Precolombina
Geoglifos de Lluta
Se ubican a 13 Km. al noreste de Arica. En el valle de Lluta se agruparon estas obras en paneles sobresaliendo las representaciones antropomorfas (hombre gigante y hombre chico de Lluta) con un singular patrón estilístico.
La figura tipo alcanza hasta 50 metros de longitud, posee rasgos formales esquematizados; cabeza de perfil, cuerpo y extremidades de frente. Se asocian figuras de llamas, felinos, monos, sapos, águilas y otros.
La destacada posición de la figura humana junto a los animales señalaría que estos ideogramas sirvieron como sistema de comunicación en función de tráfico regional entre la costa y el altiplano.
Ubicados en el Valle de Lluta, a 10 Km. al norte de Arica, estos geoglifos forman parte de los más reconocidos de toda la zona, dado a su gran número, extensión y antigüedad, que llaman la atención de cientos de visitantes.
El Águila, la Rana, el Gigante, el Hombre Chico y el Pájaro figuran entre los más conocidos de Lluta, característicos por poseer grandes dimensiones que van desde los 30 a los 60 metros de ancho. Todos hechos con la técnica positiva o aditiva y fueron hechos teóricamente durante el periodo de desarrollo local o cultura Arica entre los 1100 y 1400DC. En este caso las figuras se realizaron por acumulamientos de piedras, existen otros denominadas de raspado.
Llama Herders of Tiviliche, Chile
19°32 ‘56.64″ S 69°58’ 4.67″ W
Near Tiviliche, Chile, usted puede encontrar este geoglifo de un par de pastores de llamas y su manada. El pastor de llama gordo a la izquierda agita sus armas, mientras el flaco a la derecha corre con la manada. El geoglifo es probable un producto del Atacameños, y es más de 500 pies de largo de juntando los dos extremos.
Geoglifos de Pintados
Los geoglifos de Pintados son una serie de geoglifos ubicados en la pampa del Tamarugal, en la Región de Tarapacá, Chile. Se ubican aproximadamente a 94 kilómetros de distancia de Iquique, en la comuna de Pozo Almonte.
Los geoglifos de Pintados, declarados Monumento Nacional, que representan 384 figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas, alcanzando los cinco kilómetros de longitud.
En la comuna de Pozo Almonte, a 94 kilómetros de la ciudad de Iquique, I región del país, podemos maravillarnos con los Geoglifos de Pintados. Es un sitio arqueológico de alto interés científico que hoy es resguardado por la Corporación Nacional Forestal CONAF. Durante mucho tiempo e incluso hoy día está expuesto a la temible destrucción por parte de los visitantes que, desconociendo su valor cultural, remueven las piedras que representan figuras con un claro objetivo de comunicación.
Mucho se ha especulado con respecto a su utilidad. Incluso se planteó en más de una oportunidad que sirvieron como señales para los extraterrestres. Lo cierto es que los habitantes de la Pampa y el desierto fueron unos comunicadores solidarios, estas figuras servían como guía a las grandes caravanas que provenían del altiplano y pasaban por la Pampa del Tamarugal.
Pintados, ubicado a unos 1.035 m.s.n.m., tiene 355 figuras de las cuales 137 corresponden a formas geométricas, 97 son zoomorfas y 121 antropomorfas. En Cerros Pintados se puede observar claros senderos que fueron parte del sistema de rutas, por lo general con una buena cantidad de llamas, que cruzaban el desierto para conectar la costa con la pampa, valles, quebradas, cordillera y el altiplano andino en forma continua.
Los Geoglifos cumplieron una función clave en estas rutas. Son señalizaciones de ruta, avisos de aproximación a las aguadas, identificadores de pertenencia, de ritos, de etnias o ritos vinculados a las caravanas. También pueden interpretarse algunas como figuras netamente simbólicas que hoy podemos encasillarlas como manifestaciones de arte propias de nuestra especie, donde lo recreativo juega un importante papel.
La figura de rombo escalonado presente en Cerros Pintados y en otros sitios con geoglifos, sirve para explicar los circuitos caravaneros, frecuentes en todo el territorio de Tarapacá. De acuerdo al patrón estilístico es posible establecer algunos contactos y relaciones culturales con Tiwanaku, interpretándose como un sitio religioso panandino que cubre todo el escenario y espacio andino en el período medio, intermedio y tardío, es decir entre los 500 al 1450 años D.C.
Líneas del Titicaca
Como las famosas Líneas de Nazca, geoglifos en el desierto del sur de Perú que pueden observarse en avioneta, unas enigmáticas figuras han aparecido en las cercanías del lago Titicaca, desveladas gracias a las imágenes de Google tomadas por satélite.
La investigadora italiana Amelia Carolina Sparavigna, de la Universidad de Turín (Italia), se sirvió recientemente de esta herramienta de Internet para divisar una red de geoglifos gigantes (inscripciones en la tierra) con formas de aves y otros animales que ocupaban las tierras cercanas al lago que comparten Perú y Bolivia.
El director de Cultura de la región fronteriza peruana de Puno, Gary Mariscal, explicó a Efe que hay indicios de una iconografía asociada a un tipo de técnica agrícola preinca, tal y como recoge un artículo de Sparavigna difundido en Internet.
Para cultivar la tierra, la cultura Pukara (entre los siglos II a.C. y II d.C.) utilizó los waru waru o camellones, alteraciones del terreno que, mediante pequeños montículos, se inundaban en época de lluvias para captar agua y también permitían acomodar los cultivos situados encima de los terraplenes.
Según Mariscal, ya se conocían estas formaciones en la zona, pero nunca antes se habían tomado en imágenes por satélite, las cuales todavía deberán ser estudiadas con más detenimiento.
Por el momento, un equipo del Ministerio peruano de Cultura consiguió desplazarse, con ayuda de un GPS, al lugar de una de las figuras señaladas por la investigadora de la Universidad de Turín.
A las afueras de la ciudad de Puno, los arqueólogos peruanos encontraron algo parecido a la cabeza de un cóndor, aunque el director regional de Cultura consideró prematuro decir que se trata de un geoglifo.
Mariscal afirmó que aún se necesitan estudios que verifiquen el simbolismo de los camellones en esa área del altiplano andino, donde se cree que también podría haber otros restos arqueológicos.
No obstante, descartó que las figuras puedan ser observadas desde el aire, como ocurre con las líneas de Nazca, debido a la gran distancia con que fueron tomadas las imágenes por satélite.
Las líneas de Nazca tienen otra connotación, menor envergadura, sostuvo Mariscal, en alusión a los dibujos de hasta trescientos metros de largo trazados por una civilización preincaica que se desarrolló en la costa sur de Perú entre los siglos I y VI de nuestra era.
En el caso de las líneas del Lago Titicaca, el propio estudio de Sparavigna abre la puerta a futuras interpretaciones y resalta que el hallazgo contradice la opinión de que las tierras de alrededor del lago eran improductivas para la agricultura.
Los antiguos labradores del Titicaca no sabían que los montículos eran la prueba material de las habilidades de sus ancestros, hasta que en 1981 el investigador Clark Erickson reconoció el significado de los waru waru, dice el artículo.
Así, las fotografías tomadas muestran los ojos y cabezas de aves, junto a cuerpos de serpientes y erizos, sólo visibles a travé
s del ojo de Google Maps sobre una superficie total de 120.000 hectáreas.
Ante la dimensión de este descubrimiento, Mariscal confesó que está intentando ubicar a la especialista para que le ayude a encontrar todos los geoglifos y poder así declararlos patrimonio cultural de la nación.
Después, señaló, será cuestión de lograr financiación para proteger a las nuevas figuras del Titicaca.
Imagen de Mapas de Google: un geoglyph cerca del Lago de Titicaca, Perú. Esta imagen muestra un área clara cubierta por una red de waru-warus, es decir de ‘los campos levantados – terraplenes separados por canales – cerca del Lago de Titicaca. Este es una técnica agrícola antigua usada por la gente Andean que comienza del primer milenio A.C… Note que la estructura de la red es creada después de una planificación cuidadosa. Cada campo levantado es aproximadamente 10 metros de grande y más de cien mucho tiempo.
Esto parece una serpiente, el estanque como su ojo y una lengua bifurcada. Más en waru-warus: arXiv:1009.4602 [pdf] Geoglyphs de Titicaca como un ejemplo antiguo de diseño gráfico, Amelia Carolina Sparavigna, y arXiv:1009.2231 [pdf] landforms simbólico creado por terraplenes antiguos cerca de Lago Titicaca, Amelia Carolina Sparavigna
La doctora Sparavigna, investigadora del Departamento de Física del Politécnico de Turín, Italia, explica que localizó a través de imágenes satelitales de Google Earth formas de aves diseñadas en una red de andenes, que fueron muros pétreos incaicos de contención construidos en las pendientes con fines agrícolas y un estudiado sistema de drenaje. El área en cuestión es de unas 120 mil hectáreas. “En realidad, algunas de las formas de terreno cercanas al lago Titicaca son notabilísimas, tienen un claro significado simbólico y se las puede considerar geoglifos”, explicó la investigadora a Con Nuestro Perú. Se trata de “un maravilloso ejemplo de forma de terreno resultado de una red verdaderamente gigantesca de terraplenes: esta red cubre un total de 120 000 hectáreas de terreno cercano al lago Titicaca, lo que emerge como fruto de un esfuerzo agrícola casi inimaginable de las antiguas poblaciones de los Andes”, indica.”Los restos de campos prehistóricos de cultivo elevados proporcionan, entonces, indicios de impresionantes capacidades de ingeniería de los pueblos que vivieron allí en tiempos prehispánicos”, señaló la Dra Sparavigna a Con Nuestro Perú.
En las imágenes se pueden apreciar pendientes de colinas cruzadas con paredes de terrazas y superficies cubiertas de trabajo en el terreno. Sparavigna subrayó que los ojos de los animales son estanques y que la mejor forma de verlos es a través de imágenes satelitales.
Se desconoce la antigüedad de los geoglifos, pero Sparavigna destacó que constituyen un esfuerzo agrícola casi inimaginable de los antiguos pobladores de la zona para mejorar las condiciones del suelo.
Pero buscando imágenes para esta nota me encontré con que el nombre del lago Titicaca viene de titi: gato montés, y karka: roca, dicho en lengua quechua antigua y aymara y lo más sorprendente es la coincidencia de el nombre y la forma del lago, semejante a un gato cazando, vean la imagen satelital:
Y si le dieron el nombre por su forma cómo es posible que la hayan visto si sólo se puede ver esa imagen desde el espacio??? Pues tal vez sea sólo una coincidencia.
Mariscal explicó que se ha detectado una cabeza muy similar a la de un cóndor y puede afirmar que existen evidencias arqueológicas de la tecnología Waru Waru, correspondientes al periodo intermedio temprano Pukará, cultura que abarcó un periodo comprendido entre el siglo II A.C. y el siglo II D.C.
Manifestó que con la ayuda de un GPS, en el campo, se constató restos de tecnología agrícola, gracias a las vistas satelitales, las cuales guardan relación con las imágenes.
Dijo que se requiere realizar un trabajo completo de investigación arqueológica mucho más completo, que se realizará posteriormente, siguiendo las imágenes expuestas en el libro de Sparavigna.
Parihuana del Titicaca
Todo parece cogido por los pelos, y que solo son conjeturas.
Líneas de Nazca
Líneas de Nazca
14°41′18″S 75°7′23″O
Fotografía realizada por Maria Reiche, una de las primeras arqueólogas en estudiar las líneas, en 1953.
Las líneas de Nazca se encuentran en las Pampas de Jumana, en el desierto de Nazca, entre las poblaciones de Nazca y Palpa (Perú). Fueron trazadas por la cultura Nazca y están compuestas por varios cientos de figuras que abarcan desde diseños tan simples como líneas hasta complejas figuras zoomorfas, fitomorfas y geométricas que aparecen trazadas sobre la superficie terrestre. En Palpa hay líneas similares, pero no tan conocidas.
Desde 1994 el Comité de la UNESCO ha inscrito las líneas y geoglifos de Nazca y de Pampas de Jumana como Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, en los últimos años han sufrido graves daños por la construcción de la autopista panamericana y las rodadas de todoterrenos.
Sus primeros habitantes moraron en la zona hace 10.000 años. Allí se desarrollaron mucho después diversas culturas como la de Paracas, de Nazca y Tiahuanaco costeño.
En Perú, a 450 kilómetros al sur de Lima y cerca del océano Pacífico, se encuentran las pampas de Ingenio, Nazca, Palpa y Socos. Entre Palpa y Nazca, en la pampa de Socos, se ubican estas líneas trazadas en el suelo, cuya anchura oscila entre los 4 dm y 21 dm. Es una tierra entre negruzca y rojiza que se torna violácea al anochecer. Un semicírculo de cerros en la lejanía conforman un gigantesco anfiteatro natural abierto hacia el poniente.
En esta región miles de líneas se extienden por 520 km², y algunas incluso se prolongan hasta un área de 800 km².
Las longitudes de las líneas son variables, llegando a medir algunas hasta 275 m de largo.
Técnicamente las líneas de Nazca son perfectas. Las rectas encierran una perfección con unas pequeñas desviaciones a lo largo de kilómetros. Los dibujos están bien proporcionados, sobre todo si se piensa en sus dimensiones. Estas líneas también son testimonio de un gran conocimiento geométrico de los antiguos habitantes de esta zona, por lo cual se declararon patrimonio cultural de Perú.
Imagen satelital de las líneas de Nazca.
Los nazcas pudieron usar cuerdas para no desviarse en el trazo de las cerca de 1.000 rectas –algunas de varios kilómetros de largo– y dibujaron las cerca de 800 figuras animales mediante la traslación de modelos realizados a escala a grandes cuadrículas hechas con estacas y cordeles. Luego, el excepcional clima de la región –donde prácticamente no llueve– premió el ingenio de aquellos humanos preservando su obra.
Las pampas de Jumana están situadas a una altura de 330 msnm y mantienen una temperatura media anual de 25 grados centígrados en una de las zonas más secas del planeta, lo que ayuda a conservar los dibujos. El aire caliente actúa como un “colchón” que impide que las líneas se borren porque obliga al viento a cambiar su dirección.
Desde tierra, estos diseños pasan desapercibidos. Estas líneas solamente pueden ser observadas en toda su inmensidad desde el aire, al sobrevolar el desierto a por lo menos doscientos metros de altura. Sin embargo, hay que destacar que los vuelos sobre la Líneas de Nazca son de gran peligrosidad dada la gran cantidad de accidentes en el último tiempo.
La primera referencia a dichas figuras pertenece al conquistador Pedro Cieza de León en 1547. Pedro de Cieza de León vio “señales en algunas partes del desierto que circunda Nazca”, pero la ciencia no las descubriría hasta que el hombre empezó a volar. Después de que Cieza de León observara “señales” sobre la llanura desértica, el corregidor Luis Monzón quiso darles un sentido y escribió en 1568 que las líneas eran carreteras.
Aunque pueden ser vistas parcialmente desde las colinas próximas, los primeros en distinguirlas fueron pilotos militares y civiles peruanos. En 1927 el arqueólogo Toribio Mejía Xesspe realizó la primera investigación científica sobre las líneas. Mejía Xesspe conjeturaba que se trataba de “seques” o caminos sagrados. En 1939 prosigue sus investigaciones el historiador estadounidense Paul Kosok, quien las considera “centros de culto y ceremonia”. Este enigma le entusiasmará hasta su muerte en 1959. Su discípula, la matemática alemana María Reiche (1903-1998), que dedicó 60 años al estudio de los geoglifos, aventuró la hipótesis de que dichos dibujos tenían un significado astronómico, podía tratarse de un gigantesco calendario. Henri Stierlin en su libro Nazca. La solución de un enigma arqueológico (1983) plantea que las rectas funcionaban como telares y las figuras tenían un carácter protector. Aunque la hipótesis no ha sido demostrada, la obra es una aproximación sensata al enigma de Nazca.
El escritor suizo Erich von Däniken las dio a conocer en 1968 en Recuerdos del futuro, libro del cual vendió millones de ejemplares. Las consideraba una de las pruebas de que el hombre había recibido en la Antigüedad la visita de extraterrestres que habían influido en la Historia. Según esta particular visión del pasado, Nazca era un complejo para el aterrizaje de las naves de unos visitantes que el ser humano había después convertido en dioses. La idea fue pronto refutada, ya que no cuadraba que unos prodigiosos visitantes volasen en unas naves que necesitaran de largas pistas, algo propio de los sencillos aviones terrestres. Además parece bastante difícil presentar como una pista de aterrizaje la espiral de la cola de un mono, por mucho que el simio mida 135 metros, o el zigzagueante cuello de un gigantesco pájaro de 300 metros. Tras demostrarse lo descabellado de su idea, pasó a defender que se trataba de una obra indígena concebida con el objeto de propiciar la vuelta de los dioses extraterrestres. Curiosamente, a pesar de lo que afirma Von Däniken, los arqueólogos descartaron desde el principio que se tratara de carreteras y que fueran incas nunca lo han contemplado, porque los incas todavía no existían cuando fueron hechas. Es posible que los nazcas sólo quisieran que su obra se viera desde el cielo porque consideraban las alturas el lugar donde está la morada de los dioses, idea que han compartido muchas civilizaciones a lo largo de la historia.
El primer estudio de campo serio sobre estos dibujos se debe, tras cinco temporadas de trabajo de campo, equipo arqueológico de la Fundación Suiza Liechtenstein para las Investigaciones Arqueológicas en el Exterior, encabezado por los arqueólogos Markus Reindel y Johny Isla Cuadrado desde 1996. Han documentado y excavado más de 650 yacimientos y han conseguido trazar la historia de la cultura que generó estos dibujos, además de darles un sentido científico.
Vistas de cerca, estas líneas se convierten en simples surcos en el suelo. Las características geológicas de la pampa propician que no sea necesario mucho más para obtener un resultado visible. La superficie está compuesta por una capa de guijarros de un color rojizo oscuro causado por la oxidación, que cubre otra de un color amarillento claro. La coincidencia de los motivos de la cerámica nazca con las figuras dibujadas en la llanura ha llevado a lo arqueólogos a concluir que las líneas fueron hechas entre 200 antes de Cristo (aC) y 600. Los nazcas se limitaron a retirar las piedras superiores siguiendo un trazado que previamente habían señalado con estacas, unidas por cordeles, a partir de un modelo a escala menor y unas dosis de geometría. Las piedras eliminadas eran acumuladas en pequeños túmulos que todavía se conservan. El método de trabajo ha sido completamente reconstruido a partir de las pruebas recogidas por las expediciones arqueológicas.
El aprovisionamiento de agua jugó un importante papel en la región. Las excavaciones han sacado a la luz pequeñas cavidades en los geoglifos en las que se han encontrado ofrendas religiosas de productos agrícolas y animales, sobre todo marinos. Los dibujos formaban un paisaje ritual cuyo fin debió ser propiciar la invocación del agua. Además se han encontrado estacas, cordeles y ensayos de figuras. De estos elementos tan simples se sirvieron los antiguos pobladores de Nazca para trazar los dibujos. Asimismo, hay que recordar que es una de las zonas más secas del mundo lo que favorece la conservación de los dibujos.
Son numerosas las figuras que se hallan en Nazca, particularmente en la Pampa de San José: figuras geométricas, meandros, representaciones animales, vegetales y humanas, laberintos, y otros dibujos geométricos.
Lo más representativo son los dibujos de animales: aves de entre 259 y 275 metros de largo (colibríes gigantes, cóndores, la garza, la grulla, el pelícano, la gaviota, el loro y otras), un mono, una araña, un caracol, una lagartija, una ballena de 27 metros, un perro con patas y cola largas, una figura antropomorfa, dos llamas, etc. En la categoría de reptiles, un lagarto, que fue cortado al construirse la carretera Panamericana Sur, una iguana y una serpiente. Muchos de los dibujos se encuentran mezclados con líneas y espirales.
Figura antropomorfa (que algunos identifican con un astronauta).
Casi todos los dibujos fueron hechos en la superficie llana; sólo hay unos pocos en las laderas de las colinas. Casi todas las figuras que se sitúan en las laderas representan hombres. Algunos están coronados por tres o cuatro líneas verticales que quizás representen las plumas de un tocado ceremonial (algunas momias peruanas llevaban tocados de oro y plumas).
Las figuras de las laderas aparecen menos definidas que las del desierto quizás porque las piedras que han rodado por la ladera han borrado los detalles.
Más de treinta son los geoglifos hasta hoy encontrados en las Pampas de Nazca. Los dibujos son menores en cantidad comparados con los diseños geométricos que consisten en cientos y cientos de líneas, triángulos y cuadrángulos que ocupan grandes extensiones de terreno. Su técnica de construcción fue cuidadosa mediante la que los topógrafos del pasado llevaron las líneas a cerros y barrancos sin desviarse de su dirección original.
La profundidad de las líneas nunca excede 30 cm y algunas son simples rasguños en la superficie, pero aun así pueden ser reconocidas cuando el sol está bajo y el relieve se acentúa.
Es una lástima que, debido a la inconsciencia de propios y extraños, algunas de ellas ya presentan deterioro. Debido a su gran valor cultural, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994, es necesario protegerlas, por eso su visita debe ser controlada y guiada. Existen múltiples compañías, webs, etc., al efecto. Una de las webs recomendada, española, que te informa ordenada y extensamente del lugar y sus posibilidades, alrededores, excursiones, viajes, etc., es: https://www.lineasdenazca.es/.
La representación de una orca hallada en 2013 es el geoglifo más antiguo de las Líneas de Nazca
Por Guillermo Carvajal
Foto Johny Isla/Ministerio de Cultura del Perú/ Deutsches Archäologisches Institut
Desde 1997 el Instituto Arqueológico Alemán ha estado estudiando las famosas Líneas de Nazca en colaboración con el Instituto Andino de Estudios Arqueológicos. En 2013, antes de finalizar la última campaña de investigaciones, descubrieron una nueva representación figurativa que parecía ser un animal marino en Palpa, a unos 400 kilómetros al sur de Lima.
Ahora, una vez reunida toda la documentación y finalizados los trabajos de restauración y conservación del hallazgo, los investigadores proponen que se trata de la figura de una orca, también conocida como ballena asesina.
El geoglifo tiene apenas 60 metros de largos, no es de los mayores de la zona, donde hay unos 1.500, pero su importancia radica en que los científicos lo consideran el más antiguo del período Nazca, que se extiende entre el año 200 a.C. y el 600 d.C.
El descubrimiento plantea además interrogantes como ¿por qué se representó un animal marino en medio del desierto a 60 kilómetros de la costa? Incluso los símbolos que aparecen en la parte inferior del animal desconciertan a los expertos. De igual modo que la cabeza-trofeo que corona la figura y de las que hay ejemplos en vasijas de cerámica, evidencias del culto a los antepasados.
Los arqueólogos opinan que este geoglifo puede indicar un cambio de época en la historia precolombina de la zona, posiblemente creado por una cultura anterior a los Nazca. Su datación, basada en el análisis del suelo y la técnica mixta empleada, lo sitúa en torno al año 200 a.C.
Y es que algunas partes del conjunto se realizaron en forma de relieve negativo, es decir, retirando las piedras para que fuera el suelo el que formase la imagen. Otras partes se hacen visibles en relieve positivo, apilando piedras del entorno para crear el contrastre. Este sistema correspondería a la cultura Paracas, que se extendería entre el 800 y el 200 a.C. al sur del Perú, y cuyas pinturas rupestres mostraban ya figuras de aves, peces y humanos.
Foto Johny Isla/Ministerio de Cultura del Perú/ Deutsches Archäologisches Institut
Lo que todavía no está claro es si las pinturas rupestres sirvieron de modelo a los dibujos sobre el suelo o se crearon en paralelo. Solo a finales del período Nazca los geoglifos se redujeron a líneas geométricas que se extienden a lo largo de kilómetros y solo pueden ser vistos en su totalidad desde el aire.
Así, según los arqueólogos, la cultura Nazca sería descendiente de la de Paracas, reaccionando ante el avance del desierto y produciéndose un cambio social, climático y económico, al tiempo que se trataba de preservar y aumentar el caudal de agua procedente de los Andes.
La piedra del Sol
La Piedra del Sol es un disco monolítico de basalto con inscripciones alusivas a la cosmogonía mexica y los cultos solares. Es común e incorrectamente llamada Calendario Azteca. Probablemente fue un cuauhxicalli (recipiente ceremonial) o un temalácatl o altar de sacrificio gladiatorio, involucrado probablemente en la festividad mexica Tlacaxipehualiztli. Mide 3,60 metros de diámetro, 122 centímetros de grosor y pesa más de 24 toneladas.
Probablemente en náhuatl fue llamada Ollin Tonatiuhtlan que significa “Tonatiuhtlan de Ollin” o “Sol de Movimiento”. Esta manera de llamarle tiene relación con la forma en que, según la cosmogonía mexica, se espera termine la era del Quinto Sol; los cuatro anteriores llevaban por nombre la manera en que ese sol finalizaría; se dice que “Ollin Tonatiuh” finalizará con una serie de terremotos.
No se ha determinado la ubicación original exacta de este monumento pero se sabe que se encontraba en algún sitio de la plaza principal de Tenochtitlan, donde se encontraban el Templo Mayor y los principales edificios de culto y poder político.
La Piedra del Sol fue descubierta el 17 de diciembre de 1790 en el costado sur de la Plaza Mayor de la ciudad de México, en un área cercana a la acequia que corría por el costado meridional del Palacio Nacional. Durante los trabajos de nivelación de la plaza, en 1790, se descubrieron las dos “piedras” más famosas de la antigüedad indígena: la Coatlicue Máxima y la Piedra del Sol o Calendario Azteca. La Coatlicue quedó arrumbada en el patio de la Real Universidad y después se volvió a enterrar, y el Calendario fue adosado a un muro de la Catedral.
La Piedra del Sol es uno de los monolitos más antiguos que se conserva de la cultura mexica, cuyo tallado fue fechado alrededor del año 1479. En el Templo Mayor de México-Tenochtitlan, probablemente ocupó un destacado lugar colocado sobre uno de los templos llamado Quauhxicalco. Antes del reciente descubrimiento del monolito de Tlaltecuhtli, dios-diosa de la tierra, con sus 4 por 3,57 metros de altura y que se encuentra actualmente en proceso de salvamento y restauración, se pensaba que la Piedra del Sol era el más grande en dimensiones.
El primer estudio sobre la Piedra del Sol lo hizo Antonio León y Gama en 1792. Desde entonces, se han realizado infinidad de estudios sobre el monolito. Una de las preguntas que constantes sobre esta escultura calendárica es si su posición era horizontal o vertical. Ahora se sabe que la posición de la Piedra del Sol debía ser horizontal y mostraba la imagen del relieve solar como en muchos otros monumentos de forma cilíndrica. También se han hecho varias propuestas sobre el valor numérico de cada uno de los elementos presentes en el relieve, de tal manera que gracias a complicadas operaciones matemáticas, se supone que el monolito representa la suma de observaciones astronómicas y es el resultado de complicados cómputos calendáricos.
Tras su descubrimiento, la Piedra del Sol se colocó en el muro del costado poniente de una de las torres de la Catedral metropolitana. Aquí, la escultura se deterioró no sólo por estar al aire libre sino sobre todo porque, según los cronistas de la época, la gente lanzaba inmundicias y fruta podrida al relieve calendárico. Incluso los soldados que ocuparon la ciudad de México mataban el tiempo “tirando al blanco” al rostro de la deidad.
En 1885 los militares del gobierno porfiriano desprendieron el monolito del muro de la Catedral, para conducirlo al salón principal del Museo Nacional, que estaba ubicado (desde el gobierno de Maximiliano) en uno de los patios del Palacio Nacional, con salida a la calle de Moneda. El Calendario Azteca se convirtió en la pieza central de la “Galería de Monolitos”, que se fundó en 1887.
Piedra del Sol es un monumento de carácter solar que muestra elementos relacionados con el transcurrir del tiempo. El diseño de esta enorme escultura se compone de una imagen central rodeada de cinco círculos concéntricos. En cada una de estas bandas circulares aparecen elementos que conforman el sentido simbólico de connotación calendárica de este relieve.
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