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Sepulcro prehistórico de Huerta Montero en Almendralejo

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Sepulcro prehistórico de Huerta Montero en Almendralejo

El sepulcro prehistórico de Huerta Montero se encuentra a las afueras de Almendralejo, concretamente en la calle Vereda Corona del polígono industrial Tierra de Barros, tras su descubrimiento en 1988 se ha estado investigando, excavando y esperando a tener financiación para acondicionarlo para ser visitado, finalmente, a finales del 2011 se abrió al público como un atractivo turístico más de la ciudad, hasta la fecha el acceso es gratuito pero hay que concretar las visitas guiadas en la oficina de información turística de Almendralejo.

Tras el descubrimiento por parte del agricultor en 1988, la Universidad Popular de Extremadura con Francisco Blasco al frente realizó las excavaciones y la conservación necesaria para poder disfrutar del sepulcro que hoy en día se puede visitar, en los restos arqueológicos se pueden apreciar varios tramos, un pasillo alargado que se adentra en una cámara circular, allí se han encontrado restos de hasta 109 personas de varias generaciones distintas, todo ello gracias a que esta tumba de enterramiento colectivo era casi subterránea, quedando la falsa cúpula que lo protegía al aire, así cuando dejó de usarse y mantenerse, al colapsarse la cúpula se selló el interior y gracias a ello se han encontrado restos de huesos, cerámicas, y objetos de la época en buen estado.

La ubicación del sepulcro de Huerta Montero no fue al azar, a 2,5 kilómetros se encontraba un poblado fortificado sobre el Cabezo de San Marcos y este sepulcro era el lugar donde colectivamente se enterraban a las familias del mismo, entre los restos óseos se han encontrado multitud de ídolos placa fabricados en pizarra, amuletos, pendientes, cuchillos, colmillos de jabalí, conchas del mar y otros enseres de la Edad del Cobre.

Era habitual en la Edad del Cobre orientar las tumbas de tal manera que los rayos del sol penetrasen en la cámara durante los días 21 y 22 de diciembre coincidiendo con el solsticio de invierno, el comienzo del invierno, el amanecer de un sol nuevo, un año nuevo, lo curioso es que este hecho aún se puede observar en el sepulcro de la Huerta Montero, durante la visita guiada se apagan las luces y se coloca una pantalla de tal manera que al encender un foco desde el exterior se puede observar como los rayos de luz penetran hasta el interior de la cámara funeraria como si fuese 21 de diciembre.

 

 

 

 

 

Cada Navidad, este sepulcro de casi 5.000 años se ilumina

Descubierto por casualidad en medio de unos viñedos, el sepulcro de Huerta Montero, en la localidad extremeña de Almendralejo, es una de las construcciones megalíticas más singulares de la península ibérica. Con una antigüedad de unos 4.650 años, este sepulcro es visitado por centenares de turistas que, durante el solsticio de invierno, quieren ver cómo los rayos del Sol iluminan la estancia principal de la construcción.

Durante el solsticio de invierno la luz del sol entra por el corredor principal del sepulcro de Huerta Montero.

Considerado uno de los sepulcros mejor conservados de la península ibérica, Huerta Montero, localizado en la localidad pacense de Almendralejo, en Extremadura, es, sin lugar a dudas, una maravilla de la Prehistoria peninsular. Construido hace alrededor de 4.650 años, Huerta Montero fue utilizado como un espacio de enterramiento colectivo y de culto. En él se encontraron los restos, muy deteriorados, de 109 individuos (uno de ellos colocado en posición fetal) acompañados de diversos amuletos y objetos de valor.

Utilizado en dos momentos distintos, con una diferencia de 500 años, en la actualidad Huerta Montero levanta una expectación sin igual ya que durante el solsticio de invierno visitantes llegados de todos los rincones de España, incluidos los propios habitantes de Almendralejo, se reúnen para contemplar cómo los rayos del Sol penetran por el corredor de la cámara del sepulcro. ¿A qué es debido este fenómeno? “Es por su orientación”, afirma Isabel García, responsable de la oficina de turismo de Almendralejo e integrante del equipo arqueológico que excava en Huerta Montero.

Avanzadas Técnicas constructivas

Isabel García explica que el terreno donde se asienta Huerta Montero no era más que un viñedo en el año 1988. “Un señor que le estaba vendiendo un tractor a otro le enseñó que el vehículo funcionaba introduciendo el arado en la tierra, de forma que movió una piedra de gran tamaño. En aquella zona, el suelo está compuesto por arcilla y caliza y no hay piedras grandes“. Y así se localizó el sepulcro. Nada más saberse la noticia, un grupo de arqueólogos se acercó hasta el lugar y cada fin de semana, de manera voluntaria, empezaron a excavar.

Nada más saberse la noticia del hallazgo, un grupo de arqueólogos se acercó hasta el lugar donde tuvo lugar el descubrimiento.

La luz del Sol penetra en el interior del sepulcro durante el solsticio de invierno.

Pero ¿qué hace tan especial Huerta Montero? En primer lugar, que se encuentra en su estado original. Según Isabel García, “no ha habido ningún tipo de reconstrucción posterior gracias a las técnicas constructivas y de mantenimiento que emplearon quienes lo levantaron: una especie de ‘hormigonera prehistórica’ que permitía la mezcla de arcilla y caliza con agua, creando una masa con la que cubrían las paredes de la tumba dando consistencia a la estructura con la intención de que durara en el tiempo”.

Para García, la segunda característica importante de Huerta Montero es que sus antiguos constructores parecían poseer amplios conocimientos de geometría y astronomía. “Mientras estábamos excavando el sepulcro nos dimos cuenta de que, por su orientación, la cámara se iluminaba con el Sol de invierno, de manera que todos los restos óseos que encontramos y que posteriormente fueron trasladados al Museo Arqueológico quedaban bañados por la luz solar”.

García apunta además que “al no haberse conservado la bóveda original, actualmente podemos disfrutar del Sol más días, pero en el pasado, cuando la tenía, es posible que el interior solo se iluminara los días 20, 21 y 22 de diciembre. Los días exactos del solsticio de invierno. Aquellas comunidades de la Edad del Cobre rendían culto al Sol e identificaban a sus antepasados como unos mediadores entre ellos y el astro rey”, finaliza.

 

Sepulcro Prehistórico de Huerta Montero. Almendralejo, Badajoz, Extremadura

El Sepulcro Prehistórico de Huerta Motero, es un Dolmen tipo Tholos, construido hace 4.600 años, pertenece a la Edad del Cobre o Calcolítico, periodo situado entre el Neolítico y la Edad del Bronce.

Los rituales funerarios se caracterizan por los enterramientos colectivos en megalitos. Esta tradición aparece en el Neolítico, y en la Edad de Bronce se vuelve al enterramiento individual.

Durante este periodo se produce un aumento de la población. Aparecen nuevas formas cerámicas, como los grandes platos de borde engrosado. La cantidad de hachas y cazuelas en piedra pulimentadas aumentan en los yacimientos. Comienza la deforestación de los bosques para tierras de cultivo y pastos para el ganado. Aparece la metalurgia, se fabrican los primeros útiles de cobre.

La tumba colectiva de Huerta Montero se halla en medio de la Vega de Harnina, que durante el Calcolítico poseía un poblado fortificado con varias líneas de muralla en el “Cabezo de San Marcos” y una aldea a sus pies. Además de pequeñas aldeas más alejadas como la de este sepulcro prehistórico que se encuentra a 2,5 km del poblado principal. Los yacimientos arqueológicos encontrados en la zona, nos atestiguan que ha sido poblada desde el IV milenio a.C. hasta nuestros días.

La tumba colectiva de Huerta Montero se construyó en la primera mitad del tercer milenio a.C. Representa un a evolución del tipo de sepulcro dolménico hacia un modelo de dimensiones más reducidas, donde se aplican nuevas técnicas constructivas desarrolladas durante el Calcolítico, como el tapial y la cubierta de falsa bóveda.

Este sepulcro se diferencia de la mayoría de las tumbas de esta época, por haberse construido en el subsuelo, siendo la falsa cúpula y el túmulo que la cubría las únicas partes aéreas. El carácter subterráneo, permitió que al derrumbarse la bóveda, se sellara todo su contenido, que se ha preservado en buen estado hasta nuestros días.

Como otras muchas tumbas de la Edad del Cobre, está orientada para que el sol penetre hasta la cámara el día 21 o 22 de diciembre, al amanecer del solsticio de invierno.

Se hallaron las losas que cerraban las puertas del corredor. También se excavaron los restos de 115 personas enterradas, con sus ajuares, que aportan una información muy valiosa sobre los rituales funerarios del momento. Por los huesos de animales domésticos, vaca, cabra, oveja y perro encontrados en la tumba, posiblemente se trate de una sociedad ganadera.

Rampa escalonada y vestíbulo

Rampa escalonada

Se accede a la tumba por una rampa escalonada excavada en el caleño y la arenisca. Tiene una longitud de 5m y un ancho de 0,9m, con orientación sureste. Los escalones son de factura tosca muy irregulares, y se hacen más pronunciados conforme nos acercamos al vestíbulo.

Vestíbulo

En los últimos 3 m antes de la entrada a la tumba, el suelo continúa descendiendo con una rampa suave. Junto a la entrada tiene dos ortostatos a cada lado. La losa que está apoyada en el muro del vestíbulo, es la que cerraba la tumba.

Zona del corredor

Zona del corredor

El corredor se construyó con la técnica tradicional megalítica,  a base de losas dispuestas en sentido vertical (ortostatos), y techado con losas dispuestas horizontalmente, formando una cubierta adintelada. Tiene 4 m. de recorrido, 9 ortostatos en la pared suroeste y 8 en la pared noreste. Esta dividido en tres tramos, separados por dos puestas, halladas con sus losas. Para los ortostatos y las losas del corredor se usaron piedras más dura, el gneis de tonos rojizos. La altura aumenta según nos acercamos a la cámara.

Cámara funeraria

Cámara funeraria

La planta de la cámara traza un círculo irregular de 4,40 m x 4,60 m con una altura de 1,5 m. La pared es de tapial, que en su estado primitivo quedaba 2/3 partes oculto por losas de pizarra fijadas con barro. El suelo de la cámara se preparó con un enlucido de barro muy duro, aplicado de forma irregular sobre la arenisca. Encima se arrojaron pequeños trozos de pizarra verdosa. La cámara se cubrió con una falsa bóveda formadas por hiladas de aproximación de piedras. El diámetro de las sucesivas hiladas es cada vez menor, hasta que se produce el cierre de la cúpula. Actualmente sólo se conserva la primera hilada.

Postes de referencia para el trazado de la tumba

En tres agujeros de 20 cm de diámetro hallados en la capa caliza, se conservan algunas piedras que sirvieron para colocar postes de madera. El trazado de la línea que une los tres postes, apunta a la dirección del nacimiento del sol en el solsticio de invierno, orientación muy similar a la del eje longitudinal de la cámara.

Primer momento de enterramientos

La fecha de C.14 sitúa el inicio de los enterramientos hace 4.650 años, en el III milenio a.C. Aparece toda la superficie de la cámara llena de restos humanos, constatándose a cuatro individuos en posición fetal. Se encontraron restos de 75 individuos, 42 adultos y 33 niños o jóvenes. La esperanza de vida era de 23,47 años. Junto a los restos se halló un ajuar rico y variado.

 

Segundo momento de enterramientos

Por las muestras del C.14 data entre 4.220 y 3.720 años desde el presente. Los huesos se encuentran al fondo de la cámara formando una figura de media luna. Los cráneos y huesos más largos se sitúan en la zona central, mientas que los huesos pequeños se sitúan en los extremos. Se encontraron restos de 34 individuos, 23 adultos y 11 niños o jóvenes. La esperanza de vida era de 21,5 años, menor que los individuos de la primera ocupación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Huerta Montero – Almendralejo – Badajoz  

El sepulcro de hace 4.600 años que anuncia la Navidad y el resurgir del Sol. En estos días del año, los rayos de sol penetran en el corredor del sepulcro, iluminando la cámara circular que llegó a acoger los restos de hasta 109 personas enterradas con multitud de amuletos y objetos de valor. Por su orientación, la cámara se iluminaba únicamente durante el solsticio de invierno, los días 20, 21 y 22 de Diciembre con el Sol de invierno de forma que todos los cuerpos allí enterrados quedaban iluminados como símbolo del renacimiento.

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