Bastón de mando
El bastón de mando (o vara de mando, también denominado manípulo) es un complemento protocolario que denota en la persona que lo porta, autoridad o mando sobre un grupo o colectivo identitario.
Sus antecedentes históricos arrancan en las primeras civilizaciones, y actualmente son usados en todos los municipios españoles y de otros países por los alcaldes y los tenientes de alcaldes.
Existen otros estamentos civiles y militares que el protocolo histórico le asigna bastones de mando a personalidades concretas. En el caso de los militares: general y coronel; en el mundo judicial: juez y juez de paz.
El bastón, indistintamente a su composición material, se define por los cordones que, según sus colores, identifican la autoridad de su portador.
Bastón de mando del municipio español de Molinicos, en Albacete.
El rasgo distintivo de las personas con poder son muchos y variados pero también actualmente es fácilmente apreciable quién dispone de rango real, no sólo por la indumentaria sino por los adornos o símbolos con los que se complementan. Los símbolos en los estatus más privilegiados socialmente, son tan relevantes como significativos, éstos pueden ayudarnos a saber diferenciar su categoría, sus méritos, su nivel o su jerarquía.
Desde los orígenes de las civilizaciones, los símbolos han sido cuantiosos pero sobre todo necesarios, aquél que posee el poder debe ser visible y reconocible con total independencia de lo que actualmente consideramos riquezas pues en las sociedades tribales se le otorga al jefe, un bastón de mando, una decoración ostentosa en la cabeza, un vestuario distintivo o incluso un tatuaje determinado. Todos estos elementos determinan su grado de relevancia en el grupo y también es fácilmente reconocible para el enemigo o el aliado, es una simple cuestión de practicidad.
En los orígenes por tanto, ya hallamos el bastón de mando como herramienta de poder, pues éste encarna en sí mismo la legitimidad otorgada por la comunidad.
El bastón de mando en la antigüedad
Todas las civilizaciones han entregado a sus gobernantes o regentes elementos de mando, en Egipto el cayado y el flagelo, simbolizaba el poder del faraón y era un rasgo distintivo sólo atribuible a su persona, poseerlo significaba ser legitimado por los Dioses y por los hombres y por tanto eran símbolos sagrados. En Grecia, Zeus, el Dios de Dioses, estaba representado también por elementos simbólicos de poder como el águila, el orbe y el bastón de mando (Hasta). Estos símbolos atribuidos a lo divino tomaron forma en las sociedades y pasaron a simbolizar el poder de un hombre frente a los demás.
Así pues, se podría decir que los motivos que llevaron a escoger éste y no otro elemento pudieron ser dos, uno la representación del poder por su visibilidad frente a los demás, el segundo porque el cayado o el bastón, era el soporte de ancianos y sabios. Con los años, con los siglos, el bastón adquirió diferentes formas y tamaños para posteriormente completarse con otros símbolos representativos que fueran fácilmente reconocibles.
En los orígenes, estos bastones eran creados por materiales naturales y decorados con espigas, ramas, plumas, etc…con el tiempo la madera se convirtió en metales nobles y las decoraciones se perfeccionaron con gemas, grabados y elementos añadidos.
En la monarquía romana el imperium o autoridad era otorgado por los Dioses simbolizándose en el bastón de mando, mientras que durante la república a los cónsules o a los cargos más altos se les ofrecía el imperium domi o el militae, es decir el poder sobre lo civil o sobre las legiones, al ser cargos públicos de duración limitada se ostentaba un poder condicionado por esa duración en el tiempo repartiéndose las atribuciones entre varios cargos para evitar totalitarismos o conatos de rebelión. La representación de ese poder venía delimitada por un bastón corto de marfil coronado por un águila, símbolo de Roma por excelencia. En épocas convulsas o de necesidades específicas el imperium era otorgado a un solo hombre “Dictator” con potestad para la toma de decisiones que atañían a todos los ámbitos incluido el militar. No obstante, con la solución del problema (periodo de 6 meses prorrogables), el dictator debía renunciar a su poder y devolverlos a las estructuras políticas del senado de Roma.
Con la llegada de Augusto y por ende, con el inicio de la época imperial, el emperador tenía potestad legitimada por el senado, de incidir en las cuestiones del ámbito civil, religioso y militar, el llamado “Imperium maius”. El cetro del emperador, simbolizaba su poder total sobre todas las cuestiones de Estado, confeccionado en metales nobles y encabezado por figuras de águilas, eran acompañados por otros símbolos como el Orbe (soberano del mundo) o por una victoria alada.
Con la llegada del cristianismo, los símbolos paganos fueron sustituidos por elementos cristianos como la cruz, que simbolizaban el poder de Dios sobre los hombres y la legitimación del regente.
Las coronas, los bastones de mando o las capas púrpuras, son símbolos ancestrales de la ostentación del poder. Disponen de un origen tan antiguo como el propio hombre y permiten diferenciar el primero de todos, sea una tribu, un país o un imperio. Nada ha cambiado, sólo hay que echar un vistazo para contemplar que el poder sigue otorgándose símbolos diferenciales. Conocer sus orígenes es reubicarlos en la historia.
El bastón de mando es un complemento protocolario que denota en la persona que lo porta, autoridad o mando sobre un grupo o colectivo. Es tradicionalmente el signo de un mariscal de campo o un general, dependiendo los grados superiores existentes en cada ejército. Por lo general están fabricados en madera, pero los hay también combinados en maderas y metales o simplemente forjados en metal.
Los antecedentes más antiguos que se conocen del bastón de mando como símbolo de autoridad, se remontan a la época de los lacedemonios bajo el nombre de <<Escitalo>> siendo potestativo del que ostentaba el mando de las fuerzas, el cual también era utilizado por el comandante supremo como instrumento para la transmisión de textos encriptados. Básicamente, se trataba de un cilindro de madera de aproximadamente 40 centímetros de longitud y grosor variable, en el que se enrollaba una cinta de modo que lo cubriera en toda su extensión. A continuación se escribía la misiva y, al desenrollarse, quedaba totalmente ilegible para todo aquel que no tuviera otro de las mismas dimensiones, con lo que se evitaba que pudiera leerse en caso de caer en manos enemigas.
El escitalo era una vara de madera sobre la que se enrosca una tira de cuero o de pergamino, tal como se muestra en la figura, Cuando se desenrosca del escitalo (vara de madera) del emisor, la tira de cuero parece llevar una lista de letras al azar: S, T, S, F… Sólo al volver a enroscar la tira alrededor de otro escitalo con el diámetro correcto reaparecía el mensaje.
Cenotafio de Marcus Caelius, centurión de la Legión XVIII, muerto a los 53 años en la batalla del Bosque de Teutoburgo ( 9 d.C.) Caelius es representado vestido con su uniforme militar, con PHALERAE (un tipo de condecoración militar), armillae (un tipo de pulsera), y una corona cívica (un premio por salvar la vida de un compañero ciudadano), mientras que en la mano derecha, tiene una vitis (bastón otorgado a todos los centuriones). A cada lado de su imagen se aprecian sus esclavos, Privato y Thiaminus.
Sceptrum Imperii – Cetro imperial
Uno de los modelos más famosos de bastones de mando se produjo durante el Tercer Reich, mariscales y grandes almirantes llevaron bastones ceremoniales, especialmente fabricados por joyeros alemanes. Siete estilos fueron otorgados a 25 individuos. Hermann Göring recibió dos bastones de estilo diferente para sus promociones Mariscal de campo y Mariscal del Reich.
Detalle del bastón de mariscal de Francia otorgado durante el Primer Imperio Napoleónico.
Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel (1507-1582) Gran Duque de Alba, en un cuadro de Tiziano, portando el típico bastón de mando o bengala del reino hispánico.
Mariscales de Campo del Tercer Reich luciendo sus bastónes de mando: en primer plano, los comandantes de las cuatro fuerzas dentro de la Wehrmacht: Reichsmarschall Hermann Göring (Luftwaffe), el Generalfeldmarschall Wilhelm Keitel (jefe del OKW), Großadmiral Karl Dönitz (Kriegsmarine) y el Reichsführer-SS Heinrich Himmler (SS). Atrás los Generalfeldmarschall Erhard Milch y Fedor von Bock.
Bastón de mando del Generalfeldmarschall Maximillian Freiherr von Weichs
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