Este Mundo, a veces insólito

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Pascual

Lente de Layard

Al mismo tiempo, en Nimrud, la antigua capital de Asiria, el arqueólogo Austen Henry Layard efectuaba una serie de descubrimientos sobre los cuales nadie volvería a interesarse haslentelayta 1966. Por entonces, investigadores como Derek de Solla Price, profesor de Historia de la Ciencia de la Universidad de Yale (Estados Unidos), estudió uno de aquellos objetos que, por su aspecto, parecía una lente pulida de una pieza de cuarzo de gran calidad y sin imperfecciones internas. El estudioso incluso descubrió alrededor del cristal una serie de virutas de metal que le hicieron suponer que la lente estuvo acoplada a algún tipo de montura: “Todo apunta a que se trata de una lente de forma toroidal elaborada con esa forma a propósito. Y las lentes de este tipo sólo tienen un uso: corregir el astigmatismo”. El problema científico es que estas “gafas” –un OOPART en toda regla– tienen 1.500 años de antigüedad más que las primeras confeccionadas por la ciencia moderna.

También conocida con el nombre de “lente asiria”, pues fue encontrada en el salón del trono del palacio de Nimrud, en la antigua Asiria. Encaja perfectamente en la cuenca de un ojo humano. Se puede ver en el Departamento de Antigüedades de Asia Occidental en el Museo Británico de Londres, catalogada con el número 12091. Está manufacturada en cristal de roca y su forma es plano-convexa.

Lentes cartaginesas

Conjunto de 16 lentes (2 de cristal de roca y 14 de vidrio) descubiertas por arqueólogos franceses (1.902) en el yacimiento de Cartago en Túnez. Todas son plano-convexas y se encontraron todas juntas en el interior de una caja. Están datadas en el siglo IV a.C.lentecar

Lentes troyanas

De Solla Price (Británico, investigador del mecanismo de Anticitera) continuó con sus investigaciones y halló otros muchos restos similares. Sólo en Cartago o Troya catalogó, respectivamente, 16 y 48 cristales pulidos con las mismas características y función. Al parecer, en diferentes pueblos del Mediterráneo y de Asia Central se fabricaron desde hace 3.000 años, con cierta asiduidad, este tipo de lentes que fueron pulidas utilizando un tipo de herramientas que hasta ahora nos resultan desconocidas.

Lentes vikingas de Visby (Suecia)

Las gafas esféricas, utilizadas principalmente para la fabricación de instrumentos ópticos de alta precisión, son generalmente consideradas un logro de la tecnología moderna, producto de la era de la computación. Pero éste es un punto de vista erróneo. En realidad, el primero de estos instrumentos se remonta al siglo XII.lentevis1

Tras varios años de minucioso análisis, los expertos de anteojos han confirmado que los objetos de cristal de roca del siglo 12, encontrados en el suelo de tumbas vikingas en Suecia, se hicieron casi a la perfección. Si estas lentes se utilizan para leer una página de texto, el efecto es el mismo que el obtenido con un vidrio de aumento moderno.

No fue hasta el siglo 17 que el matemático René Descartes realizara los cálculos teóricos acerca de las lentes esféricas, sin embargo, esta tecnología de precisión se utilizó exitosamente en la antigüedad. La pregunta es ¿quien desarrolló ésta tecnología?, ¿cómo se desarrollaron hace más de ocho siglos, estos sofisticados dispositivos ópticos?

Investigadores de la Universidad de California en Berkeley estudian desde hace ya varios años, éstos sensacionales lentes “vikingos”. En general, se cree que estos artlentevis3efactos inusuales fueron fabricados originalmente en Bizancio, donde fueron comprados o robados por los vikingos.

Lente de Visby, en el Museo Nacional de Antigüedades de Estocolmo.lentevis2

Varios tesoros del siglo XXI encontrados en la isla de Gotland (Suecia), contenían lentes biconvexos hechos de cristal de roca (cuarzo hialino). Algunos de ellos tenían una forma elíptica casi perfecta. La simetría de los cristales, así como su forma elíptica y biconvexa y su fino pulimento, dio lugar a una imagen muy buena lo que causó una gran sensación a los científicos modernos. La idea de producir en esa temprana fecha lentes de calidad, que podrían ser casi tan precisos como los de la óptica moderna, era algo inaudito.

 Los resultados de la investigación relativa a las lentes se publicaron en noviembre de 1998 por el Dr. Karl-Heinz Wilms, el Dr. Olaf Schmidt y el Dr. Bernd Lingelbach de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Aalen. El difunto Dr. Wilms tuvo conocimiento de las lentes de cristal de roca en Gotland, una isla en el Mar Báltico, en 1990, cuando fue a una selección de exposiciones de un museo en Munich. Las lentes se hicieron ampliamente conocidas como las lentes de Visby, ciudad principal de Gotland. El equipo de los tres científicos llegó allí en 1997 para hacer un descubrimiento sorprendente sobre la tecnología de la Edad Vikinga. Después de una serie de pruebas se hizo evidente que la calidad de las lentes de cristal de roca del siglo XXI, hechas en un torno casi igualó al de las muestras modernas hechas con máquinas de control numérico.lentevis4lentevis5

 El uso de las lentes de Visby es una cuestión de cierta controversia. Algunos de ellos parecen joyas, pero no es probable que fueran simplemente adornos. Podrían haber servido como lentes de aumento, para iniciar los incendios o para quemar los cortes y heridas con el fin de prevenir la infección. Teniendo en cuenta la excelente calidad de las lentes, hasta era posible que los vikingos lo pudieran utilizar para construir telescopios.

No está claro donde fueron fabricadas. M. Stenberger cree que el cristal de roca fue traída desde Oriente Medio hasta el oeste o el sur-oeste de Rusia donde pudo ser comprado por los comerciantes de Gotland. Según otra versión, las lentes fueron traídas a Suecia desde Bizancio por un miembro de la Guardia varega (guardaespaldas personales vikingos de los emperadores bizantinos).

Parte de las lentes se exponen en el Museo Histórico en Visby, así como en el Museo Nacional de Suecia en Estocolmo o en otras colecciones. Algunas de las lentes se perdieron.

Los esqueletos de Guadalupe

Estos esqueletos son restos humanos encontrados en una isla de las Antillas, pero con la peculiaridad de que fueron hallados en un estrato con una datación geológica de al menos 28 millones de años, es decir de la época del Mioceno, mucho antes de que los seres humanos modernos aparecieran en la isla. Para muchos investigadores la datación no es correcta, pero el debate sigue abierto.

Uno de los esqueletos incrustado en la losa de piedraesqueleto

Una de las muestras extraídas de las costas de Guadalupe, cerca de la aldea de Moule, fue una losa de piedra de unas dos toneladas de peso que fu enviada al Museo Británico en 1812, donde fue expuesta al público, pero con la llegada de la teoría de Darwin, la losa quedó relegada al sótano. Una de las cosas a favor es que estos restos han sido estudiados de forma científica y pueden seguir observándose hoy en el Museo Británico. El problema es que estos esqueletos no encajan con la teoría de la evolución, pues es imposible encontrar seres humanos modernos hace 28 millones de años. Sólo el estudio geológico o arqueológico podrá demostrar si realmente el estrato donde se encontraron los esqueletos pudiera no ser del Mioceno, cosa que no se ha logrado hasta ahora.

Mapa de Oronteus Finoeus

El mapa de Oronte Fine es del año 1.531 y representa a la Antártida con una precisión increíble y también libre de gran parte del hielo. Pero es que además representa en ella ríos, cordilleras interiores y hasta el Polo Sur. Recordar que todo esto se descubrió el siglo pasado, en teoría, ya que es evidente que no era muy desconocida hace siglos.

El Dr. Charles Hapgood [autor de Maps of the Ancient Sea Kings (Mapas de los Antiguos Reyes de los Mares), Hapgood (1966, 1979)], hizo un “sorprendente descubrimiento” mientras echaba un vistazo en la sala de mapas de la Biblioteca del Congreso. MOM entonces cita al Dr. Hapgood diciendo:

Cuando mis ojos se posaron sobre el hemisferio sur de un mapa del mundo dibujado por Oronteus Finaeus en 1532, tuve instantáneamente la convicción de que había encontrado un mapa verdaderamente auténtico de la Antártica real.

Desafortunadamente, esta convicción probablemente actuó como prejuicio de sus ideas acerca del mapa de Oronteus Finaeus lo que hizo imposible que lo evaluase de forma objetiva. Una vez que el Dr. Hapgood sabía que tenía un mapa auténtico de la Antártica, procedió a pasar por alto, como más tarde se explica, muchos problemas serios para que este mapa sea un preciso, aunque posiblemente auténtico, mapa de la Antártica.

En otras afirmaciones, ambos Mr. Hancock y el Dr. Hapgood consideran incorrectamente la topografía subglacial de la Antártica como la misma que la topografía libre de hielo de la Antártica. La topografía subglacial real difiere de una hipotética topografía libre de hielo debido a que los 293 778 800 kilómetros cúbicos de hielo o yacen sobre el lecho de roca o se apilan como afloramientos de hielo en islas de roca (Drewry 1982, hoja 4). El peso total de este hielo ha hundido a la Antártica cientos de metros. Si la capa de hielo de la Antártica se fundiese y eliminásemos este peso de la corteza, el rebote isostático elevaría la topografía subglacial unos 950 metros en el interior y 50 metros a lo largo de la costa. Además, al descongelar todo el hielo del mundo, del cual la Antártica posee un 90 por ciento del total, el nivel del mar se elevaría unos 80 metros (Drewry 1983, hoja 6).

Los problemas de arriba y otros muestran claramente que el mapa de Oronteus Finaeus de 1532, así como el mapa de Buache de 1737 fallan estrepitosamente al mostrar una hipotética Antártica deshelada o incluso una especulativa parcialmente helada. La deducción obvia que podemos hacer desde los análisis de ambos mapas es que nioronteus1nguno de los mapas muestran evidencia de tecnología de seres con tecnología de cartografiado avanzada involucrados en su fabricación. Así pues, no hay en absoluto pruebas de una civilización avanzada en nuestra remota prehistoria al menos en lo que concierne a los mapas de Oronteus Finaeus de 1532 y de Buache de 1737. Mr. Paul Lunde, en un artículo publicado en la revista de enero-febrero de 1980 de Aramco World Magazine, presenta una hipótesis más creíble. Lunde (1980) propone la hipótesis de que el origen del mapa de Oronteus Finaeus podría haber sido un pobre dibujo de la Antártica histórica, posiblemente Australia, hecho por algún marinero portugués desconocido algo antes de 1513. A pesar de los datos de origen, si es que hay alguno, el mapa de Oronteus Finaeus de 1532, falla claramente al retratar con precisión la Antártica ya sea parcial o totalmente deshelada.

Charles Hapgood y su equipo convirtió este mapa a partir de su método de proyección original en un método de proyección moderna. Ver los resultados a continuación.

Esta primera imagen es simplemente el mapa que fue dibujado por Oronteus Finaeus.

A continuación lo convierteoronteus2 en un método de proyección moderna como se muestra a continuación.

Comparar las dos primeras imágenes con un mapa moderno de la Antártida para ver lo cerca que estaban.

A pesar de algunas de las teorías sobre la forma en como un mapa podría existir, el Oronteus Finaeus Mapa sigue siendo un misterio.

El mapa data de 1531 y, en efecto, ahí aparece esa supuesta Antártida de gigantesco tamaño, sinoronteus3 hielos y con gran detalle en sus costas (curioso, mucho más detallado que la costa europea o africana). Un detalle imaginario, claro está, pero intrigante y muy bello. Es en este dibujo del ignoto continente austral donde se ha querido ver la prueba de fuentes documentales que hincarían sus raíces en tiempos prehistóricos. La realidad parece ser más sencilla, sin duda. He ahí, por ejemplo, si miramos en ese mismo mapa hacia el norte, veremos algo que también representó Mercator, las cuatro supuestas islas que rodean el polo norte y, en el centro, un remedo de Rupes Nigra, el fantástico gran imán que hacía, en su imaginario, que la brújula se comporte como lo hace.

 

 

 

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El mapa de Piri Reis

Fragmento del mapa de Piri Reis.piri1

El mapa de Piri Reis es un fragmento de un mapa elaborado por el almirante y cartógrafo otomano Piri Reis en 1513. Piri Reis nació en Galípoli hacia 1470. Sobrino de un célebre corsario, Kemal Re’is, desde muy joven acompañó a su tío en sus correrías marinas, participando en las campañas navales contra Venecia y en la conquista de la isla de Rodas en 1523. Dos años antes de esta fecha había publicado el Libro de las Materias Marinas, cuya exhaustiva información hacía referencia exclusivamente al Mediterráneo. Una nueva versión ampliada, dedicada al sultán Suleiman, concluyó en 1526, con una dedicatoria en verso en la que contaba la historia de un astrónomo que se llamaba Kolón…, que salió en busca de Antyle… y la descubrió. Hoy la ruta es muy conocida y su mapa llegó hasta nosotros.

En ella se refería también al mapa que él mismo había dibujado años atrás y del que había hecho obsequio a Selim I en El Cairo. En los márgenes detalla sus fuentes: un mapa de Cristóbal Colón, encontrado en un barco español apresado en 1501, y cuatro mapas portugueses más recientes. Además contó con los informes de un marino que había participado en los primeros viajes colombinos, posteriormente capturado por su tío, que lo había hecho su esclavo.

Por contener aparentes representaciones de tierras entonces desconocidas y a raíz de los propios escritos de Reis indicando que otras de sus fuentes habían sido “los antiguos reyes del mar”, ha suscitado gran interés como «enigma». Es, por otro lado, el mejor testimonio de los mapas que dibujó Colón de las tierras por él descubiertas, de los que tan sólo se ha conservado un pequeño boceto del norte de La Española. El original se conserva en el Museo Topkapi Sarayi de Estambul donde se localizó en 1929, pero no suele estar expuesto al público.

Descripción

El mapa está pintado en cuero de gacela, con un entramado de líneas que atraviesan el océano Atlántico. Llamadas líneas de rumbo son típicas de las cartas de los marinos medievales tardíos y no indican latitud y longitud, sino que se usan como ayuda para establecer direcciones (hoy en día, se usan también en aviación). En el bahriye (comentario marginal) anotó: “Un mapa de esta clase no lo posee nadie hoy en día”. El mapa incluye bellísimos dibujos, acompañados de inscripciones que indican descubrimientos importantes. Uno de ellos se corresponde, casi con total certeza, con la expedición de Pedro Álvares Cabral de 1500. Se cree que Cabral “descubrió” Brasil cuando los vientos lo sacaron de su ruta, en un viaje a las indias orientales.

La península Ibérica y la costa de África occidental están dibujadas con mucho cuidado, casi como en las cartas portulanas. Es frecuente que reciba el nombre de “portulano”, a pesar de que no lo sea stricto sensu. Muchos de los nombres de estas regiones se dan en turco, sin transliterar del castellano o el portugués. En lo alto del mapa hay un barco anclado junto a un pez, con dos personas sobre su lomo: una clara referencia a la leyenda medieval de San Brandán de Irlanda. Como está copiado cuidadosamente de uno de sus mapas fuente, evidencia que al menos uno de los mapamundis mencionados por Piri Reis era una producción europea medieval y no un mapa de “los antiguos reyes del mar”.

Descubrimiento

En 1929 el Palacio de Topkapi, en Estambul, Turquía, estaba en proceso de ser convertido en museo. Un grupo de eruditos que trabajaban clasificando material en la sección de archivos del Imperio otomano hizo un descubrimiento notable: una sección de un mapa de principios del siglo XVI basada, en apariencia, en cartas dibujadas por Cristóbal Colón en su viaje al Nuevo Mundo.

El hallazgo fue presentado a la comunidad científica dos años después por el orientalista alemán Paul Kahle en el 18º congreso de la especialidad, y causó una profunda impresión. El portulano presentaba una inscripción particularmente relevante:

Las costas e islas de este mapa fueron obtenidas del mapa de Colón.

De acuerdo a la investigación subsecuente, la historia del mapa comenzó en 1501, nueve años después del descubrimiento de Colón, cuando Kemal Reis, capitán de la flota otomana, capturó siete naves cerca de las costas de España, y descubrió mediante interrogatorio a las tripulaciones que uno de ellos, que había viajado con el Almirante hacia el Nuevo Mundo, poseía un mapa dibujado por Colón en persona. Kemal envió al marino a su sobrino Piri, también capitán naval y cartógrafo.

En 1511 Piri Reis comenzó a diseñar un nuevo mapa que contendría todos los recientes descubrimientos ibéricos. Usó unas veinte fuentes cartográficas, de las cuales se conoce la procedencia de catorce: cuatro (por entonces novedosas) cartas portuguesas, ocho ptolemaicas, una árabe y la colombina entregada por el marino español capturado. La carta arábiga describía La India; las portuguesas, América, el Océano Índico y China; la de Colón, el Caribe. No se ha determinado a que cartas ptolemaicas se refería.

En 1517 presentó su mapa al sultán Solimán el Magnífico, que, impresionado, lo retribuyó ascendiéndolo a almirante. En 1521 produpiri3jo otra contribución a la cartografía mundial: una cartilla de guía a las costas e islas del Mar Mediterráneo, publicada bajo el nombre de “Kitab-i Bahriye” (“El libro del marinero”). Incluía un recuento del descubrimiento del Nuevo Mundo por Colón, virtualmente idéntico a una extensa descripción en el lado izquierdo del portulano. Esta obra fue de suma ayuda para los peritos que intentaban determinar la autenticidad del mapa de Reis, que llegaron a una conclusión positiva.

Mapa de Bartolomé Colón de las Indias Occidentales (1506) según el boceto de Alessandro Zorzi.

Piri se retiró a Galípoli, y trabajó durante los siguientes tres años, reduciendo los mapas fuente a una misma escala, lo que era una labor muy dificultosa. Al terminarla, agregó esta inscripción:

El autor de esto es el humilde Piri ibn Hajji Muhammad, conocido como el sobrino de Kemal Reis, en la ciudad de Galípoli en el Sagrado Mes de Muharram del año 919 [1513].

Hasta el descubrimiento del mapa de Piri Reis, había únicamente dos fuentes cartográficas —ambas indirectas— para comprender cuál era la visión de Cristóbal Colón sobre sus propios descubrimientos. Una de éstas era un boceto recogido en un códice de 1522 por Alessandro Zorzi, cartógrafo de Venecia, que dijo que se basaba en un mapa piri2traído por Bartolomé Colón (hermano del descubridor) en 1506. Pero el mapa de Zorzi contenía información que en ese año era desconocida y por lo tanto no puede usarse para deducir cómo eran los conceptos geográficos del Almirante, aunque muestre al Nuevo Mundo como una parte de Asia.

Mapamundi de Juan de la Cosa (1500). Cuba ya aparece como una isla.

El único otro mapa superviviente de la época es el dibujado por Juan de la Cosa, miembro de la primera expedición colombina de 1492, que posteriormente navegaría también con Américo Vespucio. Pero este mapa —datado en 1500— muestra correctamente Cuba como una isla, mientras que Colón no sólo creía que Cuba era una península asiática sino que se lo hizo jurar a sus tripulantes por miedo a las consecuencias que el hecho de haber arribado a una isla y no a un continente podría causar en su reputación (la expedición había zarpado de España con el propósito de hallar una ruta a las Indias a través del Atlántico).

El mapa y sus relatos debieron haber sido muy útiles al gobierno otomano: demostraban que las nuevas rutas descubiertas por los exploradores hispanos y lusitanos suponían una amenaza para el dominio turco de los mares del Océano Índico y el Golfo Pérsico. Muchos años después, en 1551, el mismo Reis fue puesto al mando de una flota con la misión de ahuyentar a las fuerzas portuguesas que frecuentaban el Golfo.

Es por estos motivos que la conferencia de Paul Kahle en 1931 sobre el mapa sorprendió tanto a su audiencia y tuvo una repercusión tan grande. Parecía casi milagroso que el único registro cartográfico directo del mayor descubrimiento de todos los tiempos se hubiera preservado en una biblioteca de Estambul, y que debamos su conservación a un pirata de la marina otomana. Sin embargo, a pesar de la dimensión del hallazgo documental, su atracción se disipó rápidamente. Pocos investigadores desde la época de Kahle han examinado con detalle los componentes colombinos del mapa de Reis, y la cuestión de hasta qué punto representa las ideas del descubridor no está resuelta en absoluto. Imago Mundi, por ejemplo, una de las más importantes revistas sobre la historia de la cartografía, jamás dedicó un artículo propio al mapa de Piri Reis.

 Hipótesis que intenta correlacionar el contorno inferior del mapa de Piri Reis con el de la costa patagónica argentina y las Islas Malvinas.

 Otra hipótesis, menos aceptada, que intenta correlacionar el contorno americano del mapa de Piri Reis con el de la costa venezolana y brasileña.piri4

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Porción meridional de América

La mayoría de los eruditos considera que las alegadas similitudes del perfil meridional del mapa de Reis con el de la costa antártica son en extremo tenues y coincidentales. Durante siglos, antes del descubrimiento del continente blanco en el siglo XIX, los cartógrafos habían dibujado una gran masa austral de tierra (la Terra Australis Incognita) basados en la presunción de simetría exigida por Aristóteles y Eratóstenes, entre otros naturalistas griegos; la masa meridional del mapa de Reis podría ser una continuación de esta tradición. En un principio se creía que el extremo sur de Sudamérica y el de, una vez descubierta, Australia, debían estar unidos a esta gran tierra polar, de la que se pensaba que era mucho mayor de lo que es el verdadero continente blanco.

Se ha sugerido que la supuesta Antártida que figura en la parte meridional del mapa no es otro perfil que el de la costa patagónica oriental, girada en sentido antihorario unos noventa grados debido a falencias en los mapas portugueses en los que Reis se basó (entre los navegantes de la península ibérica era común el modificar substancialmente la longitud posicional de los territorios para situarlos a un lado u otro del límite asignado por el Tratado de Tordesillas), o por limitaciones de espacio en la piel de gacela que sirve de sustrato al dibujo. En efecto, pudo darse el caso de que Piri Reis, o el escriba que copió su obra, reparase en que al llegar al Río de la Plata, se estaba acabando la valiosa piel de gacela. En este momento podría haber girado la línea costera hacia el este y haber descrito un semicírculo que le cupiera en el cuero. Este tipo de prácticas eran muy habituales en la época.

Una examen minucioso del borde costero apoya esta visión, revelando representaciones de las bocas y angosturas del Estrecho de Magallanes y zonas aledañas, los principales golfos y bahías, y las Islas Malvinas (el archipiélago cuya isla principal es llamada por Reis isla de Sare); la zona de la gran bahía o golfo intermedio correspondería al Río de la Plata, y el punto más oriental de la costa, al extremo meridional de Argentina, en Tierra del Fuego. Además, las anotaciones del mapa, que indican que el área es calurosa y habitada por serpientes, no encajan en la suposición de que se trata de la Antártida, pero sí en la hipótesis patagónica. Al mismo tiempo, una nota sobre las alegadas Malvinas dice que allí la primavera “llega antes”, lo cual no es cierto para los territorios insulares al sur de la Convergencia Antártica.

Gregory McIntosh

Gregory McIntosh, un historiador de la ciencia cartográfica, examinó el mapa en detalle y publicó sus resultados en The Piri Reis Map de 1513 (Atenas y Londres: University of Georgia Press, 2000). Allí sostiene que la fuente colombina que Reis menciona fue usada para dibujar el Caribe: esta zona es, en efecto, de excepcional importancia. En su extremo noroeste se halla una gran isla llamada La Española (hoy Haití y la República Dominicana), descubierta por Colón en su primer viaje y donde había establecido una colonia, indicada en el mapa con tres torres. Inmediatamente al sur de La Española se ve Puerto Rico, y al noreste un conjunto de islas que llama “Úndizi Vérgine” (“Las Once Vírgenes”). Dado que este nombre es claramente italiano, no portugués ni español, evidencia el origen colombino de este sector. En efecto, muchos de los nombres de puertos y accidentes geográficos usados por Reis se encuentran también en textos colombinos. Por lo tanto tampoco esta zona se basaría en mapas de la Antigüedad remota.

Es evidente que Colón deformó La Española en sus mapas, haciéndola quedar completamente desproporcionada con respecto a Brasil y orientada de norte a sur en vez de este a oeste. De esa manera quedaba sorprendentemente parecida a las representaciones convencionales del Cipango (Japón) de Marco Polo que se ven en los mapas de Martin Behaim o Paolo Toscanelli, que Colón utilizó. El Almirante, al menos en su primer viaje, estaba convencido de haber hallado aquel territorio fabuloso, y habría dibujado su Española con esta forma para apoyar su tesis.

Un elemento aún más importante para reafirmar el origen colombino de esta zona del mapa frente a su supuesto origen arcaico es que la verdadera isla de Cuba no aparece, tal y como es lógico en un mapa colombino, pues Colón pensaba al principio que el territorio continental americano era una parte de Asia, y lo dibujó como tal. En el mapa de Piri Reis, la proyección continental que se halla frente a La Hispaniola es, con toda seguridad, Cuba; y aparece de norte a sur tal y como Colón creía, influenciado por las descripciones de Marco Polo sobre Catay. Dado que Colón pensaba que había hallado la costa asiática, lógicamente dibujó el continente de esta manera, según la representación convencional. De hecho, todo sector continental en el extremo noroeste está etiquetado con topónimos que en los viajes colombinos fueron asignados a lugares cubanos.

McIntosh afirma que el mapa muestra dos grupos de Islas Vírgenes porque Piri Reis las tomó de dos mapas distintos sin advertir que representaban lo mismo.

La delineación de la costa brasileña en la carta de Piri Reis es mucho más precisa que la caribeña. La relación y distancia entre Sudamérica y la costa africana occidental, por ejemplo, es mucho más correcta que en la mayoría de mapas europeos de su época. Los nombres que aparecen en esa zona, claramente transliterados del italiano y el castellano, quedan nítidamente asociados a los informes de viaje de Américo Vespucio y otros.

Charles Hapgood

El área caribeña del mapa es tremendamente imprecisa. El estadounidense Charles Hapgood intentó hacerla encajar postulando una proyección equidistante desde un punto de origen próximo a El Cairo, diciendo que la isla que aparece claramente identificada como la Hispaniola es en realidad Cuba y reorientando todas las regiones caribeñas del mapa. Esta tesis ha sido recibida con escepticismo por la comunidad científica, y se le ha acusado de deformar la realidad para adaptarla a la teoría.

Uno de los detalles topográficos más sorprendentes, y de los que han causado más discusiones, es la presencia de una cadena montañosa a lo largo de Sudamérica, que Hapgood identificó como los Andes. Los ríos que parten de ella, lógicamente, se consideran el Amazonas, el Orinoco y el Río de la Plata; y el animal con dos cuernos que se halla junto a las montañas, según Hapgood, es una llama.

Sin embargo, el mapa de Piri Reis no es el primero en mostrar montañas en el interior de Sudamérica. El Planisferio de Caverio (Biblpiri6ioteca Nacional de París) y la carta de Martin Waldseemüller de 1507 dibujan la costa este de Sudamérica —aunque esquemáticamente— y una cadena montañosa adornada con árboles.

Mapa de Nicolaus Caverio (1504-05). Se aprecia una cordillera en aproximada concordancia con la de los Andes, pero no aparece la mítica Tierra del Sur.

El mapa de Caverio se dibujó entre 1504 y 1505, mucho antes de que se explorara esa zona del interior. Existe una similitud extraordinaria entre este mapa y el de Piri Reis, por lo que cabe suponer que el uno se basa en el otro. Piri Reis podría haber tenido acceso también a los mapas de Waldseemuller (1507), Clareanus (1510) y Johannes de Stobnicza (1512).

Todos están relacionados entre sí y, casi sin duda, se derivan del mapa de Caverio. En particular, el mapa de Johannes de Stobnicza pudo haber sido accesible para Piri Reis, pues fue impreso en Cracovia —una edición de Claudio Ptolomeo— en 1512, un año antes del dibujo del pirata turco. Este podría ser uno de los mapas que llamó “dibujados en la época de Alejandro el Grande” (356323 a. C.) a que hace referencia el propio Reis, cayendo en la confusión que existía entre los dos Ptolomeos (siendo el más antiguo Claudio Tolomeo, astrónomo, matemático y geógrafo griego, del siglo II a. C.).piri7

 Mapamundi de Abraham Ortelius (1570), en el que figura la inmensa tierra austral fundida a la Isla Grande de Tierra del Fuego.

La zona de la Antártida y la costa de tendencia hacia el este, situadas en el extremo inferior fue crucial para las hipótesis de Hapgood. Pero, aunque ninguno de los mapas derivados del de Nicolo Caverio muestre un continente antártico, otros grupos de mapas antiguos sí lo hacen. A partir del siglo XV los cartógrafos frecuentemente incluyeron una gran masa meridional que unía África con Asia, haciendo del Océano Índico un mar interior: esta noción geográfica se deriva de interpretaciones ptolemaicas de la Terra Australis. Cuando el portugués Hernando de Magallanes pasó entre Sudamérica y la isla de Tierra del Fuego (a través del estrecho que lleva su nombre), creyó que la Isla se trataba del extremo norte del mítico territorio del que hablaban los griegos antiguos. No fue sino hasta el viaje de Francis Drake de 1578 cuando esta idea se corrigió.

La búsqueda de la Terra Australis duró siglos, produciendo el descubrimiento de la gran isla que ahora lleva el nombre que tanto fascinó a los cartógrafos renacentistas: Australia. Pero la Antártida no se quiso manifestar a los grandes descubridores. Existen indicios de que fue avistada antes de su descubrimiento oficial en 1820, por ejemplo el relato de Américo Vespucio —desplazado 500 millas (unos 900 km) de su ruta por los vientos— donde habla de una Tierra Vista: quizás las Islas Malvinas o tal vez la propia Antártida. Algunos de los textos que dan soporte a esta hipótesis son presumiblemente apócrifos, pero la evidencia cartográfica inmediatamente posterior tiende a apoyarla.

En 1514, el año posterior a la finalización del mapa de Piri Reis, dos barcos portugueses y otros dos holandeses informaron cosas parecidas. Si esta llamada PressillgtLandt era o no la Antártida es tema de discusión, pero no lo es el hecho de que un buque del siglo XVI bien construido y pilotado pudiera llegar muy al sur.

Planisferio de Rumold Mercator (1587). Sigue apareciendo una Terra Australis Incognita.piri8

Hapgood admite que hay unas 900 millas de la costa sudamericana que no aparecen en el mapa otomano.

A la fecha no existen evidencias históricas que sustenten que la carta de Reis procede de “antiguas civilizaciones” o de culturas desconocidas. El mapa de Piri Reis se considera actualmente una extraordinaria y bella compilación de todo el conocimiento geográfico de la Europa medieval tardía.

Gavin Menzies

El ex capitán de las Fuerzas navales británicas, y experto cartógrafo Gavin Menzies en su libro 1421: The Year China Discovered The World presenta la teoría de que la masa terrestre meridional del mapa de Reis es realmente la Antártida y que está basada en cartas chinas anteriores. El almirante Hong Bao habría cartografiado esta costa a las órdenes del legendario almirante Zheng He unos setenta años antes de que Colón descubriera América. La expedición habría tenido como objetivo colocar a todo el planeta bajo el control tributario del emperador chino. La teoría de Menzies ha sido desacreditada por la historiografía científica.

El martillo de Texas o martillo de Londres.

The London Hammer

El conocido como martillo de Texas o de London se podría considerar como uno de los Ooparts más controvertidos que existen. Para sus defensores, la edad de este martillo se podría datar en millones de años, desafiando las creencias establecidas sobre la aparición en el planeta de las primeras civilizaciones humanas. Para sus detractores, el martillo no tiene más que un par de siglos de antigüedad y tan solo se trata de un engaño del personaje que lo custodia, Carl Baugh.

Conozcamos un poco mejor su historia:martillo1

En el año 1934 o 1936 (existen dudas sobre la fecha) una pareja, El Sr. y la Sra. Max Hahn, encontraron  mientras hacían excursionismo, una roca de la que sobresalía un palo de madera, en la ribera de un arroyo en las cercanías del pueblo de London (Texas). Ya el origen del hallazgo se encuentra envuelto en algunas dudas. En principio, no se sabe a ciencia cierta el lugar exacto del hallazgo y la roca madre, de haberla, de donde habría sido extraída la roca que contenía el martillo. La falta de marcas en la roca que envuelve al artefacto hace pensar a los expertos que ésta fue encontrada suelta, sin pertenecer o formar parte a una roca mayor ni estar estratificada. Con lo cual, a pesar de lo que afirman Baugh y sus colaboradores, no existen evidencias de ningún tipo ni se puede probar que la roca formase parte de ningún estrato, y por tanto, las estimaciones de su antigüedad  (Ordoviciano para Baugh. Silúrico para Walter Lang y Bartz), no tienen base alguna en la que asentarse.

Continuando con el estudio del trozo de roca que envuelve al martillo, se puede observar en ella la presencia de pequeños fósiles animales, una concha en incluso lo que parece una especie de proyectil. El estudio de estos restos fosilizados tampoco arroja mucha luz sobre la antigüedad del martillo. Los pequeños animales fosilizados son típicos de la zona y engloban un rango de datación que va desde unas pocas décadas hasta un periodo indeterminado de varios millones de años. Ya que la piedra tiene una composición calcárea, o para entendernos mejor, químicamente soluble, todo lo que ella contiene, fósiles y por supuesto el martillo, podría haber quedado atrapado en ella de forma accidental en periodos relativamente cortos.martillo2

Este tipo de composiciones se han encontrado en muchas ocasiones en otros lugares, generalmente asentamientos mineros, donde la roca fue removida y mezclada con barro arcilloso, con el paso del tiempo esa composición se vuelve a solidificar dando lugar a estratos que contienen elementos nuevos con otros antiguos. En esa peculiar argamasa, como también ha sucedido, se pueden encontrar objetos de todo tipo, restos usados en la explotación minera o simplemente utensilios de la vida cotidiana de los trabajadores.

Por deducción, si se encontrara una cuchara junto a pequeñas almejas fosilizadas de hace varios millones de años, ¿Se podría deducir que la cuchara tiene la misma antigüedad que las almejas? Lógicamente no, conociendo la composición de la roca y su posible origen. A modo de ejemplo se podrían comentar los innumerables proyectiles encontrados en algunos páramos de Inglaterra, integrados en rocas calcáreas similares a las de este martillo. Se podría hacer un estudio de esas rocas y buscar en ellas restos biológicos milenarios para decir que antiguas civilizaciones hacían allí prácticas de tiro, a no ser, claro está, porque se sabe a ciencia cierta que esos proyectiles son de la Gran guerra y que incluso en muchos se puede leer su origen y procedencia. Otro ejemplo, quizás más práctico es otro martillo que se encontró en 2004 en Stromberg, dónde se comprobó que un martillo minero abandonado por más de 200 años en terreno limolítico fue embebido por la roca.

Centrémonos ahora en el martillo en sí, y veamos lo que se puede encontrar en la red sobre su descripción:

[–]El artefacto apareció incrustado en el interior de una roca. La madera se encontraba petrificada y su cabeza de hierro fundida con la piedra que lo alojaba. Ante la escalofriante idea de que el martillo, para terminar en el interior de la roca, debía haberse construido antes de que esta se formase (unos millones de años atrás), los científicos decidieron olvidarla en el Museo Somerwell, de Texas. Posteriormente, análisis realizados sobre el martillo demostraron que el interior del mango estaba carbonizado y que la cabeza (perfectamente formada) había sido construida en hierro con un grado de pureza, solo alcanzable con tecnología moderna.

El mango del martillo muestra no haber estado exento en el proceso de “petrificación” que evidencian los árboles de los bosques texanos. El lento proceso de petrificación prehistórica ocurrida en dicha zona, según los geólogos, data de hace 140 millones de años.  La cabeza, según estudios del Instituto Metalúrgico de Columbia, está conformada prácticamente en un 97 de hierro puro, un 2 por ciento de cloro y umartillo3n 1 por ciento de azufre. Asombrosamente también se comprobó que el hierro había sufrido un proceso de purificación y endurecimiento, propios de una metalurgia del siglo XX.

La porción de piedra que rodeaba la cabeza del martillo también presentó anomalías, pareciendo haberse fundido con algún tipo de recubrimiento (vaina) del martillo. Como prueba física de está supuesto envoltorio se encontró una muesca regular. El análisis químico de esta “vaina” detectó también ciertas cantidades de potasio, silicio, cloro, calcio y azufre. Esta composición contradice a las hipótesis que postulaban que la cabeza del martillo pertenecía al fragmento de un meteorito, dado que los cuerpos de nuestro sistema solar no tienen tal naturaleza química.

El hecho de que la cabeza se haya encontrado fundida en la roca parece acusar que el proceso de incrustación se llevó a cabo bajo condiciones atmosféricas distintas a la actual (diferente presión atmosférica), probablemente según científicos, más concordantes a una época remota. [–]

Veamos ahora estos datos un poco más detalladamente:

Comenzando con el mango de madera, no existen evidencias de petrificación alguna en él, tan solo se pueden observar algunas pequeñas muestras de carbonización en el extremo. La madera empleada y la forma del martillo coinciden con los típicos martillos usados en minería en el siglo XIX en esa zona de Texas. La práctica ausencia de mineralización de la madera podría indicar que ésta es relativamente moderna.

La información sobre la composición de la cabeza es cierta. El martillo se estudió en los laboratorios Batelle en Columbus, Ohio, donde se constató que la cabeza del martillo  constaba de 96,6% de hierro, 2,6% de cloro, y 0,74% de azufre en peso. Baugh sugirió que este perfil sería imposible de duplicar con la tecnología moderna en las actuales condiciones atmosféricas (Helfinstine y Roth, 1994). No opinan así un buen número de geólogos, que tan solo ven una pérdida o abandono de una tecnología metalúrgica específica. Según Helfinstine y Roth (1994) se realizó una “tomografía de rayos X” del martillo en 1992, que no mostró inclusiones o irregularidades en la cabeza. Curiosamente,  Baugh lo interpretó como evidencia de “la metalurgia avanzada” de una cultura pre-diluviana, en lugar de una prueba más de que es un martillo relativamente moderno.

El Mecanismo de Anticitera

El mecanismo de Anticitera es una calculadora mecánica antigua diseñada para el cálculo de la posición del Sol, la luna, y algunos planetas, permitiendo predecir eclipses. Fue descubierto en los restos de un naufragio cerca de la isla griega de Anticitera, entre Citera y Creta, y se cree que data del 87 a. C.

 Imagen original del mecanismo de Anticitera.anticitera1

Investigaciones

Estructura del mecanismo de Anticitera.

Es uno de los primeros mecanismos de engranajes conocido, y se diseñó para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. De acuerdo con las reconstrucciones realizadas, se trata de un mecanismo que usa engranajes diferenciales, lo cual es sorprendente dado que los primeros casos conocidos hasta su descubrimiento datan del siglo XVI.

De acuerdo con los estudios iniciales llevados a cabo por el historiador Derek J. de Solla Price (1922-1983), el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco, aunque estudios posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más “inteligente”.

Empleando técnicas de tomografía lineal, Michael Wright, especialista en ingeniería mecánica del Museo de Ciencia de Londres, ha realizado un nuevo estudio del artefacto. Wright ha encontrado pruebas de que el mecanismo de Anticitera podía reproducir los movimientos del Sol y la Luna con exactitud, empleando un modelo epicíclico ideado por Hiparco, y de planetas como Mercurio y Venus, empleando un modelo también epicíclico derivado de Apolonio de Perga.

No obstante, se sospecha que parte del mecanismo podría haberse perdido, y que estos engranajes adicionales podrían haber representado los movimientos de los otros tres planetas conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno. Es decir, que habría predicho, con un grado más que respetable de certeza, las posiciones de todos los cuerpos celestes conocidos en la época.

Proyecto de investigación Antikytheraanticitera2

 Reconstrucción del mecanismo de Anticitera en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas (fabricado por Robert J. Deroski basándose en el modelo de De Solla Price).

El proyecto de investigación Antikythera, un equipo internacional de científicos con miembros de la Universidad de Cardiff (M. Edmunds, T. Freeth), Universidad de Atenas (X. Moussas. I. Bitsakis) y la Universidad de Tesalónica (J. S. Seiradakis), en colaboración con el Museo Arqueológico de Atenas (E. Magkou, M. Zafeiropoulou) y la Institución Cultural del Banco de Grecia (A. Tselikas), usando técnicas desarrolladas por HP (T. Malzbender) y X-tex (R. Hudland) paraanticitera3 el estudio del mecanismo de Antikythera, desarrolló una fotografía 3D basándose en tomografía computarizada de alta resolución.

El resultado fue que se trata de una calculadora astronómica que predice la posición del sol y la luna en el cielo. El artefacto muestra las fases de la luna en cada mes utilizando el modelo de Hiparco. Tiene dos escalas en espiral que cubren el ciclo Calípico (cuatro ciclos Metónicos, 4 × 19 años) y el ciclo de Exeligmos (3 ciclos de Saros, 3 × 18 años), prediciendo los eclipses de sol y luna. El mecanismo es aún más sofisticado de lo que se creía, con un enorme nivel científico en su diseño.

Gracias a las técnicas actuales, se habría podido entender el funcionamiento del aparato. Basándose en la forma de las letras que pueden leerse en el mecanismo (H. Kritzas) se estableció su año de construcción, entre el 150 y el 100 a. C., más antiguo de lo que se estimaba.

Como Hiparco fue el más importante astrónomo de la época, es posible que ese científico sea quien pensó el complicado mecanismo del instrumento.

Fijación de la fecha de los Juegos olímpicosanticitera4

En el año 2008, Tony Freeth, Alexander Jones, John Steele y Yanis Bitsakis, publicaron en la revista Nature que el mecanismo servía para fijar con exactitud la celebración de los Juegos Olímpicos en la antigüedad. El interior del artefacto contiene una inscripción que indica Nemea (en referencia a uno de los juegos que fueron más importantes), y Olimpia. Con dichos diales se fijaba con precisión la última luna llena más próxima al solsticio de verano cada cuatro años, fecha en la que se iniciaban los juegos.

Nuevas investigaciones

Recientemente, en el año 2010, el grupo de Tacoma-Quilmes, integrado por James Evans y Alan Thorndike de la Universidad de Puget Sound (Tacoma, Estados Unidos) y Christián C. Carman de la Universidad Nacional de Quilmes ha hecho importantes contribuciones. En primer lugar, ha descifrado cómo el mecanismo reflanticitera5ejaba la anomalía solar. Y, en segundo, propusieron una novedosa forma en que se mostrarían los movimientos planetarios. Según ellos, el mecanismo no mostraría su posición en el zodíaco, sino ciertos eventos importantes para los astrónomos (como el comienzo o fin de una retrogradación, la ocultación, etc). Sus contribuciones invitan a proponer la hipótesis según la cual el sistema de epiciclos y deferentes no surgió como respuesta a una exigencia platónica de circularidad de los astros, basada en su divinidad, sino por una razón mucho más terrestre: simplemente como una solución mecánica a la problemática de reflejar con engranajes las regularidades planetarias conocidas por los babilonios.

Inscripciones halladas en un misterioso dispositivo de relojería de dos mil años de antigüedad sugieren que el artefacto se había inspirado en dispositivos anteriores construídos por el gran matemático griego Arquímedes.

El mecanismo pudo haber sido usado por los filósofos para mostrar el funcionamiento del cielo —esto es, enseñar astronomía—, tal como lo señaló Cicerón, que escribió, en el primer siglo antes de nuestra era, acerca de dispositivos de bronce que modelaban erróneamente los movimientos del Sol, la Luna y los planetas alrededor de la Tierra.

 El origen del mecanismo de Anticitera seguía siendo un misterio hasta que recientemente se logró descifrar algunas inscripciones que muestran que su calendario usaba nombres regionales para los meses. Los nombres de los meses concuerdan con los usados en las colonias griegas fundadas por la ciudad de Corinto y el primer candidato es Siracusa, en Sicilia.

 

Moneda de Illinois

Pleistoceno medio (Entre 400.000 y 200.000 años). Cuasi-moneda. Illinois, Estado Unidos. En 1871, William E. Dubois, del Instituto Smithsoniano, informó del hallazgo de varios objetos manufacturados localizados en niveles muy profundos en Illinois. El primer objeto era una especie de moneda de cobre encontrada en Lawn Ridge, condado de Marhall, Illinois. En una carta a la mencionada institución J. W. Moffit, operador de la perforadora, decía que descubrió la moneda a 40 metros de profundidad incrustada en depósitos arcillosos con una antigüedad de entre 400.00 y 200.000 años.moneda

 El Profesor A. Winchell estudió el objeto compuesto de una aleación de cobre desconocida en aquella época. A pesar de la corrosión, la pieza redonda tenía aristas muy netas y uniformes en su espesor. El dibujo representaba una cara femenina coronada y parecía grabado con ácido. En la otra cara, un animal de orejas largas y puntiagudas con una larga cola deshilachada, venía acompañado de otro, parecido a un caballo. En el contorno de las dos caras se divisaban unas letras de escritura desconocida.

La presunta moneda tenia la forma poligonal y estaba grabada por ambas caras. En opinión del investigador W.E. Dubois, la uniformidad del espesor de la moneda se debía a que probablemente fue confeccionada en un taller. El contorno había sido cortado con una cizalla y los cortantes fueron posteriormente limados. Esta moneda parece indicar que en América del Norte se desarrolló una civilización hace unos 200.000 años.