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Historia

Toros de Guisando

Toros de Guisando: Ubicación

Cerro de Guisando
El Tiemblo Ávila Castilla y León España

Construcción: Edad de Hierro: Hacia el siglo II a.C.

Autor: Pueblo vetón

Características

Tipo: Conjunto escultórico vetón

Los Toros de Guisando son un conjunto escultórico vetón que se ubica en el cerro de Guisando, en el término municipal de El Tiemblo, en la provincia de Ávila (España).

Se datan entre los siglos II y I antes de Cristo, con preferencia a la creación en el siglo II a. C., durante la Edad del Hierro.

Se trata de cuatro esculturas realizadas en granito que representan cuadrúpedos, identificados como toros o verracos (cerdos sementales), con preferencia a la suposición de que se trata de toros, ya que algunas de las piezas presentan, en la cabeza, oquedades consideradas para la inserción de cuernos.

Las cuatro esculturas se encuentran costado contra costado, formando una línea en dirección norte-sur y todas ellas mirando hacia el oeste, a la loma del cerro de Guisando, del que reciben su nombre, dejando a sus espaldas el arroyo Tórtolas, frontera natural que separa las comunidades de Castilla y León y Madrid.

La importancia de la ganadería para la subsistencia del pueblo vetón hace suponer que estas estatuas eran protectoras del ganado, aunque ésta es solamente una de las muchas teorías planteadas en torno a la función de estas esculturas. Localizados en el término municipal de El Tiemblo, en Ávila, los cuatro Toros de Guisando son una de las mejores manifestaciones artísticas de la España pre-romana. Estas figuras fueron realizadas entre los siglos IV y I antes de Cristo, en plena Edad del Hierro. Durante esta etapa, el pueblo de los vetones está asentado en las provincias actuales de Badajoz, Cáceres, Salamanca y Ávila. Pueblo fundamentalmente ganadero, los vetones se establecían en lugares en los que abundaba el agua y el pasto para sus rebaños. El ganado -vacas, toros, cerdos- y la caza -jabalíes-, les procuraba carne, leche, cuero y estiércol, productos de importancia vital. De ahí que erigiesen toscas representaciones, llamadas verracos, de cerdos, jabalíes y toros, como éstas de Guisando. Realizadas en bloques de granito, las cuatro figuras, de más de dos metros y medio de largo, miran alineadas hacia el atardecer y al cerro del que toman nombre, estando situadas en la margen izquierda del arroyo Tórtolas. Aunque poco elaboradas, algunas de ellas dan muestra de un incipiente realismo, pues poseen agujeros para insertar los cuernos y unos suaves surcos paralelos que indican los pliegues del cuello del animal. La gran duda que nos queda acerca de estos cuatro enigmáticos verracos es su función, pues pudo tratarse de esculturas con fines religiosos o funerarios, o bien ser protectoras de los rebaños, dotadas de una finalidad mágica o bien como simples hitos en las cañadas o marcadores territoriales.

Los Toros de guisando son cuatro esculturas de toros, tallados en piedra granítica, de 2 metros y medio de longitud, cuyo origen se desconoce ¿Vetones?

Su datación nos lleva al siglo II ó III a.C. Su origen todavía está en discusión. Se encuentran en un paso de la Cañada Real, paso estratégico de la Meseta Norte a la Meseta Sur por el ganado de la época, hoy en día en desuso. Cerca se encuentra una calzada prerromana y una necrópolis visigoda.

Su significado se asocia a un templo dedicado al dios Tauro, animal de gran fuerza, nobleza y virilidad, que se ha venerado a lo largo de la Historia en muchas Culturas; al mirar los cuatro toros al oeste, podrían indicar el cambio de estación por donde se oculta el sol en invierno; o podrían formar parte de la entrada de un centro de culto o centro sagrado. Hay quien los interpreta como símbolos protectores de los ganados.

En la península Ibérica el toro se ha representado desde tiempos paleolíticos, por lo que no es de extrañar que esculturas de estos animales sirvan de veneración.

Algunos autores sostienen que su autoría se debe a los vetones, pueblo ganadero asentado en la provincia de Ávila, que asumieron la cultura tartésica. O porqué no, los propios tartesos podían haber tallado los toros. El toro era un animal muy popular en la Cultura Tartesa, además su relación con los fenicios podría haber afianzado la importancia del toro como animal a venerar. Otro pueblo que influyó mucho en la cultura tartésica es la de los cartagineses, sacrificaban vidas humanas en adoración al toro.

Tartessia vive su esplendor entre los siglos VIII y V a.C. y es gracias a la obtención del bronce, así como la extracción de oro y plata, lo que les hace importantes, pues dichos metales y su calidad son muy codiciados por los pueblos de las orillas del Oriente Próximo, concretamente Fenicia y Grecia. Por tanto cualquiera de estos pueblos podrían haber sido los autores de los toros de Guisando.

Referencias literarias

Los Toros de Guisando han estado presentes en obras literarias españolas de todos los tiempos. Miguel de Cervantes los cita varias veces en Don Quijote de la Mancha, en tanto que Federico García Lorca recurre a su valor emblemático en su obra Llanto por Ignacio Sánchez Mejías:

…y los toros de Guisando,
casi muerte y casi piedra,
mugieron como dos siglos
hartos de pisar la tierra.

Tratado de los Toros de Guisando

El paraje da nombre al Tratado de los Toros de Guisando que allí se firmó en el siglo XV entre el rey Enrique IV de Castilla y su hermana Isabel (la futura reina Isabel I de Castilla, más conocida como Isabel la Católica), por el que aquel reconocía la proclamación de ésta como Princesa de Asturias y, con ello, heredera al trono de Castilla.

Murallas de Zamora

Murallas de Zamora

Localización: Zamora

La muralla de Zamora es una edificación con funciones de muralla defensiva que parapeta la ciudad de Zamora prácticamente desde sus inicios como ciudad. La muralla sufre varias modificaciones de trazado a lo largo de su historia, una debida a los sucesos bélicos que rodean la historia de la ciudad, otra debida al crecimiento constante de la población y su consiguiente ensanche. A partir de 1868 pierde su condición de muralla defensiva de la ciudad.1 Pocos años después el arquitecto Segundo Viloria realiza por primera vez un plano de la ciudad indicando su recorrido.2 La fortaleza de las murallas y la resistencia pasiva a un eventual ataque hizo que la ciudad tuviera el apelativo de: “la bien cercada“. Se han producido en los paramentos diversos eventos relevantes de la historia de la ciudad, algunos como el día de Zamora o posteriormente el cerco de la misma.3 En la actualidad apenas se conservan restos de la muralla del período musulmán y de la reconquista. En 1949 se la declara dentro del programa de protección de patrimonio español, y en 1985 dicho decreto se corrobora con la ley sobre Patrimonio Histórico Español.4

La muralla muestra una secuencia de recintos en la ciudad. El primer recinto del siglo XI va desde la punta más occidental hasta la plaza Mayor. El segundo recinto se finaliza en el siglo XIII y abarca una extensa área que cubre al este de la ciudad. El tercer y último recinto, construido a finales del siglo XIV, se prolonga en el sur de la ciudad y cubre las áreas en torno al Puente Nuevo.

Historia

La ciudad de Zamora está situada en una zona de cierta importancia desde el punto de vista defensivo y económico, pues al estar elevada y cercada por el valle del Duero, sus habitantes pudieron controlar, desde su fundación, tanto la llegada de invasores como las rutas comerciales: vía de la Plata.

Primeras Murallas

Las excavaciones arqueológicas realizadas muestran que existieron unas murallas cuando la ciudad era un castro romano, e iban desde la Puerta de Olivares hasta la Iglesia de San Ildefonso. Las murallas romanas se confirman por unas excavaciones realizadas en 1504 que sacaron a la luz lápidas que acabaron en la fachada del Ayuntamiento Viejo.5 No existen referencias de la existencia durante la ocupación, de los suevos primero y los visigodos en el siglo VI. Sin embargo, su protagonismo se documenta tras la invasión musulmana de la Península Ibérica y durante la reconquista.6 Es posible que el rey asturiano Alfonso I tomara la ciudad denominada Semure a los musulmanes, sin preocuparse de repoblarla.

Reconquista y el primer recinto

La construcción de las murallas primitivas se inicia según las fuentes medievales en el año 893 durante el reinado de Alfonso III. Es este rey repuebla la zona del valle del Duero con gentes de León y mozárabes Toledo. Se construyen burgos, barrios y también murallas. La ciudad de Zamora era uno de los centros cristianos más importantes en el siglo X. La primera muralla va desde el Alcázar has la iglesia de San Ildefonso. Se aprovecha el fuerte desnivel de cotas de los sectores norte y sur de la ciudad. La seguridad de las nuevas defensas atrae a nuevos pobladores al mismo tiempo que se convierte en un nuevo objetivo militar. Uno de los ataques musulmanes a la ciudad se realiza en el año 901, cuando la ciudad es asediada por Ahmed-ben-Moavia (conocido como Abul Kassin) siendo su balance tan sangriento en ambos bandos que se acaba denominando: el Día de Zamora.7 En el 939 las tropas de Abderramán III vuelen a atacar en la batalla de Alhandic (denominada también del foso de Zamora) logrando entrar en la ciudad.8 En 980 las tropas de Almanzor logran entrar de nuevo en el recinto amurallado, invadiendo la ciudad hasta que en 1002 la abandona al rendirse Almanzor en la batalla de Calatañazor. Esta fue la última invasión que recibe la ciudad proveniente del Al-Ándalus.

El monarca Fernando I dota en 1061 de un fuero a la ciudad, e inicia la construcción de una nueva muralla mucho más amplia. Se divulga la visión de ciudad inexpugnable. La finalización de la cerca se produce durante el reinado de Alfonso VI. El perímetro que encierra esta muralla se denomina: el primer recinto de Zamora. Abarcando la meseta rocosa de la ciudad en lo que podría considerarse el espacio románico de la actualidad. De la muralla de este primer recinto apenas queda muestras. En el interior de este perímetro inicial se encontraban los edificios más representativos, la administración, la religión, las leyes, las sedes del poder político. En el eje este-oeste va creciendo la ciudad con el establecimiento de nuevos burgos y pueblas, una de las más importantes eran la Puebla del Valle. Van apareciendo las iglesias entorno a los burgos. Se consolida la ciudad como residencia de la nobleza (caballeros) actuando en ella como el grupo de poder. Al morir Fernando I reparte su reino y entrega a su hija Urraca la ciudad de Zamora en herencia:

Allá en Castilla la Vieja

un rincón se me olvidaba,

Zamora tiene por nombre,

Zamora la bien cercada;

de un lado la cerca el Duero,

de otro Peña Tajada,

del otro veintiséis cubos,

del otro la barbacana.9

En el romancero aparece la Peña Tajada (zona que va desde el castillo hasta la Puerta de la Feria), que junto con las peñas de Santa Marta eran parte natural de la tectónica de las murallas, cumpliendo su misión defensiva. En el romance enumera los cubos, un total de veintiséis, lo que da idea de la longitud del perímetro amurallado. Estimado su perímetro en una longitud de 2.420 metros, ocupando un total de 25 hectáreas de terreno. A lo largo de ella se desarrollaban las ocho puertas y varios portillos auxiliares. Tras esta herencia de Urraca se produce el Cerco de Zamora y un duro asedio por las tropas de Sancho II durante el cual la ciudad resistirá durante meses, hasta que éste muere asesinado el día 7 de octubre de ese año 1072 por Bellido Dolfos. Tras el regicidio huye Bellido y se adentra en la ciudad por el denominado: portillo de la Traición, tras él va el Cid. Tras él el caballero Diego Ordóñez de Lara dolido lanza el desafío a la ciudad: “quien a traidor sostiene, es traidor como el que la face”.10 Este asedio dejó el dicho popular “No se ganó Zamora en una hora”.

Expansión: Segundo recinto

El auge de la ciudad va trayendo a nuevos habitantes, la ciudad sigue creciendo en el siglo XIII. Se extiende la nueva muralla desde los torreones de Santa Ana hasta el de San Pablo. Se trata del denominado segundo recinto. Las obras de construcción se iniciaron en el año 1230, cercando El Burgo, que era una zona urbana muy poblada, y en su interior se entremezclaba el caserío con huertos y eras. Aparece la plaza Mayor como centro urbano, desde este espacio radian calles principales de la ciudad: calle de Santa Clara y San Torcuato, Balborraz. Es posible que una porción de la muralla quedara debilitada por una riada del Duero acaecida en el año 1250. La ciudad adquiere un carácter de verdadera ciudad; se inicia y concluye la construcción de una nueva catedral en el siglo XII. Van surgiendo nuevos arrabales: Puebla del Espíritu, San Lázaro, San Frontis, la Vega.

Se asienta una importante población judía en El Valle.11 Se realizan numerosas fundaciones monásticas y conventuales en el siglo XIII. La fama de Zamora “la bien cercada” es divulgada por Juan Gil de Zamora, amigo personal de Alfonso X “el Sabio” y preceptor de Sancho IV escribe dos libros exaltando las glorias de Zamora; al primero lo titula Liber de praeconiis civitatis Numantiae y, al segundo, Thesis nodosa an Zamora sit Numantia. Compara la ciudad con Numancia causando una confusión con su ubicación que no se aclara hasta mediados del siglo XIX.12 La ciudad de finales del XIV tiene ya poco protagonismo en la lucha contra los musulmanes, pierde su significado de frontera.

Tercer recinto

Tras la reconquista y la repoblación de los extremos del Duero es cuando adquiere su actual idiosincrasia: diferentes cercos que se superponen y que incluyen dentro de sus perímetros las diferentes ampliaciones de la ciudad. En la decisiva Batalla de Toro para los Reyes Católicos, la ciudad junto con sus murallas tuvieron relevancia. La ciudad a finales del siglo XVI alcanza la cifra de 10.000 habitantes. Población que se reduciría a la mitad en el siglo XVII debido a las sequías que afectaban a las cosechas del valle del Duero, las epidemias, las guerras. Durante la Guerra de las Comunidades de Castilla tiene la muralla un protagonismo defensivo.13 La Alcazaba se destruye a fines del siglo XV (se extendía desde la calle de los Herreros hasta la Plaza de Claudio Moyano) y algunas de sus piedras se emplearon en la construcción del Palacio de los Condes de Alba y Aliste (actual parador). Ya en el siglo XIV y XV aparecen nuevas formas de combate y asedio, entre ellas unas piezas de artillería denominadas bombardas, capaces de horadar las murallas de sillería.

Edad Moderna y su declive

El paso de la Edad Media a la Edad Moderna hace que pierda su funcionalidad defensiva casi en su totalidad, pero la representación de ideas que suponen los muros -poder, supremacía- hace que se mantenga conservada. Se puede observar la configuración de la muralla en sellos.14 En 1571 Anton van den Wyngaerde la dibuja por encargo de Felipe II (al igual que en 1756 haría Joseph Augier).

Durante la Guerra de Independencia fue reforzada para contener las embestidas del ejército galo. Sin embargo, a partir de aquí pierde cualquier tipo de importancia estratégica. En 1868 el ministerio de Guerra hace concesión de la muralla al de Fomento.15 Muchos de los muros, en zonas donde se conserva la muralla, fueron derribados y reconstruidos en diversas épocas, en algunos lugares se ha variado sensiblemente su trazado, como es el caso del tramo entre el Portillo de la Traición y la Avenida de la Feria o en las Peñas de Santa Marta. Simultáneamente se van derribando puertas para dar paso a nuevas formas de transporte. A finales del siglo XIX, comienzos del XX, las murallas suponían un freno tanto al transporte como al ensanche de la ciudad.

Estado actual

Muralla de Zamora vista desde el Parque del Castillo.

Desde finales del siglo XIX y durante prácticamente la primera mitad del siglo XX, la muralla es abandonada e incluso destruida para ganar suelo a la colina donde se asienta la ciudad. A partir del Decreto de 22 de abril de 1949 se la declara dentro del programa de protección de patrimonio español, y en 1985 dicho decreto se corrobora con la ley sobre Patrimonio Histórico Español.4 Del primer recinto se destruyeron las Puertas de San Martín, el Portillo de las Lonjas y la Nueva de San Juan. Se conservan muy parcialmente la de Mercadillo o del Carmen, la de San Cebrián y la de San Pedro. Y se conserva muy trasformada la de Zambranos.

En cualquier caso, se conservan alrededor de 3 km del recinto amurallado en buen estado. De hecho, las almenas de la muralla son parte del reclamo turístico de la ciudad, y no pocos turistas se fotografían en ellas en los diversos parques y plazas que se integran a lo largo de esta construcción. Actualmente se halla en proceso de restauración y reconstrucción, liberándose zonas que habían quedado ocultas por construcciones nuevas y consolidándose otras que habían dado lugar a ensanche de calles.

Puertas

Los lienzos de la muralla tuvieron en su momento puertas de acceso a la ciudad, conocidas como lugares de reunión, intercambio económico, o simplemente puntos estratégicos. Algunas de esas puertas son:

Murallas del segundo recinto mostrando tres de sus cubos.

Muralla desde la cuesta, mostrando la atalaya de San Cipriano.

La Puerta de Doña Urraca.

Thimlich

Thimlich, Kenia

 Thimlich Ohinga es un complejo de ruinas de piedra en el condado Migori, el oeste de Kenia, en el este de África.[1] Es uno de los 138 sitios que contienen 521 estructuras de piedra que fueron construidos alrededor del Lago Victoria región en Kenia.[Cita requerida] El principal recinto de Thimlich Ohinga tiene paredes que varían de 1,0 a 3 metros de espesor, y de 1 a 4,2 metros de altura.[2] Las estructuras fueron construidas a partir de bloques sin labrar, rocas y stonesset en su lugar sin mortero.[2] Los densamente poblados piedras de enclavamiento. El sitio se cree que tiene más de 550 años de edad.[3] El área está ocupada los Luo. ‘Thimlich’ significa “bosque denso aterrador” en Dholuo, en el lenguaje de los Luo[2] [3], plural significa “Ohingni ” Ohinga ‘” una gran fortaleza “en (Dholuo)

Habitantes y estilo arquitectónico

Las personas que hablaban una lengua bantú posiblemente proto Luhya / gusii habitaron la zona durante un tiempo antes de que misteriosamente libres antes en algún momento justo antes, durante o después de la expansión de los Luo en el área. El Kisii (que viven cerca de Thimlich Ohinga) y el Maragoli, Bunyore (dos ramas de las personas Luhya) descienden de tres hombres llamados gusii, Mulogoli y Anyore respectivamente. Estos tres hombres fueron los hijos de un hombre llamado Andimi. Los Maragoli, Kisii y BaNyore la gente se asentó esta parte del sur-oeste de Kenia en algún momento del siglo 13 o el 14 antes de la llegada de los Luo hace 300 años.[2] Después de la expansión de los Luo en el área, que eran más numerosos en ese momento, los tres grupos étnicos se separaron formalmente en tres, con la dirección sur Kisii y el Maragoli (o Valogooli / Balogooli) y el Banyore (o Vanyole) en dirección hacia el norte.

Los migrantes de Uganda, Ruanda, Sudán y Burundi se cree que tienen también hizo su camino a través de la zona, algunos de los cuales terminó yendo hacia el sur en Tanzania. Fue desalojada por última vez durante la primera mitad del siglo XX.[4]

El estilo arquitectónico de la Thimlich Ohinga refleja el estilo de construcción de la Gran Zimbabwe Imperio, 1.900 millas/3.600 kilómetros al sur de Zimbabwe, aunque de menor tamaño. Otra diferencia es que la arquitectura Gran Zimbabwe fue construida con piedras de forma, sin embargo, al igual que Thimlich Ohinga, la utilidad de mortero parece haber sido evitado. Thimlich Ohinga es un ejemplo de la arquitectura defensiva de la sabana, que con el tiempo se convirtió en un estilo tradicional en varias partes del Este y Sur de África. Retrata prácticas homesteads de piedra y un sistema comunal, centralizado de control, que se ha difundido en la región del Lago Victoria. Formas posteriores de esta arquitectura de paredes de piedra se pueden ver en algunas casas tradicionales en el oeste y el sur-oeste de Kenia.[5]

Las historias orales sugieren que Thimlich Ohinga fue construido por los entonces habitantes, y que servia como protección contra los extranjeros en Kadem, áreas Kanyamwa, así como de los vecinos grupos étnicos de lo que hoy es Tanzania – pero como los nombres sugieren, (Kadem es un ejemplo de un nombre Luo) los nombres actuales se produjo después de los Luo comenzó a habitar la zona. Por razones aún desconocidas, Thimlich Ohinga fue abandonado por los constructores originales. Con el tiempo, otras comunidades se trasladaron a la zona en el período entre los siglos 15 y 19. y los que vivían dentro de los complejos de ellas mantiene mediante la reparación y modificación de las estructuras. La re-ocupación y la reparación no interfirieron con la preservación de las estructuras. Aparte de ser una fortaleza defensiva, Thimlich Ohinga era también un centro económico, religioso y social.[Cita requerida] La investigación arqueológica llevada por los Museos Nacionales de Kenia ha dado a conocer la fabricación de productos como la cerámica, y también contenían huesos humanos y animales.[cita requerida]

Dentro de las estructuras, son particiones de diversos tipos, como pasillos, recintos y depresiones más pequeñas. Algunos de los compartimentos incluyen secciones de juegos donde los hombres juegan a juegos como ‘Ajua’, y piedras de moler, donde las mujeres muelen el grano.[Cita requerida] corrales para ganado vacuno, ovejas, cabras, pollos, patos, gallinas de Guinea y muros de contención para los jardines eran también construida.[cita requerida]

Las entradas se realizan a propósito pequeño, por lo que los posibles intrusos serían rápidamente sometidos por los guardias en una torre de reloj cerca de la entrada. Es fácil de escanear todo el complejo de la torre de vigilancia construida a partir de rocas levantadas.[2]

Habitantes de Thimlich Ohinga también tuvieron fuertes laterales más pequeñas que tenían casas, áreas de comida, corrales de animales, y un granero.[6]

Etimología

Neville Chittick, el ex director del Instituto Británico de Historia y Arqueología en el este de África, documentó el sitio en la década de 1960. Los investigadores de los Museos Nacionales de Kenia comenzaron a trabajar en el sitio en 1980. Una vez llamado “Valle Liare” después de un valle al noreste de la zona, Thimlich Ohinga fue declarado como Monumento Nacional de Kenia con su nuevo nombre en 1981. El nombre fue cambiado porque ‘Liare Valle’ no describe la ubicación exacta del sitio.

Localización

Thimlich Ohinga se encuentra 181 kilómetros al sur de Kisumu en Migori condado, en una suave pendiente de la colina 46 kilometros al noroeste de Migori ciudad cerca de las minas del Macalder. Los otros 137 sitios que se parecen a ella se concentran en las áreas de Karungu, Kadem-Kanyamkago, Gwassi, promontorios Kaksingiri Lake, Kanyidoto y Kanyamwa.[7]

Conservación

El Kenya Wildlife Service, y el Museo Nacional de Kenia han designado Thimlich Ohinga un sitio de conservación. Animales salvajes como gallinas de guinea, diversas especies de monos, aves y antílopes viven en los bosques que rodean el sitio. El Museo Nacional de Kenia presentó una solicitud a la UNESCO, en nombre del gobierno, solicitando la inclusión de Thimlich Ohinga paisaje cultural en el patrimonio de la humanidad.[7]

Thimlich Ohinga es un raro ejemplo, a principios de la arquitectura defensiva de la sabana que condujo a este tipo de diseño de convertirse en un estilo tradicional a través de África Oriental. Es un ejemplar de las prácticas de piedra de pared y de un sistema comunal, centralizado de control, que se ha difundido en la región del Lago Victoria de Kenia. Construido como un pueblo fortificado, Thimlich Ohinga sirve funciones defensivas, económicas, religiosas y sociales. La investigación arqueológica ha descubierto mucho sobre la estructura urbana y la fabricación de bienes realizadas dentro de la comunidad. Como antiguo centro urbano, muchas comunidades que rodean afirman tener una conexión con la historia de Thimlich Ohinga, amplificando así su importancia cultural local.

Pirámide en Kazajistán

Pirámide en Kazajistán

Arqueólogos descubren una tumba con forma piramidal de la Edad del Bronce en Kazajistán Publicado por Aníbal Clemente Cristóbal el agosto 18, 2016 a las 1:36pm

Un grupo de arqueólogos kazajos han descubierto un mausoleo en forma de pirámide en la región de Karaganda, en el centro de Kazajistán, que data de la Edad del Bronce, entre los siglos XII y XIV a.C.

“Hemos encontrado un gran grupo de enterramientos. Hay como 30”, detalló este martes el responsable de la excavación, Igor Kukushkin a la agencia de noticias Efe y añadió que existe “una gran tumba en forma de pirámide en el centro del grupo, que pertenece, presumiblemente, al líder. Además de otras de sepulturas que son más pequeñas”.

Respecto al contenido del hallazgo, Kukushkin detalló que “encontramos un pequeño grupo de huesos humanos que se encuentran dispersos en torno a los enterramientos. Probablemente, los ladrones desperdigaron los huesos por las tumbas en busca de objetos de valor”.

El equipo de arqueólogos encontró también dos cráneos, uno de los cuales se encuentra “muy bien conservado”, según explicaron luego de informar el descubrimiento.

“Entregaremos estos cráneos a antropólogos para que puedan determinar la edad y el sexo.

Esperamos encontrar más restos humanos”, agregó. La pirámide encontrada en la estepa kazaja muestra rasgos similares con las pirámides de Egipto, según explicaron los expertos. “Nuestros arqueólogos han desenterrado un mausoleo único. Las formas de la majestuosa estructura enterrada es similar a la de las famosas pirámides de Egipto, especialmente a la pirámide de Zoser”, aclaró el arqueólogo Viktor Novozhenov.

Los científicos encontraron también un cuchillo de bronce, una punta de flecha, agujas, utensilios de cerámica y huesos de animales en el sitio de la excavación, agregó el arqueólogo.

“Construyeron la pirámide hace alrededor de 3.500 años para un ‘faraón’ local, el poderoso caudillo de una tribu”, explica el arqueólogo Víktor Novozhénov.

Un equipo de arqueólogos ha encontrado un complejo funerario en el distrito de Shet (Karaganda, Kazajistán) que posee una pirámide parecida a las egipcias, a pesar de que el lugar se encuentra a unos 6.300 kilómetros de El Cairo, según informburo.kz.

El lugar incluye un mínimo de 27 construcciones de diferentes épocas, mientras que los restos de la pirámide principal, la tumba de Begazin, poseen cinco niveles de peldaños de piedras y cerca de siete metros de diámetro. En su estado original, este inmueble se parecía mucho a la pirámide escalonada del faraón egipcio Zoser, pero los especialistas afirman que es 1.000 años más antigua.

Aunque los científicos descubrieron las construcciones el año pasado, “los trabajos para abrir la tumba principal comenzarán dentro de pocos días”, según ha asegurado el arqueólogo Víktor Novozhénov, quien ha explicado que los habitantes de la zona “construyeron la pirámide hace unos 3.500 años para un ‘faraón’ local, el poderoso caudillo de una tribu”.

Los especialistas entregarán todos los restos encontrados durante las excavaciones al museo arqueológico de la Universidad Estatal de Karaganda.

Un equipo de arqueólogos está excavando en Kazajistán una pirámide escalonada o mausoleo cuya antigüedad aún están intentando determinar. La tumba había sido saqueada, pero encontraron vestigios en sus cercanías, entre ellos piezas cerámicas, que podrían ayudar a acotar su marco temporal.

Esta pirámide escalonada podría remontarse a hace unos 3.000 años, y es la tumba de un individuo de elevada posición, quizás un rey. Las pirámides más antiguas del mundo se cree que fueron construidas en Egipto hace unos 4.700 años.

El arqueólogo Victor Novozhenov, de la Universidad Nacional Kazaja, forma parte del equipo que se encuentra excavando la pirámide, y ha declarado a Ancient Origins que ya casi han concluido su trabajo.

En algunos artículos online se afirma que la pirámide podría ser la más antigua del mundo conocida hasta el momento, aunque el Dr. Novozhenov lo ha negado. La pirámide kazaja, por ejemplo, no es tan antigua como la pirámide escalonada de Zoser, construida en Egipto hacia el 2700 a. C. La pirámide de Zoser es mucho mayor y tiene seis escalones, en lugar de los cinco de la pirámide kazaja.

El Dr. Novozhenov, de la Universidad Nacional Kazaja, está trabajando a las órdenes de Igor Kukushkin, del Instituto Saryankinsky de Arqueología con sede en Karagandá, ciudad cercana al yacimiento en el que se encuentra la pirámide.

“Está hecha de piedra y tierra, y reforzada con losas en su superficie exterior” apunta el Dr. Novozhenov en declaraciones recogidas por Live Science .

La pirámide o mausoleo de Kazajistán es mucho menor que la de Zoser, con solo 2 metros de altura y una base de 15 por 14 metros. Las pirámides escalonadas, que se encuentran entre las estructuras más antiguas obra de la mano del hombre, están construidas habitualmente con sillares, y progresivamente sus niveles ocupan una superficie cada vez menor cuanto más cerca de su cima.

Los arqueólogos han encontrado antiguas piezas cerámicas cerca del mausoleo que se espera que ayuden a datar la antigua estructura. (Fotografía: Viktor Novozhenov)

Podemos leer en Live Science que alguien saqueó en el pasado la cámara funeraria del mausoleo, aunque en las tumbas cercanas se hallaron piezas cerámicas, utensilios de bronce y cuchillos.

Broch Dun Telve

Broch Dun Telve

Shown within Highland

 Nombre alternativo: Dùn Teilbh

 Location: Scottish Highlands

 Coordinates: 57.194613°N 5.594653°W

 Type: Broch

 Periodo: Edad de hierro

Dun Telve (gaélico escocés: Dùn Teilbh) es un fuerte-torreón de la edad de hierro situado a unos 4 kilómetros al sureste de la aldea de Glenelg, Highland, en Escocia. Es uno de los brochs mejor conservados de Escocia.

Localización

Dun Telve (referencia de cuadrícula NG82921726) se encuentra en la orilla norte del Abhainn a’Ghlaine Bhig, en los tramos inferiores de Gleann Beag. Se encuentra junto a la carretera secundaria que conduce al sur de Glenelg. El fuerte-torreón vecino de Dun Troddan miente 470 metros (1.540 pies) al este, y el “semi-broch” conocido como Dun Grugaig está alrededor de 2.5 kilómetros (1.6 millas) más al este.

Historias

Se piensa que el fuerte-torreón fue robado para la piedra en 1722 (probablemente para la construcción del cuartel de Bernera en Glenelg). [2] Dun Telve era popular entre los turistas a finales del siglo XVIII, y se esbozó por primera vez a finales del siglo 18. [2] Fue estudiado en detalle en 1871-1873 por Henry Dryden. El edificio fue puesto en cuidado estatal entre 1882 y 1901 y los marcadores de frontera que definen el área de tutela son todavía visibles. [2] Alrededor de 1914 un programa de trabajos fue realizado por la Oficina de Obras, que incluyó la “limpieza” del interior, la inserción de hormigón en el espacio intramural superior y apuntando la cara de la pared interna. El fuerte-torreón nunca ha sido excavado arqueológicamente. [2] El broch está ahora en el cuidado de Escocia histórico.

Descripción

El broch consiste en una torre de piedra seca que mide 18,3 metros (60 pies) de diámetro, y actualmente se encuentra a una altura máxima de 10,2 metros (33 pies) al oeste y noroeste. Las paredes externas tienen 4.3 metros (14 pies) de espesor en la base y 1.2 metros (3 pies 11 pulgadas) de grosor en la parte superior. [2] La entrada está en el oeste pero se ha modificado, probablemente en el mediados del siglo XIX. [2] En el lado sur del pasillo de entrada hay una pequeña cámara lateral, a veces llamada “celda de guardia”. [3]

Una entrada en el lado norte del interior del fuerte-torreón proporciona acceso primero a una celda interna y luego al espacio intramural que se estrecha a medida que se eleva hasta la parte superior de la pared sobreviviente. El acceso por la torre es por una escalera de piedra sinuosa, y las aberturas a intervalos una vez dio acceso a los pisos superiores. [3] La presencia de dos bordes de piedra horizontales, o scarcements, encima de la altura de la sección superviviente sugiere que había dos pisos superiores. El piso superior habría estado alrededor de 9 metros (30 pies) sobre el nivel del suelo. [3]

Las estructuras anexas a los lados oeste y noroeste de Dun Telve incluyen al menos un edificio rectangular. [2]

La única entrada en Dun Telve se puede ver aquí. Como puede verse, la entrada es estrecha y fácilmente defendida de los agresores. El umbral de la puerta está marcado por una piedra del dintel (indicada por la flecha), una sola losa de roca.

Aquí vemos una vista de la entrada desde el interior del broch. Observe el vacío directamente sobre la entrada. Estos huecos fueron presumiblemente puestos en reducir el peso sobre la entrada y evitar que la pared de colapso sobre la única salida.

La palabra “broch” se deriva de los nórdicos borg (“fort”) y es utilizado por los arqueólogos para describir las torres de piedra seca, prehistóricas y circulares que se encuentran principalmente en el norte y el oeste de Dun Telve BrochScotland. Dun Telve (derecha), que está cerca de la aldea de Glenelg en la costa de Lochalsh, frente a la isla de Skye, es un buen ejemplo.

Cuando los anticuarios comenzaron a estudiar estos monumentos en los siglos XVIII y XIX, supusieron que eran fortificaciones, equiparándolos con las Torres Peel de las Fronteras Escocesas del siglo XV, bastiones de los laird locales. Sabían que los torreones eran mucho más tempranos, quizás Vikingos o Pictos de la Edad Media. Sin embargo, cuando las excavaciones reales comenzaron a mediados del siglo XIX, produjeron una buena cantidad de material que se sabía que era romano en fecha. Puesto que la mayoría de los brochs están en o muy cerca de la costa, revisaron su pensamiento y los interpretaron como una respuesta a las expediciones de esclavos romanos ya la actividad militar en el siglo I dC. Esta teoría fue deshecha por el desarrollo de técnicas de datación por radiocarbono en los años cincuenta. Estos muestran ahora que un buen número de los brochs fueron construidos varios siglos antes de que los primeros romanos llegaran a la escena.

Hay por lo menos un centenar o algo así en las tierras altas y las islas y hay muchos sitios más cuya identidad no está clara porque están demasiado dañados o no han sido debidamente investigados. Típicamente, las paredes son huecas durante gran parte de su altura, con una “piel” interior y una exterior unidas entre sí por dinteles.

En muchos casos había células que se abrían al interior de la estructura a nivel del suelo o más alto, pero no hay otras aberturas aparte del largo paso de entrada, por ejemplo, ninguna ventana. En la mayoría de los casos los interiores habían estado muy alterados pero, donde las características han sobrevivido, había generalmente los restos de un hogar central y divisiones alrededor del perímetro del espacio. Muchos brochs tienen los scarcements – rebordes estrechos en la cara interna de las paredes – diseñados para apoyar la carpintería para un tejado o el piso de un piso superior.

Recientemente se ha cuestionado la suposición de que eran obras defensivas. Muchos de ellos están mal situados para servir como fortificaciones: se les pasa por alto o no tienen un suministro fiable de agua. El único broch con un parapeto en la parte superior (o incluso el acceso a la parte superior) es Mousa en Shetland y ninguno de ellos tiene ventanas, por lo que el montaje de una defensa activa habría sido difícil de decir lo menos. También está la cuestión de su proximidad. Los brochs de Glenelg están solamente cerca de un kilómetro aparte y están a plena vista el uno del otro, y son muy gruesos en el suelo en Orkney. En el mejor de los casos podrían haber servido como “pernos”, pero aún así un poco de paciencia y un buen fuego habría sido todo lo que un atacante necesitaba para ahuyentar a los defensores. Ahora se cree que su verdadero propósito era anunciar el prestigio y el poder de los jefes que vivían en ellos.

Naveta Des Tudons

Naveta Des Tudons

Menorca; Islas Baleares; España

La Naveta des Tudons es una construcción funeraria de la prehistoria menorquina usada entre los años 1200 y 750 a. C. Se trata de una tumba colectiva que, al ser restaurada en los años 1950,2 aportó los restos de al menos 100 individuos y objetos de sus depósitos funerarios: pulseras de bronce, botones de hueso y cerámica. Se trata de una de las construcciones prehistóricas mejor conservadas de Menorca.  Mide 13,6 metros de larga por 6,4 de ancha.

En la actualidad está restaurada y el yacimiento está abierto al público para su visita. Es uno de los iconos y reclamos turísticos más importantes de la isla. Está situado en el km 40 de la carretera Me-1 de Menorca, entre Ciudadela y Ferrerías

Hoy por hoy, el monumento está considerado como el edificio íntegramente conservado más antiguo de Europa.3

No se puede entrar ni subir a la naveta por motivos de seguridad y conservación del monumento.

 La Naveta Des Tudons es el monumento prehistórico más famoso de Menorca y de las islas Baleares en general.

Las navetas son construcciones propias de Menorca y son de los monumentos funerarios más antiguos que se recuerdan. Se construyeron sobre el año 1000 a.C. y pertenecen a la cultura talayótica de la isla.

El nombre de la Naveta viene de  su parecido con una embarcación (nave) invertida. Este nombre se lo puso Joan Ramis i Ramis en el 1818 cuando publicó Antigüedades Célticas de la Isla de Menorca. Joan Ramis defendía (erróneamente) que la Naveta era un templo dedicado a Isis, la inventora de la navegación y la diosa protectora de los marineros. En su construcción no se utilizó ningún tipo de cemento y son tan sólo piedras encajadas.

En las inmediaciones de la Naveta encontraréis los poblados talayóticos de Torrellafuda y Torretrencada.

La naveta des Tudons es el monumento funerario más conocido de Menorca y se trata de un tipo de tumba que solo se encuentra en la isla. Está construido con técnica ciclópea, es decir con piedras de dimensiones medianas encajadas en seco, sin la ayuda de mortero.

Durante las excavaciones arqueológicas efectuadas en la década de los 60 del siglo pasado, con la participación de la arqueóloga menorquina Mª. Lluïsa Serra, se hallaron los esqueletos desordenados de cien individuos de ambos sexos y de todas las edades, gran parte de los cuales fueron datados en el siglo IX aC.

Los cuerpos, aún estando en desorden, iban acompañados de los ajuares personales con que fueron enterrados: brazaletes de bronce, botones de hueso y alguna arma de bronce. También se hallaron ollitas, vasos de cerámica y un tapón de hueso decorado, que formaba parte de un estuche donde se guardaban cabellos de alguno de los difuntos, que es un tipo de ritual funerario habitual de esta época.

La forma, que recuerda una nave invertida, es la que proporcionó el nombre de naveta al monumento. La entrada de ésta lleva a un pequeño corredor que conduce a la cámara superior y a una segunda puerta que lleva a la inferior. El piso intermedio y la cubierta superior están construidos con grandes losas que actúan como vigas.


Concretamente actuaba como osario. Los huesos eran colocados en el interior de la naveta en dos cámaras, una sobre otra, acompañados de ajuar funerario (cerámicas y objetos personales de hueso y metálicos).

El monumento presenta una planta de herradura alargada y una doble puerta de entrada, entre las que existe una pequeña antecámara por la que se accede al piso superior. Exteriormente tiene la forma de una nave invertida, cosa que ha motivado su denominación. Fue excavada y restaurada a finales de los años 50.

Es un tipo de monumento único en Baleares, aunque tiene su paralelo en los hábitats de este mismo periodo: las navetas de habitación o naviformes que encontramos tanto en Mallorca como en Menorca.

El cercado de piedras, similar a una “tanca” ovalada, no existía antes, y se realizó durante la restauración, como medio de protección al monumento.

Ciudad perdida de Rhapta

Halladas en Tanzania ruinas sumergidas de la que podría ser la antigua ciudad perdida de Rhapta

5 Julio, 2016 – 23:02

Siglos de especulaciones relacionadas con la ciudad perdida de Rhapta podrían tocar a su fin gracias al descubrimiento realizado en el transcurso de un vuelo en helicóptero sobre la isla tanzana de Mafia. Se trata de un conjunto de antiguas ruinas parcialmente sumergidas que se cree que pertenecen a una antigua ciudad mercantil romana cuyo paradero se había perdido desde hacía 1.600 años.

El descubrimiento se produjo cuando el submarinista Alan Sutton avistó una formación de aspecto poco común en el agua durante un vuelo en helicóptero cercano a las costas de Tanzania. Tras haber buscado estas ruinas durante tres años, anunció su hallazgo en este blog. Parecían las ruinas de estructuras que recordaban a una antigua ciudad portuaria. Los investigadores han comunicado que las ruinas ocupan una extensa área y confirman la presencia de impresionantes líneas de cimientos cubiertas por miles de bloques de piedra cuadrados y rectangulares.

Fotografías de algunos de los bloques de piedra cuadrados y rectangulares hallados en las costas de la isla de Mafia, perteneciente a Tanzania. (Seaunseen / Alan Sutton)

El descubrimiento ha sido también confirmado por arqueólogos de la Universidad de Dar es Salaam, que coinciden en que las ruinas muy bien podrían pertenecer a la ciudad perdida de Rhapta, mencionada en un antiguo documento por Diógenes, un marinero que hacía la ruta comercial de la India y que visitó Rhapta en su época. Sabemos que Rhapta era un puerto comercial romano del sudeste de África que se convirtió en una impresionante ciudad en el siglo I d. C. En realidad no se sabe gran cosa sobre ese lugar, más allá de una cita en la obra Periplo por el Mar Eritreo (año 50 d.C), donde se identifica con la localidad más meridional de Azania, así como la que menciona el escritor greco-egipcio Claudio Ptolomeo en su obra Geografía. Según este autor, un marinero llamado Diógenes que navegaba en una ruta con la India le explicó que se trataba de un importante centro de comercio de armas hechas de metal y carey, mercado que le habría suministrado grandes beneficios hasta convertirla en una de las metrópolis más ricas de su tiempo.

El problema es que no hay muchas más noticias porque ese sitio, si es que existió, desapareció enigmáticamente de la Historia hace unos 1600 años. Tan sólo se dispone de un mapa, trazado en 1890 por el explorador alemán Carl Peters, situando Rhapta junto a la isla de Mafia (antaño Monfia) y aludiendo a un fuerte portugués levantado sobre ruinas anteriores.

A finales del siglo XIX, un explorador alemán llegó a la región en busca de un antiguo puerto portugués. En el transcurso de su aventura, cartografió la isla de Mafia, lo que ayudó a Sutton a comprender mejor la topografía de la región. Según el arqueólogo Felix Chami de la Universidad de Dar es Salaam, “estas ruinas son las de Rhapta, ya que las técnicas constructivas, las piezas cerámicas y su emplazamiento encajan en todos los casos con las antiguas descripciones de la ciudad.” Chami opina que la localización de la ciudad no es discutible, a juzgar por las descripciones que han llegado hasta nosotros en antiguos documentos romanos.

Por no saber ni siquiera sabemos su localización exacta, salvo vagas referencias a la costa sudeste africana, a la altura del litoral tanzano y la isla de Zanzíbar. Al menos así era hasta que en 2013 un helicóptero que sobrevolaba esa zona percibió unas extrañas e inusuales formas medio aflorando sobre la superficie marina en forma circular. Inmediatamente se dispararon las alarmas y se identificó ese descubrimiento con estructuras arquitectónicas y no con arrecifes, como hasta entonces.

La ciudad de Rhapta podría haber sido la primera metrópolis del África subsahariana, y fue famosa por haber sido un centro portuario en el que se comerciaba principalmente con caparazones de tortuga y armas de metal. Desapareció de las páginas de la historia hace unos 1.600 años por razones desconocidas. Pero ahora, gracias al descubrimiento realizado por Sutton, los investigadores podrían ser capaces de desvelar los secretos que encierra esta antigua ciudad perdida.

Como ha explicado Sutton en declaraciones recogidas por el DailyMail :

La isla junto a la cual se encuentra es Mafia, conocida por Ptolomeo como Mafiaco. Si se trata exactamente de Rhapta es algo que los arqueólogos aún deberán resolver… Parece muy antigua y debía estar realmente bien construida, en un estilo diferente a la arquitectura de otras ruinas halladas en Tanzania, y sin duda el hallazgo va a mantener ocupados a los arqueólogos muchos años. Antes de llevar a cabo una exhaustiva investigación va a ser imposible determinar con exactitud a qué corresponden las ruinas. Parece no obstante que se trata de una ciudad portuaria muy antigua.

Las costas africanas aún albergan muchos secretos en la actualidad. Sin embargo, la mayor parte de ellos tienen que ver con la mitad norte del continente. Uno de los más impresionantes descubrimientos de este tipo se produjo cerca de las costas egipcias. Como escribía April Holloway en Ancient Origins el 29 de abril del año 2013:

“La ciudad de Heracleion, sede del templo en el que Cleopatra fue coronada reina de Egipto, se hundió en el mar Mediterráneo frente a las costas de Egipto hace unos 1.200 años. Fue uno de los más importantes puertos comerciales del Mediterráneo antes de desaparecer bajo las aguas hace más de un milenio. Durante siglos, se creyó que esta ciudad era un mito, de forma muy parecida a como vemos a la Atlántida en la actualidad. Pero en el año 2001, un arqueólogo submarino que buscaba los restos de barcos de guerra franceses se topó con esta antigua ciudad hundida.

Y ahora hay nuevas noticias al respecto, en este caso facilitadas por un submarinista llamado Alan Sutton, quien, tras una serie de inmersiones y pese a la baja visibilidad subacuática, cree haber dado con el lugar exacto. Asegura haber visto lo que identifica con murallas y restos de edificios, aparte de piezas de cerámica en la arena del fondo. La marea baja que trajo la primavera hizo aflorar parte de esos restos.

Las ruinas halladas están en un gran banco de arena (de hecho, la isla de Mafia es de arena, no tiene rocas), lo que combinado con la cálida temperatura del agua y la proliferación de algas hace que el agua se enturbie y la visibilidad sea mala. No obstante, se pueden apreciar bloques, aparentemente de piedra arenisca y de considerable tamaño (5 x 5 metros y 40 centímetros de grosor).

Las imágenes muestran lo que asemejan ser montones de construcciones cúbicas y rectangulares dispuestas formando un anillo en un área bastante amplia. A priori no es mucho; desde luego, no suficiente para una identificación en términos absolutos. Pero Felix Chami, arqueólogo de la Universidad de Dar es-Salaam, confirma que podrían -el condicional es importante- pertenecer a Rhapta, pues las gentes locales siempre han asegurado que había casas sumergidas. Otra cosa es si se trata de ruinas tan antiguas, puesto que muchos expertos las identifican más bien con construcciones coloniales portuguesas, de las que se conservan ejemplos abundantes en esa parte del Índico. Aparte, en varias islas del entorno hay patrimonio monumental shirazi (swahili).

Chami sugiere una teoría integradora: los lusos edificaron aprovechando lo que ya había. Se basa, dice, en el aire de estilo romano que tiene lo que muestran las fotos, muy diferente a otros elementos arquitectónicos hallados en Tanzania. De hecho, el nombre de Rhapta se debe a los romanos: así es como llamaron a la bahía donde se asentaba la urbe. En cualquier caso, está claro que aún queda mucho trabajo de estudio y excavación por delante. Ya que la arquitectura no aclara gran cosa, será interesante rescatar utensilios (herramientas, armas, cerámica…) que arrojen un poco de luz. Los arqueólogos, por tanto, tienen la palabra.

Tiene que ser Rhapta, estas ruinas no pueden pertenecer a otro período cultural: los portugueses no habrían construido un asentamiento de cinco kilómetros de largo y tres de ancho sin tan siquiera documentarlo. Y sabemos exactamente dónde construyeron los últimos colonialistas”, explica Chami a National Geographic.

Sutton ha tomado unas fotografías impactantes, en las que se distinguen los restos de un muro que debió de tener entre cinco y seis metros de altura y unos bloques sumergidos de hasta cinco metros de largo. “En el sitio arqueológico hemos hallado restos cerámicos y unas tejas que parecen ser de origen romano”, destaca Chami.

Ruinas monumentales sumergidas en la paradisíaca isla de Mafia, frente a la costa de Tanzania. Foto: Alan Sutton, Seaunseen

Rhapta fue un enclave comercial célebre por su marfil, carey y cuerno de rinoceronte

Las colosales estructuras romanas aparecen rodeadas de misterio durante la marea baja. Foto: Alan Sutton, Seaunseen

Los arqueólogos han hallado bloques sumergidos de hasta cinco metros de largo. Foto: Alan Sutton, Seaunseen

Rhapta desapareció tras la irrupción de la plaga de Justiniano en el siglo VI, que probablemente se originó en la misma ciudad. Foto: Alan Sutton, Seaunseen

Mada’in Saleh

Mada’in Saleh

Yacimiento arqueológico de Al-Hijr (Madâin Sâlih)

Ubicación de Yacimiento arqueológico de Al-Hijr (Madâin Sâlih) en Arabia Saudita

Coordenadas: 26°48′51″N 37°56′51″E

País:  Arabia Saudita

Mada’in Saleh (o Madain Saleh) (en árabe: مدائن صالح , madāʼin Ṣāliḥ, “Ciudades de Saleh“), también denominada Al-Hijr (“lugar de la roca”), es una antigua ciudad localizada en el norte de Hejaz (en la actualidad Arabia Saudí, a 22 kilómetros de la ciudad de Al-`Ula (árabe العلا). En la Antigüedad, la ciudad estaba habitada por thamudis y nabateos siendo denominada como Hegra.1

Algunas de las inscripciones encontradas en la zona están datadas hacia el segundo milenio antes de Cristo. Sin embargo, todos los elementos arquitectónicos restantes se fechan al período de las civilizaciones Thamudi y Lihyan.

En 2008, la Unesco proclamó a Mada’in Saleh Patrimonio de la Humanidad, convirtiéndose en el primer lugar de Arabia Saudí en conseguirlo.2

Mada’in Saleh está considerada los segundos restos de la cultura nabatea más importante tras Petra. Nabatae.net indica que 131 tumbas se encuentran desperdigadas a lo largo de 13,4 kilómetros junto con cisternas, murallas, torres, etc.3

Arabia Saudita se cree que ha sido cuidado con los arqueólogos y los científicos que tratan de estudiar sus ruinas antiguas por temor a que sus hallazgos podrían brillar la luz sobre las civilizaciones pre-islámicas que alguna vez florecieron allí.

En los últimos años, sin embargo, los saudíes han aventurado cada vez más a estos sitios y las autoridades son más tolerantes con su curiosidad.

Descrito como el sitio más grande y mejor conservado de la civilización nabatea al sur de Petra en Jordania, Madain Saleh es el primer sitio arqueológico Arabia para ser inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Se encuentra a 320 kilómetros al norte de Medina, la ciudad santa islámica del oeste de Arabia Saudita, y se extiende por unos 15 kilómetros cuadrados.

Según la UNESCO, que incluye 111 tumbas, la mayoría de los cuales cuentan con una fachada decorada, dibujos de la cueva e incluso algunos pre-inscripciones nabateos.

Además, cuenta con pozos de agua de intrincado diseño que sirven como un excelente ejemplo de genio de la arquitectura hidráulica y los nabateos.

Los nabateos habitada por primera vez la zona en el siglo II antes de Cristo, pero su antigua civilización existía ya en el octavo o séptimo siglo AC en los países del Levante, incluyendo el Líbano, Siria y Jordania, y en ocasiones incluso aumentar la diferencia en la península del Sinaí en Egipto.

Conocida antiguamente como Hegra, la monumental “Petra de Arabia Saudí” fue redescubierta por los arqueólogos a finales del siglo XIX

A comienzos del siglo XX, en vísperas de los grandes cambios que pondrían fin al Imperio otomano, el oasis de Madain Saleh, al noroeste de la península Arábiga, iba a sufrir dos pequeñas revoluciones: la llegada del ferrocarril y la de los arqueólogos. Hasta entonces, esta llanura erizada de lomas de arenisca, dominio de la turbulenta tribu árabe de los Fuqara, vivía en un espléndido aislamiento, roto sólo por la presencia otomana y el intermitente paso de los peregrinos camino de La Meca. Los extranjeros no eran bienvenidos, y apenas un puñado de occidentales había osado aventurarse en la región.

El poeta y viajero Charles M. Doughty llegó en 1876 tras haber escuchado a un inspector turco alabar la zona como el equivalente a Petra –la mítica capital de los nabateos, que prosperó en tierras jordanas entre los siglos IV y I a.C.–, pero aún más bonita. Las inscripciones que copió, descifradas por el erudito francés Ernest Renan en 1884, bastaron para demostrar que se trataba de la antigua ciudad nabatea de Hegra, el más meridional de los centros comerciales de Petra en la ruta hacia las Indias, mencionado como al-Hijr en el Corán y por los geógrafos árabes. Desde ese momento, los orientalistas soñaron con una exploración sistemática de Arabia.

Una ciudad de piedra

El 6 de abril de 1907, dos dominicos, Antonin Jaussen y Raphaël Savignac, profesores de la Escuela Bíblica y Arqueológica de Jerusalén, llegaron a Madain Saleh enviados por la Sociedad Francesa de Excavaciones Arqueológicas. Tras partir de la Ciudad Santa el 17 de marzo, atravesaron el río Jordán en Jericó para llegar a Madaba, en Jordania, donde tomaron el recién inaugurado ferrocarril hasta Tabuk. Los 250 kilómetros finales hasta su destino los hicieron a lomos de camello. Durante tres semanas recorrieron la zona, examinando todos los rincones de los macizos de arenisca que salpicaban la llanura en busca de las huellas de la ciudad que había florecido dos mil años antes.

Reloj de sol de piedra arenisca, con inscripción en arameo del siglo I a.C., hallado en Mada’in Saleh.

En ésta y dos expediciones posteriores, en 1909 y 1910, Jaussen y Savignac encontraron una acumulación informe de estructuras de adobe mezcladas con fragmentos de cerámica. Aunque no hallaron viviendas, recopilaron numerosa información sobre la arquitectura funeraria. Gracias al estudio de Petra, ya se sabía que los nabateos usaban los macizos de arenisca para excavar tumbas rupestres cuyas fachadas luego esculpían. En Hegra, los dominicos hallaron los mismos tipos de coronamiento con almenas y frontones de tipo grecorromano. Los más ricos y mejor conservados están en las paredes del macizo conocido como Qasr el-Bint, al este de las ruinas de la ciudad. A diferencia de Petra, durante los primeros siglos de la era cristiana algunos habitantes de Hegra grabaron epitafios con el nombre de los difuntos y las fechas de su muerte, las cuales aportan indicios preciosos para comparar la evolución de ambas ciudades.


Jaussen y Savignac también descubrieron el «lugar santo» de la ciudad, sito en Djebel Ithlib, un macizo formado por una multitud de cimas erosionadas por el viento y situado quinientos metros al este de Qasr el-Bint.

A este lugar santo se accede a través de una estrecha garganta, en cuya entrada se halla una sala rupestre para banquetes (diwan). Nichos votivos con piedras sagradas e inscripciones de carácter religioso jalonan las paredes del desfiladero, que desemboca en un pequeño circo rocoso semejante a un verdadero espacio sagrado al aire libre.

En el siglo VII, el lugar ya estaba abandonado y su ocupación por los nabateos había sido olvidada. Para los árabes de Hejaz, allí vivió otro pueblo, los tamudeos, que usó las tumbas rupestres como viviendas. Circulaba incluso una leyenda, recogida en el Corán, sobre la ruina de la ciudad y la extinción de sus habitantes: el profeta Saleh, enviado por Alá para convertir a los tamudeos, les entregó una camella de leche inagotable, pero éstos mataron al animal, persiguieron a su cría y tendieron una trampa al profeta. Así, Dios envió un gran viento que acabó hasta con el último de ellos. Esta tradición dejó trazas en la toponimia local. El punto de entrada en la llanura de Madain Saleh desde el norte se llama Mabrak en Naqah, es decir, «el lugar donde la camella se arrodilló». Un lugar en el cual generaciones de viajeros han grabado sus nombres en la parte inferior de las paredes.

Nuevos estudios

Las fuentes antiguas dicen poco sobre la Hegra preislámica y sólo la arqueología aporta algo de luz. La expedición de los padres Jaussen y Savignac fue durante mucho tiempo la única fuente de información sobre la antigua Hegra. Sería sólo en la década de 2000 cuando, tras algunas intervenciones esporádicas, se retomaron las excavaciones en el marco de una misión arqueológica franco-saudí. La excavación de numerosas zonas de habitación de la ciudad ya ha demostrado que si bien los nabateos fueron los causantes de la riqueza de la ciudad, no fueron sus fundadores; y también que los romanos se anexionaron el reino nabateo en 106 d.C. Pero Roma no se apropió de esta ciudad situada en el extremo meridional de su imperio.

Según algunos textos del Corán, Al-Hijr fue poblada entre el tercer y cuarto milenio antes de Cristo por los Thamud (Thamudis), quienes encontraron en el lugar un suelo fértil, agua dulce y una ubicación idónea al estar situada cerca de una ruta comercial. Estos textos islámicos señalan también que los Thamud quisieron tallar sus casas en la montaña y fueron castigados por Dios siendo golpeados por rayos y terremotos en la Antigüedad. Esta reputación de lugar maldito ha llegado hasta la actualidad, algo que el Gobierno trata de superar  por el potencial turístico de la zona.

Se conoce también la presencia de otro pueblo, los Lyhian (Lehyans), en la primera mitad del primer milenio antes de Cristo por las inscripciones encontradas en lo alto del monte Athleb, desde donde los Lyhians podían controlar los convoys que circulaban por las rutas comerciales. Permanecieron en el lugar hasta que fueron derrotados y expulsados por los Nabateos en torno al siglo I (quizás un poco antes), durante el reinado de Al-Harith IV. Otros historiadores indican que ambos pueblos se convirtieron en aliados. Sea como fuera, tras la llegada de los Nabateos el lugar sufrió un gran movimiento de urbanización. Tomaron Al-Hijr y la convirtieron en su ciudad más importante en el sur, su segunda ciudad tras la capital, Petra.

Emplazada en medio del desierto, emergen unas gigantescas rocas excavadas donde se sitúa la ciudad con unos rasgos arquitectónicos similares a los de Petra. La geología de Mada’in Saleh es idónea para los asentamientos nabateos con sus característicos tallados monumentales en las rocas llenos de inscripciones. En el conjunto arqueológico podemos encontrar palacios, templos y multitud de tumbas. Algunas obras pueden llegar hasta los 16 metros de altura esculpidos en las rocas, incluso encontramos grietas naturales que nos recuerdan al estilo de su ciudad hermana. Gracias además a su emplazamiento y a su escaso turismo, los restos que han llegado hasta nosotros están mejor conservados que los de Petra.

Los nabateos desarrollaron además una agricultura de oasis, cavaron pozos y tanques para el agua de lluvia en la roca. Gracias al comercio y al monopolio que tenían sobre el incienso, la mirra y las especias, el reino nabateo floreció en esta ciudad y se convirtió en un punto clave del comercio entre el norte y el sur del territorio gracias a que estaba situado en la ruta terrestre que llevaba al Mar Rojo.

En el año 106 el reino nabateo fue anexionado al Imperio Romano y la región se convirtió en la provincia romana de Arabia. La ruta comercial pasó de ser de norte a sur a través de la península arábiga a una ruta marítima a través del Mar Rojo. Con la caída del comercio la ciudad comenzó a ser abandonada y la desertificación hizo el resto.

Desde la caída del Imperio Romano hasta la aparición del Islam no se conoce prácticamente nada sobre Hegra en ese período de tiempo. Sólo hay menciones esporádicas de algunos peregrinos camino de La Meca en los siglos posteriores, quienes mencionan Hegra como lugar para la provisión de suministros o agua. En la época del Imperio Otomano, se sabe que se erigieron una serie de fortalezas en Al-Hijr para proteger la ruta de peregrinación hasta La Meca.

Ya en pleno siglo XX, en la década de los 60, el gobierno de Arabia Saudi desarrolló un programa para que las tribus beduinas nómadas se asentaran en Al-Hijr y reutilizaran los pozos de agua ya existentes y las características agrícolas del lugar. Sin embargo el programa duró poco, el reconocimiento oficial de Al-Hijr como sitio arqueológico en 1972 llevó al gobierno a reubicar a estos beduinos más al norte, más allá de los límites de Mada’in Saleh con la finalidad de preservar el lugar. Las excavaciones e investigaciones arqueológicas han sido muy escasas desde 1972 por las leyes del país y no ha sido hasta el año 2.000 cuando por fin se han invitado a diversas expediciones a poder investigar el yacimiento y han podido arrojar algo de luz sobre la inmensa obra realizada por los nabateos.

Un total de 4 necrópolis han sobrevivido al paso del tiempo, las cuales cuentan con más de 130 tumbas excavadas en la roca a lo largo de 13,4 kilómetros, la mayoría de ellas con inscripciones nabateas en sus fachadas. Jabal al-Mahjar, Jabal al-Khuraymat o Qasr al walad son algunos de los nombres que reciben estas necrópolis, donde destaca esta última por tener unas finas inscripciones y la más monumental de las tumbas excavadas en la roca con más de 16 metros de fachada. Además, un total de 2.000 tumbas no monumentales forman también parte del lugar.

Una observación más cercana de las fachadas nos indica el status social de la persona enterrada, el tamaño y la ornamentación de la estructura refleja la riqueza de la persona. El hecho de que la ciudad estuviese situada en una ruta comercial ha influido también en su cultura y se puede apreciar en la decoración de sus construcciones, especialmente en las fachadas, donde se combinan elementos asirios, egipcios, fenicios con los propios nativos. Algunas tumbas tienen también decoraciones romanas e inscripciones latinas de la época en la que el territorio fue anexionado a Roma.

Los interiores de las estructuras son mucho más sencillos, sin apenas decoración y en muchos casos lisos y llanos.

Jabal Ithlib es otra de las construcciones más conocidas. Se trata de un área religiosa cuya característica principal es un largo desfiladero de 40 metros que conduce a la sala del Diwan (una especie de consejo musulmán de justicia) y que recuerda a Siq, el angosto desfiladero que lleva a las ruinas de Petra.

Por todo ello, además del reconocimiento de la UNESCO se le ha dado también el sobrenombre de “La Capital de los Monumentos“.

Guyaju

Guyaju

El Área Escénica Guyaju (Residencia de Acantilado) se encuentra a unos 20 kilómetros al noroeste de la Gran Muralla de Badaling.

Al igual que la Gran Muralla de Badaling, Guyaju también juega un papel muy importante como patrimonio cultural por las distintas leyendas y misterios de la zona.

Las casas cueva de Guyaju (que significa antigua casa del acantilado) se encuentran a unos 90 kilómetros al noroeste de Beijing, China. Fueron habitadas por el pueblo Xiyi durante la dinastía Tang (618-907).

Las ruinas de Guyaju se encuentran cerca de Pekín en China. Son conocidas popularmente como “el misterio de los tiempos” o “los milagros del tiempo”. El conjunto arqueológico es una pared vertical de granito de 10 metros de altura que se perfora con 147 cámaras de diferentes tamaños y formas. Algunas están conectadas entre ellas y otras no. Las cámaras tienen puertas, chimeneas y pasos entre ellas ya que constituía en sí una ciudad.

Hay más de 100 viviendas esculpidas en la ladera. Algunas tenían elegantes columnas de piedra y se disponían en dos grupos de aldeas que se abastecían con el agua fresca de un manantial natural. Además habrían tenido una fachada con estructura de madera y una cubierta vegetal cuando estaban habitadas. Stone candelabros, fogones de piedra, armarios y pesebres en las cuevas, las ventanas y las puertas permanecen como todos los rastros de sus misteriosos habitantes antiguos.

La parte de cueva de las casas varía en tamaño desde 4 m2 hasta unos todavía reducidos 20 m2 (43-215 pies cuadrados). Algunas casas están conectadas perpendicularmente mientras que otras lo están horizontalmente con estrechos pasillos y escaleras de piedra. No se trataba de viviendas primitivas. Algunas muestran restos de salas de estar y camas con calefacción conocidas como kang, un sistema de calefacción central que se remonta 5.000 años antes de Cristo en China y Corea. Millones de personas viven todavía felizmente en casas cueva por todo el mundo

La construcción de estas cámaras no se conoce con exactitud como tampoco la fecha en que comenzaron a ser habitadas o dejaron de serlo. Se estima entorno al año 1000 la etapa en la que estuvieron en pleno uso como viviendas.

Guyaju puede ser considerado como la mayor residencia de acantilado que ha sido descubierta en China. Es realmente asombroso las 147 casas esculpidas directamente en la piedra hechas por hombre se encuentren a lo largo del acantilado de 10 metros de ancho, con una superficie de 100.000 metros cuadrados en total. Los tamaños de las casas tienen diferentes formas y tamaños. Entre todas, la más grande es una de dos pisos y con habitaciones laterales unidas. Algunos investigadores creen que sería la sala de reuniones de los dueños de esta gran residencia del acantilado. Además, todas estas casas de piedra están totalmente equipadas con puertas, ventanas, camas de piedra, estantes de piedra y lugares para cocinar.

Ingapirca

La Fortaleza de Ingapirca es un complejo arqueológico ubicado en la provincia del Cañar, en Ecuador.

Descripción

En la provincia del Cañar, al sur del país, a 3160 msnm y a 16 km de la ciudad de Cañar, se levanta la más importante construcción arqueológica de origen inca en la actual república del Ecuador. Ingapirka es una palabra quichua que significa Muro del Inca. Es una construcción auténticamente incásica, hecha a principios del siglo XVI de nuestra era, habiendo podido ser un observatorio del sol y la luna poco tiempo antes de la llegada de los españoles a esa zona. El conjunto de vestigios arqueológicos de Ingapirca es registrado por el mundo exterior al menos desde mediados del siglo XVIII, aunque existen referencias sobre el lugar en que se encuentran estas edificaciones — valle del Cañar — desde el siglo XVI,cuando se lo conocía como la provincia de Hatun Cañar (quichua: Hatun Kañar), que significa “el lugar grande de los cañar”.

Vista global del sitio de Ingapirca, en la provincia del Cañar (Ecuador).

Fray Gaspar de Gallegos, cura párroco de una localidad denominada San Francisco Pueleusí de Azogues que es cercana al sitio inca, escribe lo siguiente en el año 1582:

Se llaman generalmente los cañares, porque tres leguas de aquí está un pueblo que se llama Hatum Cañar que quiere decir en la lengua Inca “La provincia grande de los cañares”; y allí dicen que en tiempo del inca Huayna Cápac había grandes poblaciones de indios y que allí era la principal cabeza de estos cañares; y así parece, porque en el día de hoy hay grandes y muy suntuosos edificios, y entre ellos una torre muy fuerte…”

No se sabe a ciencia cierta cuáles fueron los fines para los que fue construido este edificio de origen Inca-Cañari. El único criterio en que coinciden varios historiadores y arqueólogos es que fue construido bajo las órdenes directas del que fuera inca Huayna Cápac, durante las campañas de expansión territorial y conquista de pueblos que el inca Túpac Yupanqui, su padre y antecesor como emperador del Tahuantinsuyo, iniciara años atrás hacia los territorios que hoy comprenden el sur del Ecuador.

Ingapirca: el “Templo del sol”.

Al parecer jugó un gran papel dentro de las estrategias militares incas, como puesto de avanzada y aprovisionamiento de las tropas hacia el norte del Ecuador, pero su más importante objetivo era, el de ser un lugar de adoración y veneración al sol, el máximo Dios Inca, constituyéndose así en un Coricancha, dedicado al ritual Inca.

Las ruinas de Ingapirca fueron excavadas y restauradas por una Misión Arqueológica de España entre los años 1974 y 1975. Esas investigaciones dieron origen a varias publicaciones de los arqueólogos José Alcina, Miguel Rivera y Antonio Fresco.

Portetes hechos de piedra en el complejo arqueológico de Ingapirca – Provincia de Cañar

Ruinas de Ingapirca

Mapa de Ingapirca, monumento arqueológico

El Complejo Arqueológico de Ingapirca es conservado

El Complejo Arqueológico de Ingapirca, parte integral del Qhapaq Ñan – Sistema Vial Andino, fue sometido a tratamientos de conservación curativa y preventiva con el propósito de mitigar el impacto generado por agentes biológicos (líquenes, musgos y hongos), atmosféricos (principalmente la lluvia) y antrópicos (particularmente el impacto provocado por turistas y visitantes) que han afectado a lo largo de los años las zonas de Pilaloma, Vaguada, Gran Kancha, Bodegas, La Condamine y Akllawasi, específicamente se han deteriorado los muros y caminerías, disgregado morteros y erosionado lomillos de protección.

El proyecto tuvo como objetivos mejorar las condiciones estructurales de los mampuestos de piedra, detener los procesos de degradación de los materiales pétreos, evitar el debilitamiento estructural de los muros y mejorar las condiciones de circulación para visitantes y personas con discapacidad al interior del Complejo Arqueológico.

La propuesta de intervención tomó en cuenta las recomendaciones establecidas por la UNESCO, los principios de autenticidad, reversibilidad y mínima intervención, entre otros; para así respetar las estructuras arqueológicas en su originalidad, tanto en sus aspectos constructivos, como estéticos, conservando el mensaje y la materialidad de su construcción original.

Previo a la ejecución de los trabajos de conservación, y a fin de garantizar una adecuada intervención, el proyecto fue presentado para su discusión y análisis en el “Conversatorio Nacional para la gestión del Complejo Arqueológico de Ingapirca”, realizado en el mes de julio de 2015. Luego, fue sujeto a la revisión del equipo de técnicos internacionales, representantes de los países integrantes del Qhapaq Ñan que participaron en este conversatorio, el pasado mes de octubre de 2015.

El monto de la intervención asciende a $ 112.400 dólares, financiados por el Ministerio de Cultura y Patrimonio, y el INPC – CAI.

Trabajo con la Comunidad

El proyecto contempló además el valioso trabajo y experiencia de cincuenta ciudadanos de la Comunidad de Ingapirca, quienes fueron previamente capacitados y trabajaron en su intervención con la dirección del técnico del CAI, Arquitecto Marco Velecela, especialista en conservación de Monumentos y Sitios.

La intervención comprendió trabajos de consolidación de estructuras arqueológicas, reparación de lomillos de protección de las cabezas de muros, reparación de morteros, extracción de microflora y limpieza de paramentos de mampuestos de piedra. Se trabajó además en la conducción de aguas lluvias y conformación de senderos y caminerías.

De manera paralela, se realizó también el mantenimiento y acondicionamiento del sendero del Inti Huayco, lugar anexo al sitio en el cual se emplaza un conjunto de elementos de importante valor arqueológico como son la Cara del Inca, Inti Ñawi, La Tortuga y el Ingachungana.

En la actualidad este complejo arqueológico, denominado como el más importante del país, se encuentra recuperado aproximadamente en un 90% a excepción de su elipse, que requiere otro tipo de intervención debido a que su estructura y piedras necesitan un tipo de recuperación diferente, el cual se tiene planificado empezar a intervenirlo en este año.

Con el propósito de lograr el cuidado y mantenimiento sistemático del sitio, y una vez concluidos los tratamientos de conservación, se trabajará en la formulación del Plan de Monitoreo del Complejo Arqueológico, que iniciará en los primeros meses del 2016.

Templo del sol Ecuador