hasta 40 kilos en dos bultos de un máximo de 20 kilos cada uno. Los bultos grandes se guardan en un vagón de carga separado. Cada viajero se queda solo una bolsa de viaje para tres días. Puede incluso embarcarse el propio vehículo en un vagón específico. En cuanto a las comidas, los de clase Platinum pueden disfrutar en el Queen Adelaide Restaurant Car de delicias australianas como el entrecot de canguro a la parrilla o el pez barramundi, maridados con buenos vinos australianos. El Matilda Café para los de Red ofrece sándwiches, snacks y comidas ligeras. El viaje cuesta 2.795 € en Platinum, 1.698 € en Gold y entre 609 y 1.177 € en Red Service