Este Mundo, a veces insólito

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Ciudades y Castros

En este apartado, se relacionan las ciudades, pueblos, castros, etc., en su día más o menos importantes, y que fueron abandonados por diversos motivos: destrucción por invasión, incendio, terremotos, etc. Algunos se encuentran sumergidos debido a que en su día las costas sufrieron un retroceso debido a que un cataclismo, o un cambio climático, elevaron el nivel del mar.

De la mayoría apenas se tenían datos hasta hace relativamente poco tiempo. De otras, debido a su estado y ha su escasa exploración, hasta se tienen dudas de que sean naturales o artificiales.
Castro

Un castro es un poblado fortificado celta por lo general prerromano, aunque existen ejemplos posteriores que perduraron hasta la Edad Media existentes en Europa y propios de finales de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro. Se encuentran con frecuencia en la península ibérica, en particular en el noroeste con la cultura castreña y en la meseta con la cultura de las cogotas.

La palabra castro proviene del latín castrum, que signfica “fortificación militar” (de ahí viene la palabra española castrense, “relativo a lo militar”).

Otro nombre con el que se conoce a los castros es oppidum (en plural oppida), en particular cuando son de gran tamaño.

El castro es un poblado fortificado que se empezó a habitar desde el siglo VI a. C., carente de calles que formen ángulos rectos y llenos de construcciones de planta casi siempre circular. Las casas más antiguas eran mayormente de paja-barro y las más recientes de mampostería. El techo era de ramaje y barro y después de varas largas. Fundamentalmente, eran estancias únicas. Se sitúan en lugares protegidos naturalmente (alturas, revueltas de ríos, pequeñas penínsulas), cerca de fuentes y terrenos cultivables y en el límite entre estos y zonas más altas de pastoreo.

Los castros estaban protegidos por uno o más fosos, parapetos y murallas que bordeaban el recinto habitado, pudiendo tener en sus accesos un torreón que controlaba las vías de entrada al mismo o en otro lugar estratégico.

En tiempo de conflictos, las gentes que vivían en campo abierto se trasladaban a estas construcciones, situadas en lugares estratégicos con el fin de garantizar su seguridad. Asimismo podían tener otras finalidades como la de control del territorio, vigilancia de sembrados, etc.

  • Aguada Fénix
  • Arkaim
  • Asikli Hüyük
  • Atlit-Yam Haifa
  • Badbury Anillos
  • Barnhouse
  • Bastida de les Alcusses
  • Buritaca-200 o Ciudad Perdida
  • Cahokia
  • Camino en las costas de Florida
  • Caral
  • Casarabe
  • Castellar de Meca
  • Castro de Ulaca
  • Castro Viladonga
  • Castros
  • Çatalhöyük
  • Ciudad en Canarias
  • Ciudad de la Edad del Bronce en el Egeo
  • Ciudad perdida de Rhapta
  • Derinkuyu
  • Ebla
  • El Argar
  • El misterio de Bimini
  • El Pilar
  • Gede
  • Gonur-Tepe
  • Gran Zimbabue
  • Guanahacabibes
  • Gujarat (Khambat)
  • Guyaju
  • Harappa
  • Hod Hill
  • Hujing
  • Issyk-Kul
  • Jarlshof
  • Jericó
  • Kaymakli
  • Kerma
  • Khami
  • Khara-Khoto (Ciudad negra)
  • Khirokitia
  • Knap de Howar
  • Koi Krylgan Kala
  • Konkan
  • Kuhikugu
  • L’Anse aux Meadows
  • Las ruinas de Loropeni
  • Los Millares
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  • Mesa Verde
  • Metsamor Castle
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  • Port Royal
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  • Pueblo Bonito
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  • Skara Brae
  • Son Bou
  • Su Nuraxi de Barumini
  • Tastil
  • Tell al-`Ubaid
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  • Tell Khanasri, Jordania
  • Thimlich
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  • Toprak-Kala
  • Torre d’en Galmés
  • Tre’r Ceiri – Gwynedd
  • Uaxactún
  • Ur
  • Uruk, la primera ciudad
  • Vilars de Arbeca
  • Yonaguni

    Aguada Fénix

    Aguada Fénix

    Coordenadas: 17°48′N 91°09′O

    Localización geográfica

     Zona arqueológica de Aguada Fénix

    Localización administrativa

    País: México

    División: Tabasco

    Municipio: Balancán

    Localidad: Balancán

    Historia

    Época: Período Preclásico

    Cultura: Maya

    Construcción: año 3000 al 800 a. C.?

    Constructor: Mayas de Tabasco

    Ocupantes: Mayas

    Hallazgos y descubrimiento

    Arqueológicos: Cerámica, vasijas, huesos de animales, hachas de jade.

    Paleontológicos: Entierros humanos

    Otros materiales: Plataformas de tierra y arcilla

    Descubrimiento: 2017 (Takeshi Inomata)

    Excavaciones: 2017, 2018, 2019

    Arqueólogos: Takeshi Inomata

    Gestión: Instituto Nacional de Antropología e Historia

    Vista aérea de Aguada Fénix

    Aguada Fénix es un yacimiento arqueológico de la cultura maya localizado en el municipio de Balancán en el estado mexicano de Tabasco. Fue descubierto en el año 2017 y es considerado el lugar que albergó la ciudad maya más antigua encontrada hasta la fecha, ya que los estudios de radiocarbono indican que esta ciudad maya fue construida en el año 1,000 a. C., colocándola antes de Ceibal y Cuello.

    Asimismo, en Aguada Fénix, se localizó la construcción monumental maya más antigua y más grande jamás encontrada, consistente en una enorme plataforma de arcilla de cerca de 1400 m de largo, 400 m de ancho y 15 m de altura.1

    Actualmente el sitio se encuentra en etapa de exploración e investigación por lo que se encuentra cerrado al público.

    Descubrimiento

    El descubrimiento de esta importante y antigua población maya fue realizado por el antropólogo Takeshi Inomata, profesor de la Universidad de Arizona y líder del equipo de científicos en el año 2017 quienes exploraban la zona donde se han encontrado otras construcciones mayas, cuando localizaron la parte sur de la plataforma.1

    La detección de esta estructura fue posible gracias a la utilización de una nueva tecnología llamada Light Detection and Ranging (Lidar) que, a través de láser, permite obtener un mapa preciso de los sitios rápidamente, lo que permitió detectar la enorme plataforma, que al ser tan grande vista desde la superficie parece una parte del paisaje natural.1

    En el sitio se han detectado 7 etapas constructivas principales, cinco de las cuales fueron realizadas entre los años 1,000 y 800 a. C.2

    Objetos descubiertos

    Excavaciones realizadas en algunas partes de la estructura revelaron varios objetos que habían pertenecido a la civilización y que habían estado ocultos por siglos. Entre ellos, localizaron varios objetos decorativos y de carácter religioso o funcional, desde vasijas de barro, hachas de jade, hasta piedras talladas con formas de animales.1

    Ofrendas y entierros

    Hasta el momento, en Aguada Fénix se han encontrado cuatro ofrendas. Una de ellas es el entierro de un individuo, del que no se sabe sexo ni edad debido a la mala conservación del esqueleto, y que fue colocado de rodillas.2

    Descripción del sitio

    En Aguada Fénix, se han descubierto 21 centros ceremoniales todos con orientación norte-sur y en forma rectangular. La plataforma principal tiene una configuración llamada Patrón Formativo Medio del Usumacinta, conformado por una estructura de forma rectangular delimitada por montículos en sus cuatro costados, con un montículo en forma de “E” al centro y una plataforma oriental alargada de la cual salen 9 calzadas hacia diversos puntos de la ciudad. Se han detectado también versiones más pequeñas del complejo, que miden menos de 400 metros de longitud.2

    Período de construcción

    Las investigaciones realizadas con pruebas de radiocarbono indicaron que esta ciudad maya fue construida entre los años 1000 y 800 antes de Cristo, lo que la coloca como la edificación maya más antigua de la que se tiene registro, siendo una de las primeras pruebas que demuestran el paso que dio la civilización maya del nomadismo a un estilo de vida sedentario, y marca el inicio de la construcción de las ciudades-estado mayas.1

    La construcción antigua más grande del mundo

    La estructura principal es una meseta artificial de entre 10 y 15 metros de altura y de 1400 metros de largo por 400 de ancho, lo que le da un volumen de 3,8 millones de metros cúbicos, superior al de la Pirámide de La Danta, en El Mirador, Guatemala que tiene un volumen de 2,8 millones de metros cúbicos y a la Gran Pirámide de Guiza en Egipto la cual tiene un volumen de 2,6 millones de metros cúbicos,1​ lo que convierte a esta plataforma en la construcción antigua más grande del mundo.3

    La estructura construida con arcilla, algo inusual entre los mayas, tiene nueve calzadas que salen desde la plataforma, y se piensa que pudo haber servido para la práctica comunitaria de rituales.1​ Se cree que los rituales posiblemente involucraron procesiones en las calzadas y la reunión de una gran cantidad de personas en la plaza rectangular. Era un lugar de reunión para la comunidad, lo que probablemente los motivó a construirlo.4

    Abandono

    Por motivos todavía desconocidos, el sitio fue abandonado por sus habitantes alrededor del año 750 a. C., y no se volvió a construir nada sobre el terreno, por lo que con el paso del tiempo fue cubierto por la selva, y posteriormente, desde mediados del siglo XX el área se usó para actividad ganadera.1

    Importancia del descubrimiento

    La importancia de Aguada Fénix radica en que siempre se creyó que la civilización maya se había desarrollado mucho tiempo después que los olmecas, sin embargo, ahora en Aguada Fénix se demuestra que prácticamente fueron culturas contemporáneas.12

    Igualmente, gracias a las investigaciones, se sabe que este sitio arqueológico corresponde a un momento de cambio grande para la sociedad maya. Ya que antes de su construcción, los mayas eran nómadas y no usaba la cerámica. Vivían de la caza, de la pesca, y del cultivo del maíz. Sin embargo, a partir de la construcción de Aguada Fénix, se demuestra que empezaron a usar la cerámica y se volvieron sedentarios.5

    El descubrimiento del sitio de Aguada Fénix cambia la teoría que se tenía sobre el desarrollo de la civilización maya y el desarrollo de la sociedad humana en general.

    Ahora, el Lidar saca a la luz este importante centro de reunión junto al río Usumacinta, en la frontera entre México y Guatemala.

    De hecho, el rastreo ha permitido descubrir un total de 21 centros ceremoniales en la zona.

    La meseta principal de Aguada Fénix fue levantada a través del relleno de arcilla y tierra, así como restos de cerámicas, y se calcula que alcanzó este tamaño (en concreto, 1.413 metros de largo por 399 de ancho) hacia el año 800 antes de Cristo, según revelan las dataciones mediante carbono 14 de algunos restos arqueológicos localizados sobre el terreno. Aguada Fénix tiene lo que parecen “alas cuadradas unidas a los lados este y oeste de esta meseta le da una forma general estrecha y cruciforme”, dice el estudio.

    Figuras halladas en el yacimiento de Aguada Fénix, México.

    El área central domina otros cinco complejos menores, múltiples estructuras rectangulares y depósitos artificiales, y limita al este con humedales del sistema fluvial del río Usumacinta.

    Además, nueve calzadas se extienden desde la meseta. Las vías norte y sur están conectadas con ella por grandes rampas. La calzada tiene una longitud de 6,3 km, con complejos menores a ambos lados. Al oeste aparece otra gran meseta de 390 por 270 metros y entre 15 y 18 de altura respecto a su alrededor; se ubica 1,7 kilómetros al oeste de la meseta principal.

    Construcción faraónica

    En la construcción participaron probablemente “miles de personas”, opina Inomata, pero posiblemente después de construirse la inmensa plataforma se reunían allí “únicamente para usos rituales, y luego volvían a sus lugares de residencia”.

    Hacia el año 1.000 aC, la población maya combinaba en su alimentación la caza y la pesca con el cultivo de maíz a pequeña escala. “No eran completamente sedentarios y no usaban cerámica. Alrededor del 1000 A.C. o un poco antes comenzaron a utilizarla y a desarrollar asentamientos sedentarios. Creo que esto implicó un gran cambio en la forma en que la gente interactuaba entre sí. A medida que se asentaban y hacían más agricultura de maíz, tuvieron que negociar nuevos conceptos de uso o derechos de propiedad de tierras y propiedades. En este momento, el gran proyecto de colaboración de la construcción dio una nueva identidad de una comunidad. Probablemente [Aguada Fénix] era el monumento para todos. Más tarde, los grandes edificios mayas fueron principalmente para los gobernantes y las élites”, analiza el antropólogo.

    Inicio de las prospecciones arqueológicas

    En el lugar se han hecho por ahora unas pocas prospecciones arqueológicas, con una profundidad de hasta 7’5 metros, en las que se descubrió “un denso depósito de cerámica, huesos y conchas que cubrían que parece ser anterior a la construcción de la meseta”, explica el artículo que hoy se publica.

    El equipo tiene el objetivo ahora de profundizar “en el área alrededor de la plataforma para investigar cómo vivía la gente durante este período”, detalla Inomata, para quien el lugar, hoy dedicado al pasto de la ganadería, podría ser atractivo para el turismo en el futuro, “pero puede no parecer tan impresionante como las altas pirámides para los no arqueólogos”.

    Aguada Fénix guarda ciertas similitudes con el centro olmeca de San Lorenzo, de cronología similar y situado a unos 330 kilómetros de distancia. Pero en el centro maya no parece que existieran las desigualdades sociales que sí había en el imperio olmeca.

    Aguada Fénix y otros complejos ceremoniales del mismo período sugieren la importancia “del trabajo comunal” en el desarrollo inicial de la civilización maya, dicen los investigadores.

    Figuras halladas en el yacimiento de Aguada Fénix, México.

    “En los sitios olmecas de San Lorenzo y La Venta hay una escultura de piedra de cabeza colosal que representa a gobernantes y enormes tronos de piedra. No hay tales cosas en Aguada Fénix. Creemos que aquí no había gobernantes como esos sitios olmecas” explica Inomata.

    “Aguada Fénix es más similar a otros sitios mayas posteriores en términos de cerámica, etc. Pero Aguada Fénix y la región olmeca deben haber tenido contacto directo entre sí. En lugar de tener una influencia directa de la zona olmeca, había patrones más complejos de interacción entre varias regiones. La civilización Maya probablemente se desarrolló a través de estas comunicaciones”, añade el investigador.

    Tradicionalmente, los arqueólogos pensaban que la cultura maya estaba organizada en una desigualdad social, en la que las élites organizaban los grandes proyectos de construcción. “Pero Aguada Fénix muestra que las grandes construcciones se hicieron en ausencia de una élite poderosa. Aunque probablemente hubo algunos líderes que jugaron papeles centrales en la planificación y organización de tales trabajos, el factor principal fue la participación voluntaria de la gente en tales construcciones. Esto nos dice el potencial de la colaboración humana que no necesariamente requiere un gobierno centralizado”, concluye Inomata en entrevista con La Vanguardia. “No es como las pirámides posteriores que simbolizaron el poder de los gobernantes. Aguada Fénix fue posiblemente más bien el símbolo del logro comunitario”.

    Aguada Fénix – una vista desde el noreste a la plataforma principal MFU con el Grupo E en el centro y una cuadrícula rectangular de edificios secundarios (Alfonsobouchot bajo CC BY-SA 4.0)

    La principal plataforma MFU en Aguada Fénix es el edificio maya más antiguo y masivo. La plataforma es de 1413 m de largo y 399 m de ancho. A una altura de unos 15 m, destronó la famosa pirámide de La Danta en El Mirador (Petón, Guatemala), considerada hasta la fecha como la pirámide maya más grande (72 m de altura) y la estructura sur más masiva de Mesoaméricas (con un volumen de 2.600.000 m3 le da a Tlachihualtepetl una gran pirámide de Cholula, que 3es la pirámide más masiva de las tierras de 4.450 m). El volumen de la plataforma en Aguada F?nix, incluyendo los recursos disponibles, se estimó en 3 200 000-4,40.000 m 33. Su diseño requirió entre 10 y 13 millones de días de trabajo.

    El edificio maya más antiguo

    Las huellas humanas más antiguas, descubiertas bajo la plataforma central MFU en Aguada Fenix, fueron lanzadas alrededor de 1200 a.C. al final de la era pre-polérica temprana. Sin embargo, la construcción de la plataforma comenzó un poco más tarde, alrededor de 1100-1050 BC. Cerca de 1000 a.C. la plataforma tenía 6 m de altura. La estructura terminó 800-750 a.C., por lo que tomó 250-350 años. Desde el período central, las víctimas de rehenes también provienen del eje central del Grupo E, cerca de la plataforma oriental. Los depósitos NR3, NR4, NR7, NR8 y NR9 que datan de 850 a.C. contenían piedra verde, incluyendo jadeit y cerámica.

    Esquema de complejos de MFU en Aguada Fenix (izgato) y Buenavista (derecha)
    (Figura. P.A. Trze-niowski CC BY-NC)

    Los pilares del Universo

    En depósitos NR7-9 también fechados por 850 a.C., los artefactos fueron dispuestos en forma de quinkunk, un símbolo que denota el eje del universo y cuatro direcciones cardinales. El depósito NR10, fechado 900 B.C., contenía artefactos de arcilla pintados de rojo, pero imitando la forma de ejes votivos de piedra verde (por ejemplo, jade, malachite, serpentina), dispuestos en forma de un quinkunksu. El más interesante, hasta ahora, ha sido el depósito No. 11, fechado 900 a.C. En los quinquitos de las conchas, allí se colocó un tinte: azul, verde y amarillo. Más tarde Maya, colores similares simbolizaban los lados del mundo. Gente de Aguada Fenix, de acuerdo. 900 d.C., por lo tanto, sabían de los quinkunks de piedra verde, así como de lo que tal forma simboliza, pero en ese momento no tenían acceso a minerales como jade.

    Sitios ceremoniales descubiertos en Aguada Fénix revelan vínculos entre las culturas mayas y olmecas

    El descubrimiento de 500 sitios ceremoniales en Tabasco y Veracruz, es uno de los principales hallazgos arqueológicos de los últimos años.  El sitio Aguada Fénix que se localiza en Tabasco arroja nuevas y relevantes interpretaciones sobre el estilo de vida de las antiguas sociedades que habitaron Mesoamérica.

    Kuhikugu

    Kuhikugu

    Kuhikugu es un sitio arqueológico ubicado en Brasil, en la cabecera del río Xingu, en la selva amazónica. El área alrededor de Kuhikugu se encuentra hoy en parte del Parque Nacional Xingu. Kuhikugu fue descubierto por primera vez por el antropólogo Michael Heckenberger, que trabajó junto con el pueblo local Kuikuro, que son probablemente descendientes de los habitantes originales de Kuhikugu.[1]

    Mapa de Kuhikugu

    Complejo arqueológico e historia.

    En sentido amplio, el nombre se refiere a un complejo arqueológico que incluye veinte ciudades y pueblos, repartidos en un área de alrededor de 7.700 millas cuadradas (20.000 km2), donde alguna vez vivieron cerca de 50.000 personas. Kuhikugu probablemente estuvo habitado desde hace unos 1.500 años hasta hace tan solo 400 años, cuando las personas que vivían allí probablemente murieron a causa de enfermedades traídas por los europeos. Aunque es probable que los europeos no la transmitieran directamente a los habitantes de Kuhikugu, sí transmitieron enfermedades directamente a socios comerciales de otras áreas. Cuando los europeos llegaron a esta zona, la civilización ya se estaba desmoronando.[2] Los primeros conquistadores que exploraron esta área probablemente vieron los últimos momentos de estas ciudades, y sus registros brindan una idea de cómo habrían sido estos lugares. Y cuando los europeos regresaron algún tiempo después, las ciudades y pueblos ya estaban consumidos por la selva tropical. Los indígenas ahora vivían en tribus alejadas de las ruinas, y la memoria de esa civilización se recordaba a través de la tradición oral.

    Lo que distingue a las personas que habrían habitado Kuhikugu de otras civilizaciones sudamericanas son sus monumentos horizontales. A diferencia de los pueblos aztecas y mayas que construyeron pirámides, estos pueblos construyeron largos monumentos en el suelo para sus dioses. Presumiblemente, esto se debe a que sería imposible mantener una pirámide grande en una selva tropical y quedaría eclipsada por los árboles circundantes. La ingeniería era lo suficientemente sofisticada para puentes que cruzaban grandes secciones de río y fosos con fines defensivos. Además, la tierra negra que rodea la zona indica actividad agrícola a gran escala[1] [3]

    Asentamiento X11

    Estrictamente hablando, Kuhikugu es el asentamiento X11 de este complejo, ubicado cerca de Porto dos Meinacos en la orilla oriental del lago Kuhikugu (ahora Lagoa Dourada) a 12°33′30″S 53°6′40″W. Allí, así como en otros antiguos asentamientos del complejo Kuhikugu, las imágenes de satélite revelan que aún hoy el bosque difiere de las áreas prístinas circundantes, y la exploración terrestre revela que esto es un efecto del antrosol (cf. terra preta), conocido al Kuikuro como egepe. Directamente al norte del sitio X11 hay una aldea Kuikuro, cuyo pequeño tamaño proporciona una comparación interesante con la gran área de egepe que indica el asentamiento prehistórico.[4]

    Se construyeron grandes zanjas defensivas y empalizadas alrededor de algunas de las comunidades de Kuhikugu.[1] [4] También existen grandes plazas en algunas de las ciudades de la región, algunas de alrededor de 490 pies (150 m) de ancho.[1] [4] Muchas de las comunidades en Kuhikugu estaban conectadas, con caminos que unían algunos ríos a lo largo de sus caminos y con canales para canoas que corrían a lo largo de algunos de los caminos. Los sitios X35 y X34 son comunidades importantes conectadas por dos de estos caminos. El sitio X11 tiene un total de 4 suburbios que se conectan a través de un río o una carretera, y todos parecen tener una relación constante entre sí.[4]

    Es posible que existieran campos de mandioca (yuca) alrededor de las comunidades de Kuhikugu, lo que sugiere que la gente allí eran agricultores.[4] [5] Las presas y estanques que parecen haber sido construidos en el área también sugieren que los habitantes de Kuhikugu pueden haber estado involucrados en la piscicultura, que todavía practican algunos de sus descendientes Kuikuro de hoy en día.

    La ciudad perdida de Z

    Existe la posibilidad de que las leyendas sobre Kuhikugu hayan convencido al explorador británico, el teniente coronel Percy Fawcett, de emprender su expedición a la “Ciudad Z“. Fawcett afirmó haber descubierto una gran cantidad de fragmentos de cerámica en el Amazonas mientras realizaba trabajo de campo, y los sitios de Kuhikugu podrían haber tenido potencialmente una gran cantidad de cerámica en la superficie. Hay más de 20 sitios que abarca Kuhikugu, cada uno de los cuales podría haber albergado a más de 5.000 personas, y la planificación urbana sofisticada y las estructuras restantes podrían haber sido lo que Fawcett estaba buscando. Todos los sitios siguen un diseño similar, lo que significa que cualquiera de los sitios podría haber influido en Fawcett para buscar la Ciudad Perdida de ‘Z’.[3]

    source : http://www.sciences-faits-histoires.com/blog/archeologie/bresil-kuhikugu-ou-site-x11-la-cite-z.html

    Kuhikugu, ciudad perdida de Amazonia

    Actualmente se acepta que el Amazonas ha sido el hogar de civilizaciones urbanas comparables en tamaño a las ciudades medianas de Europa Occidental. En los años 90, Hecklenberger revivió el mito de las ciudades perdidas de la Amazonia al estudiar los sitios arqueológicos del Alto Xingu, Brasil, entre ellos el famoso X11: Kuhikugu (M. Hecklenberger, pour la science n°388, 2010).

    Sin embargo, el Amazonas ha transmitido durante mucho tiempo en la imaginación occidental moderna el Eros de la naturaleza original, virgen e inocente, luchando contra los thanatos de la modernidad destructiva. Las tribus, a diferencia de otras civilizaciones del sur o de Mesoamérica, no dejaron ninguna construcción duradera allí. Durante mucho tiempo se redujeron a los primitivos pueblos cazadores-recolectores que vivían en la Edad de Piedra y se conformaban con lo que la naturaleza estaba dispuesta a darles. En 1982, Pierre Gourou, en su obra seminal «Tierras de Buena Esperanza», contrastó las altas densidades del Delta del Mekong con las muy bajas densidades de la cuenca del Orinoco. Justificó esto por la ausencia o el dominio de las «técnicas de enmarcado». ¿Cómo podemos entonces concebir civilizaciones amazónicas pasadas que sean diferentes de las actuales? Esta visión cambiará gradualmente a partir de la década de 1970. Los investigadores redescubrieron entonces los escritos de los primeros exploradores. Michael Heckenberger cita los relatos de Gaspar de Carvajal, quien escribió en 1542 que «más de 200 piraguas, cada una de las cuales transportaba de 20 a 30 indios y unos 40, surgieron de las islas amazónicas que él pensaba que estaban deshabitadas». Casi dos siglos más tarde, el brasileño Antonio Pires de Campos se aventura cerca del Río Tapajos, al oeste de Xingu, y también evoca muchos pueblos bien conectados entre sí por amplios caminos. Estas observaciones serán corroboradas por R. Carneiro y especialmente por M. Heckenberger, «El alto Xingu es la única zona de la Amazonia brasileña que muestra claramente la continuidad de la ocupación indígena desde la prehistoria hasta la actualidad». Hacia el 1400 d.C., si no antes, las aldeas prehistóricas habían alcanzado proporciones impresionantes (20 a 50 hectáreas). Esto los hace entre los más grandes en cualquier área de tierras bajas de América del Sur en tiempos prehistóricos. Comprendían una variedad de estructuras, incluyendo calzadas lineales a lo largo de los márgenes de los caminos principales, patios centrales y zanjas profundas. Sin duda, esto habría ido acompañado de estructuras sobre el terreno como empalizadas, puentes y puertas de entrada. Se estima que tales aldeas podrían albergar alrededor de mil personas y que más de diez mil indios probablemente vivían al oeste del río Culuene en la región del alto Xingu. (povos indigenas brasil). Heckenberger cartografiará con la precisión de un agrimensor zanjas amplias y profundas y caminos anchos como las actuales autopistas, empalizadas que protegen pueblos, territorios explotados más o menos intensamente, numerosos pueblos unidos entre sí por una red de caminos muy sofisticada. Luego toma conciencia de un alto grado de integración regional. Los espacios ocupados se organizaron sobre cerca de 250 km², incluyendo 50 km² para conjuntos urbanos en el sentido estricto del término. Más recientemente, las excavaciones llevadas a cabo por el equipo anglo-brasileño de Jonas Gregorio de Souza revelarán un continuo de ciudades interconectadas de la civilización arahuaca en más de 400.000 km².

    «Al mismo tiempo, regiones como la del sudoeste de la Amazonia albergaban una de las mayores diversidades de familias lingüísticas de la Amazonia, y la naturaleza multiétnica/multilingüística de los sistemas regionales queda ejemplificada por el Alto Xingu34». Se ha formulado la hipótesis de que el cinturón de arahuacos y otros grupos a lo largo del SRA constituye un sistema formativo suprarregional que estuvo presente desde finales de la época precolombina. De ser cierto, esta conexión sugeriría una distribución ininterrumpida de los movimientos de tierra a lo largo de 1800 Km. de este a oeste en el SRA y un impacto humano precolombino más intenso en los bosques de esta región que el anteriormente postulado «Los constructores de tierra precolombinos se asentaron a lo largo de todo el borde sur del Amazonas».

     Se trata de una visión que demuestra la imposibilidad para las civilizaciones amazónicas de desarrollar intercambios complejos entre ellas y de cultivar intensamente un terruño amazónico latinoamericano y estable que se encuentra en estado puro. Lo que se considera en el mejor de los casos como «bons sauvages» es un modelo para la salvaguarda del planeta, ¿lo sigue siendo?

    Hecklenberger compara en efecto las ciudades del Alto Xingu con las ciudades-jardín que podrían ser el modelo más conciliador de urbanización duradera y de protección de la biodiversidad. Pero las reservas indias parecen ser muy frágiles en cuanto a la deforestación amazónica, la soja OGM y las tierras extensas.

    (Este texto está ampliamente basado en el artículo de M. Hecklenberger en la revista Pour la science n°388, 2010)

    La civilización Kuhikugu

    En 2008, la prestigiosa revista científica Scientific American publicó un artículo redactado por David Biello (editor asociado) bajo el título Antigua amazonía realmente altamente Urbanizada, en la cual resumía las investigaciones del antropólogo Michael Heckenberger —publicadas, a su vez, en Science— en donde exponía las conclusiones de años de investigación que demostraban que en el estado brasileño de Mato Grosso, especialmente en proximidades del Alto Xingú , se habrían descubierto 28 «ciudades», pueblos y aldeas que habrían sostenido una población de unas 50.000 personas.

    No se trataba de «Z», ni de templos y viviendas de piedra, sino de espacios urbanos donde lógicamente se había aprovechado al máximo los recursos naturales del lugar: árboles y tierra.

    Lo hallado fueron evidencias de zanjas, circulares en la mayoría de los casos, cuadrangulares en otros, de unos tres metros que supieron tener de profundidad y diez de ancho, redescubiertas porque la lamentable deforestación habría dejado al descubierto, observable en ocasiones desde aeronaves y en otras desde tierra, de las evidencias de esas construcciones. Estamos ante grandes conglomerados sedentarios, construidos entre el año 400 y 1.400 de nuestra era, rodeados por esas zanjas y empalizadas de madera.

    A su vez, estos pueblos estaban comunicados entre sí por canales navegables, rectilíneos, donde canoas llevaban y traían mercaderías (volveremos enseguida sobre este detalle), y caminos que cortaban la selva también de manera rectilínea. De estos «caminos» supe ver evidencias en lo profundo del Paraguay hace ya años, y me comentaban los lugareños que «los antiguos» procedían de la siguiente forma: talaban la selva en sentido y ancho de donde querían establecer la vía de comunicación. Dado que la vegetación, en esas latitudes, tarda pocas semanas en hacer desaparecer todo vestigio de haber sido destazada en algún momento, lo que hacía era sembrar, en esos espacios despejados, un tipo de pastizal llamado «paja brava», que crece hasta unos 50 o 60 centímetros de altura. Grueso, áspero, literalmente mata todo brote, toda extensión de la vegetación selvática que tratara de ganar el espacio anterior, con lo cual décadas y hasta siglos después era posible seguir observando evidencias de donde pasaban estas «carreteras en la selva».

    La «cultura Kuhikugu» (nombre que se ha dado a este todavía tan poco conocido horizonte cultural tomando el nombre de los relatos orales de los «kuikuros», etnia local que ya merecerá toda nuestra atención, y que se consideran herederos de esos ancestrales pobladores) compartía la particularidad que todas las aldeas y ciudadelas tenían una carretera principal que corría de noreste a suroeste a lo largo del eje del Solsticio de Verano y se disponían a un promedio de cinco kilómetros unas de otras. Y, finalmente, se supone que desaparecieron sus habitantes exterminados por las enfermedades que se extendieron por el subcontinente más rápidamente que los feroces y salvajes conquistadores, al punto que luego la selva recuperó sus espacios naturales.

    Estos espacios descritos quizás no serán suficientes, a ojos del lector crítico, para justificar el sueño de Fawcett; sin embargo, es apenas la parte emergente de una trama muy cerrada y extensa de historias civilizatorias sobre las que apenas —acudo a la metáfora blavatskyana— estamos levantando un extremo de velo.

     Porque si nos dirigimos un poco más al oeste, más precisamente en buena parte del estado de Beni en Bolivia y algo de Rondónia en Brasil, encontramos los llamados «Llanos de Mojos». Los «Moxos» (o los «Musus», como los encontramos denominados en escritos ya del siglo XVI) son asiento de otro misterio ya conocido de más antaño pero hasta ahora desconsiderado: las «lomas». ¿Qué son las mismas? Pues montículos absolutamente artificiales. Muchos, de tierra acarreada y apisonada; otros muchos, de ladrillos y bloques de adobe cubiertos de tierra. ¿Dimensiones?: algunos, los más grandes, llegan a los 20 metros de altura, por cien o ciento cincuenta metros de lado. Más aún: sobre esas plataformas en muchos casos se levantan terrazas, muros, empalizadas y verdaderas pirámides truncadas. ¿Ubicación?: unos 20 cerca de la ciudad de Trinidad; unos 380 alrededor de la población llamada Casarabe (llamada así porque entre fines del siglo XVIII y principios del XIX comenzaron a radicarse muchos inmigrantes de origen libanés y sirio, con lo cual se le llamaba coloquialmente la «casa árabe», que devino en el toponímico de referencia), y en toda la región mencionada… ¡se estiman unos 20.000!

    En un interesantísimo estudio disponible en Internet, bajo el título A la sombra de los Andes. Arquitectura monumental en los Llanos de Mojos, los arqueólogos Carla Jaimes Betancourt y Heiko Prümers desarrollan un completo estudio sobre estos «montículos», señalando, muy acertadamente, que si estuvieran en Perú serían reconocidos como «huacas» o «pirámides truncadas» (esto, para contrarrestar la tendencia descalificadora con que la mirada de los lugareños —y también las autoridades zonales— contemplan estas ruinas). Pero además de su revalorización, estos profesionales ilustran sobre aspectos apasionantes. En efecto, aquí también tenemos Caminos Elevados, terraplenados, que comunican entre sí los montículos.

    Ahora bien; en temporada de lluvias, toda esta enorme extensión —que cubriría dos veces la superficie de Suiza— se inunda. Los montículos, entonces, emergen como «islas» en el mar, siempre comunicados por los caminos elevados. Esa concepción visual, de sitios culturales unidos por caminos artificiales en medio de un enorme lago poco profundo, ¿a dónde nos remite?

    A la Huey Tenochtitlán, con sus «chinampas» o islas artificiales, y los pueblos aledaños (hoy, absorbidos por el crecimiento de la urbe) como Xochimilco o Tlatelolco.

     Los Llanos de los Mojos quedaban en el camino, desde tiempos ancestrales, del «Gran Paititi», el reinado extraño que ya los conquistadores supieron buscar por esas latitudes. En Santa Cruz encontramos Samaipata, a la que algunos estudios le adjudican autoría a los poco conocidos Mojocoyas, y que yo creo la avanzada occidental de la civilización de Kuhikugu. Que, por cierto, no es la Kuhikugu decadente de las aldeas con empalizadas descritas párrafos antes: la «civilización de los Mojos» surge alrededor del 500 a.C, extendiéndose, según algunos autores, hasta el 1.000 d.C.

    Interesante fenómeno: tomando ambos horizontes señalados, cuanto más atrás vamos en el tiempo más avanzada es la cultura.

    De modo que tenemos esta cultura, que tanta sintonía tiene con ciertas particularidades mexicas, por remota que esta última parezca. Es más; se ha descubierto que junto a los caminos terraplenados y elevados discurrían canales por donde, en tiempos de sequía, sin duda grandes canoas continuaban llevando y trayendo mercaderías (además de servir de administrador de sistemas de riesgo). Insisto: esta descripción visual es absolutamente coincidente con lo que los «nahuas» habrían hecho en esos mismos tiempos en el Ánahuac, el México prehispánico.

    Y aquí comienza a asomar un «secreto tolteca» anticipado en el título: en Rondónia y Mato Grosso —y esto ya lo señala Fawcett— existía una etnia (literalmente exterminada, aunque algunos descendientes se hayan mestizado completamente) que se llamaban a sí mismo «nahuas».

    Recordemos que los «nahuas» han sido la etnia troncal de donde salen distintos «horizontes culturales» o pueblos, que conocemos como zapotecas, olmecas, totonacas, mixtecas, otomíes, etc y etc., en el Ánahuac prehispánico. Ánahuac que, justamente, significa «tierra de nahuas».

    Que una «tribu» en el Amazonas se identifique con el mismo nombre, cuando menos, llama poderosamente la atención. Pero aún debemos señalar que todos estos pueblos amazónicos tenían dialectos y lenguas de origen Arawak. Es Fawcett quien, por esta correspondencia lingüística, supone que los «arawaks» (que hemos conocido como «caribes», los «araucas», los «araucanos» del sur de Chile y los «antis» de Perú (de donde surge el toponímico «Andes») pertenecen a la misma raza original.

    Hoy sabemos que los «caribes» se extendieron por Sudamérica, dando origen a ramas como los Tupíes, los Tapuyas y los Carijós. De hecho, los Tupíes originan los guaraníes, de presencia dominante en el escenario sudamericano precolombino.

    Fuertes en el NE brasileño, se supone que cierta rama de los caribes es responsable de lo que hoy conocemos como «Stonehenge del Solsticio de Verano»: una extraña construcción megalítica en cercanías de Rego Grande, en el estado de Amapá, donde un conjunto de moles de granito de autores desconocidos y formas extrañas que remiten a reminiscencias lovecraftianas desconcierta a propios y extraños. Se le llama de esa particular forma porque en una de las rocas existe un orificio por donde, en el solsticio de verano, atraviesa el sol a mediodía creando un círculo sobre otra piedra a alguna distancia.

    Por ciertos restos hallados al pie de estos monolitos (fuegos, quizás rituales, encendidos en los puntos donde fueron instalados) se estima su erección aproximadamente en el 3.000 a.C. Sin duda no tiene relación con la cultura Kuhikugu por su antigüedad, pero demuestra que a lo largo y a lo ancho de lo que hoy llamamos Brasil hubo numerosos pueblos, aún desconocidos, en un período temporal dilatadísimo.

    En la desembocadura del Amazonas sobre el Atlántico se encuentra (ya la mencionamos) la Isla de Marajó. En la misma se han encontrado «montículos» en un todo afines a los de los Llanos de los Mojos, aunque si se mira un mapa llama la atención la enorme distancia entre un área y otra. Empero, la identidad de construcciones da a suponer que de alguna manera —quizás ocupando el río Amazonas como vía de comunicación— grupos que se influyeron mutuamente migraron por ese conducto.

    Del río Amazonas, mientras tanto, hay un par de cosas que debemos comentar. Por ejemplo, que su nombre autóctono original no era, obviamente, el de Amazonas, sino «Solimoes», y es aquí donde Fawcett se pregunta si en ese nombre no vemos la presencia del nombre de Salomón, y lo vincula con las famosas «minas» de donde fluía el oro y la plasta que este rey hebreo, especulando si, quizás, no habrían navegado en tiempos remotos a través del Atlántico y, por este río, llegado a casi sus fuentes en territorio peruano donde el oro y la plata —especialmente la segunda— abunda.

    Sabemos que se le llamó «amazonas» por las historias de mujeres guerreras que vivirían en sus márgenes. Pues bien, sépase que las mismas efectivamente existieron y no se trata de un fábula de los conquistadores. Estas mujeres eran llamadas «Aikembenanas» por los otros pueblos y ya es una certeza etnográfica su existencia.

    El secreto tolteca

    Si bien Fawcett no había dedicado años a explorar las culturas antiguas del México prehispánico, es un hecho —sencillo de demostrar— que cuando menos, en teoría, lo había estudiado profundamente. No solamente se trata aquí de esa hilación de conocidos y amigos que pudieron hacerle llegar hallazgos de Maler y otros, voy a citar algunas referencias no menores.

    Por ejemplo, en su libro ya citado, al hablar de los Toltecas los llama «sabios artistas». Puede parecer un detalle menor, y no lo es: aún hoy, son (somos) un número reducido los que conocemos algo del idioma náhuatl original donde la palabra tolteca se traduce, efectivamente, como «sabio artista»; mucho menos común hubiera sido ese conocimiento a fines del siglo XIX o principios del XX salvo que se esté profundamente empapado de estudios sobre el particular.

    Fawcett con

    struye su propia teoría. Según la misma, en tiempos remotísimos lo que hoy llamamos Brasil era apenas una de varias islas que ocupaban el Hemisferio Sur. Grandes cataclismos hicieron que el océano se hundiera en ciertos puntos y se elevara en otros (no podemos obviar aquí ver la influencia teosófica, con la presencia intensa de Mu y Lemuria). Tierras que emergieron se habrían fusionado con esa «isla» y formó lo que hoy conocemos como Sudamérica. Al mismo tiempo, otra isla se hundía en el Atlántico. Atlántida. De la misma escapa una casta de sabios artistas, sacerdotes y educadores, los primitivos toltecas —Fawcett mismo dice que emplea ese término a falta de uno mejor— quienes luego de permanecer durante siglos en México extendieron su influencia hacia el Sur. Aislados los grupos (si por guerras, hambrunas, cataclismos; vaya a saberse) un grupo de toltecas «degenerados» se transforma en los «caribes» que conocemos como tales.

    Permítaseme hacer aquí una digresión: hace años señalé que hubo una corriente civilizatoria que se inició en la Atlántida y, cruzado a través de décadas hacia Occidente y Oriente, cruzó el Atlántico y llegó a América, siguiendo a un líder (o las enseñanzas y directivas de ese líder) que habría pasado a la historia y la leyenda con el nombre de «Kar», «K’ar» o «K’a’r’» (según las pronunciaciones). Señalé en su momento el «rastro toponímico» que dejaba su nombre a través de la geográfica, y en esa ocasión algunos críticos me atacaron diciendo que se trataba de una tontería pues, según ese razonamiento, una «car-nicería» indicaría el paso de Kar por allí. Sin embargo, no necesito discutir mucho: todos ustedes saben que muchísimos toponímicos se crean usando como raíz adjetivos calificativos del lugar y nombres propios. El pensamiento de Fawcett, entonces, ratifica ésta mi teoría.

    Bien, sigamos. El explorador señala en su libro esa presencia «nahua» ya mencionada en proximidades del Alto Xingú. Cerca, también, se encuentra otro grupo cultural, los «Maxubis», con quienes conviviera un tiempo, llamándole poderosamente la atención el ritual de, todos los amaneceres, formar toda la aldea mirando al naciente Sol, elevar sus manos en esa dirección y cantar al unísono un himno de salutación al mismo (costumbre que se encontraba hasta épocas muy recientes entre los mexicas). Estos «toltecas», incluso y siempre según la mirada de Fawcett, habrían llegado a ser los fundadores de Tiwanaku.

    Podría decirse que era una teoría demasiado simplista ese «difusionismo excesivo» que proponía el inglés. Por cierto, llega a señalar que veía como posible que una rama de los Tupíes hubiera migrado a través del Pacífico hasta la Polinesia, ocupando en el camino Rapa Nui (Isla de Pascua).

    Puede parecer excesivamente simplista este «difusionismo», pero en puridad no podría negarse puntualmente el extraordinario parecido que tienen las tallas en madera de los «fueguinos» (en puridad, los selk’nam, onas y yámanas) con los moais de la Isla de Pascua. Puede verse como exagerado ese difusionismo. Pero quien, como un servidor, ha tenido la oportunidad de estar frente a los moais y contemplar directamente las tallas onas conservadas en museos, no puede negar su extraordinario parecido.

    Permitan ustedes que yo agregue, a las ideas de Fawcett, un elemento menor pero sugestivo. He hablado ya de los «kuikuros», el grupo tribal (hoy, de unos 500 individuos) que en los Altos del Xingú son los herederos (dicen serlo) de la cultura Kuhgikugu. Muchos de ellos ya están integrados a la civilización occidental, y de los que permanecen viviendo en sus aldeas originales supongo lo hacen por la interesante conveniencia del turismo. Con un altísimo cociente intelectual uniformemente distribuido entre ellos (es hasta simpático verles totalmente inmersos en su ambiente folklórico… pero sin dejar de revisar —algunos, claro— periódicamente sus celulares, aceptando sin ambagues que cuidar sus raíces no va en detrimento de estar enterados de lo que pasa en el mundo vía redes sociales), una de sus costumbres es conservar vestimentas rituales que emplean en ceremonias ancestrales. En ese ajuar se ocupan sólo cuatro colores: negro, rojo, amarillo y blanco. Los cuatro colores, precisamente, que identifican desde siempre a los «cuatro rumbos» del pensamiento mexica, a las nahui mitl, las «cuatro flechas» simbólicas. Son los colores de los «rezos» que se cuelgan ceremonialmente en el «Árbol de Rezos», los colores de las «cuatro puertas» de la ceremonia del Temazcal Guerrero…

    Nixtun Ch’ich’

    Nixtun Ch’ich’

    Nixtun-Chʼichʼ es un sitio arqueológico maya itzá en el departamento de Petén, Guatemala. Tiene una trama urbana con calles y avenidas bastante ordenadas que datan de hace unos 2500 años. Esta es una de las primeras redes urbanas de América y probablemente surgió cuando los antiguos mayas desarrollaron formas más complejas de organización política. Probablemente era un medio para regular y quizás dominar a los habitantes. Sin embargo, el sistema de cuadrícula de Nixtun-Chʼichʼ no tuvo éxito y no se ve en ciudades mayas posteriores.

    Ubicación: Central,  Petén

    Región: Guatemala

    Historia

    Fundado: Período Preclásico

    Abandonado: 1734

    Culturas: maya

    Ubicación

    Nixtun-Chʼichʼ se encuentra en el borde occidental del lago Petén Itzá. Limita con el lago al sur y al este; por colinas kársticas al norte; y terreno irregular al oeste. El área del sitio es relativamente plana, pero fue construida sobre una cresta baja que se extiende de este a oeste. Los sitios mayas generalmente están dispersos, pero Nixtun-Chʼichʼ se trazó con una cuadrícula urbana. También incluye un eje urbano compuesto por una hilera de más de 15 edificios que se extiende de este a oeste. El eje y la grilla fueron establecidos en el período Preclásico Medio (800-400 a.C.). El sitio también cuenta con importantes construcciones en el Período Preclásico Tardío (400 a. C.-200 d. C.), después del cual el sitio parece haber sufrido un declive, una tendencia que se observa en muchos sitios en el centro de Petén. El sitio también estuvo ocupado desde el Clásico Tardío hasta el período Colonial (600-1734 d.C.).

    Misión de San Jerónimo, Petén, Guatemala

    Un anzuelo encontrado en Nixtun Chʼichʼ

     

    Cuenta de vidrio encontrada en Nixtun Chʼichʼ

     

     

    Un tiesto de olivo encontrado en Nixtun Chʼichʼ

     

     

    Período Preclásico

    Durante las temporadas 1995, 2006-2008 y 2013-2014 en Nixtun-Ch’ich, Proyecto Itza encontró construcciones del período Preclásico (ca.1000 a.C.-200 d.C.) en casi todas las unidades de prueba excavadas. Estaba claro que las construcciones más importantes del sitio, ocurrió antes del año 200 d.C. En 2013-2014, Proyecto Itza volvió a mapear el sitio y descubrió que contenía una red urbana . En 2015, Proyecto Itza comenzó a investigar intensamente las ocupaciones del período Preclásico junto con su trabajo sobre el período Posclásico.

    Período posclásico tardío y colonial

    Se han encontrado asentamientos de los períodos Posclásico y Colonial en Nixtun-Chʼichʼ en el Sector QQ ( período Posclásico Medio a Tardío), el Sector WW (período Posclásico Medio a Tardío), el Sector XX (período de Contacto o Colonial) y el Sector ZZ (período Colonial).

    Arqueología Subacuática

    En 2015, Proyecto Itza inició un programa de arqueología subacuática en el lago Petén Itzá y comenzó a tomar muestras en 2018. El objetivo de este trabajo es discernir depósitos en el lago dejados como ofrendas o arrojados accidentalmente al lago como resultado del comercio. Proyecto Itza ha identificado varias áreas que “parecen” puertos en Nixtun-Chʼichʼ y probaremos esta hipótesis mediante muestreo submarino.

    Documental Nixtun Ch’ich’

    En 2017, Proyecto Itza comenzó a filmar un documental sobre el desarrollo de la planificación urbana y el estado en Nixtun-Chʼichʼ.

    Se descubre que una ciudad maya de 2.600 años de antigüedad tiene un diseño de cuadrícula único

    Imagen de portada: Vista aérea de la ciudad (foto de Timothy Pugh)

    Una ciudad maya amurallada de hace 2.600 años estaba dispuesta en una cuadrícula que sugiere que el gobernante que supervisó el diseño era una persona particularmente poderosa. La ciudad, Nixtun-Ch’ich’ en Petén, Guatemala, está siendo protegida de los saqueadores por los ganaderos propietarios de las tierras en las que se sitúa la antigua ciudad.

    La ciudad tiene pirámides de cima plana y otras estructuras grandes que estaban orientadas en un eje este-oeste que se desviaba sólo un 3 por ciento del verdadero este, dice un artículo en Live Science. Es la única ciudad maya diseñada en forma de cuadrícula. Otra antigua ciudad mexicana, Teotihuacán de los aztecas, estaba dispuesta en forma de cuadrícula, pero se trataba de una civilización diferente.

    “Es una organización vertical”, dijo a WordsSideKick.com el arqueólogo Timothy Pugh del Queens College de Nueva York. “Algún tipo de gobernante muy, muy poderoso tuvo que organizar esto”.

    Pugh presentó recientemente la investigación de su equipo en la reunión anual de la Sociedad de Arqueología Estadounidense.

    Live Science informó:

    Tienes alrededor de 15 edificios en línea recta exacta; esa es el área ceremonial principal’, dijo [Pugh]. Estos 15 edificios incluían pirámides de cima plana que se habrían elevado hasta casi 100 pies (30 metros) de altura. Los visitantes habrían subido una serie de escalones para llegar a la estructura del templo en la cima de cada una de estas pirámides. Al final del camino ceremonial, en el extremo oriental de la ciudad, hay una estructura o grupo “tríadico”, que consta de pirámides y edificios que se construyeron uno frente al otro en una. Estructuras como este grupo triádico (el nombre proviene de las tres pirámides o edificios principales del grupo) se han encontrado en otras ciudades mayas tempranas. Las áreas residenciales de la ciudad se construyeron al norte y al sur de la ruta ceremonial y también se incluyeron en el diseño de cuadrícula de la ciudad, dijo Pugh.

    Al orientar los edificios de este a oeste, es posible que los diseñadores intentaran ayudar a las personas a seguir los movimientos del sol en el cielo, algo que posiblemente fuera importante para su religión.

    Algunos de los edificios de la ciudad estaban cubiertos de un yeso blanco brillante, y los investigadores suponen que la ciudad era de un blanco brillante. El edificio estaba rodeado por un muro de piedras y tierra, lo que indicaba que las personas que vivieron allí, aproximadamente entre el 600 y el 300 a. C., estaban preocupadas por la defensa. Este es el mismo período en el que se construyeron por primera vez ciudades en la región, en lo que hoy es Petén, Guatemala.

    Pugh dijo que los europeos que vivían en ciudades cuadriculadas no estaban contentos con el diseño. Especuló que tal vez la gente de Nixtun-Ch’ich’ podría haber estado igualmente disgustada. Otras ciudades mayas también tenían calles anchas, pero no estaban organizadas en cuadrícula.

    Las personas que ahora viven en las cercanías de la ciudad conocen las ruinas desde hace años, dice Live Science. Pugh dijo que está agradecido de que los ganaderos lo estén protegiendo. Los ganaderos también han estado plantando un tipo de pasto que crece rápidamente y por lo tanto disminuye la erosión de lo que queda de los edificios antiguos de la ciudad.

    La ciudad probablemente estaba aislada políticamente de otras ciudades mayas y era una entidad en sí misma, de acuerdo con la norma maya. Los mayas tenían una forma de escritura con glifos, un sistema de calendario, agricultura, arquitectura sofisticada y el panteón y la religión que acompañan a toda civilización conocida. Las enfermedades traídas al Nuevo Mundo por los conquistadores españoles tuvieron un efecto devastador en los mayas y mataron a muchos. Pero hay millones de mayas, sus descendientes, que viven hoy en México y en otros lugares.

    Hubo cazadores-recolectores en Centroamérica durante miles de años antes de que surgiera la civilización maya, pero los científicos no están seguros de qué pueblos del mundo habitaron por primera vez el Nuevo Mundo.

    Pugh comenzó su investigación en Nixtun-Ch’ich’ en 1995 y se centró en los restos del pueblo maya mucho después de que la ciudad fuera abandonada. Mientras tanto, él y sus colegas han estado cartografiando y excavando la ciudad.

    Relieve de un príncipe maya; Los investigadores especulan que un gobernante poderoso supervisó el diseño de la ciudad de Nixtun-Ch’ich’. (Foto de Wolfgang Sauber/Wikimedia Commons)

    Jeroglíficos mayas que representan signos diurnos (Wikimedia Commons)

    Paquimé

    Paquimé

    Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

    Coordenadas: 30°21′58.67″N 107°56′50.74″O

    Zona arqueológica de Paquimé.

    Localización

    País: México

    Datos generales

    Tipo: Cultural

    Identificación

    Región: América Latina y el Caribe

    Inscripción: 1998 (XXII sesión)

    Paquimé es una zona arqueológica de la Cultura de Paquimé, está localizada aproximadamente a 260 km al noroeste de la ciudad de Chihuahua, México, a medio kilómetro del poblado de Casas Grandes y a 5 kilómetros de la ciudad de Nuevo Casas Grandes. Esta zona arqueológica fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998.1

    Cultura

    Fue un asentamiento prehispánico que influyó en el noroeste de la Sierra Madre Occidental; la mayor parte del oeste de Chihuahua y algunas áreas de los estados de Sonora, Arizona, Utah, Colorado y México. Los investigadores calculan que la población probablemente llegó a tener unos 3500 habitantes, pero se desconocen su filiación lingüística y étnica.

    El sitio es famoso por sus construcciones de adobe y sus puertas en forma de “T”. De su extensión total solo una fracción está cercada y una menor excavada. Sus edificios tienen rasgos de la cultura de Oasis-América y demuestra la destreza de los arquitectos prehispánicos de la región.

    En el oeste de esta población hay una hilera de estructuras construidas con relleno y piedra que probablemente estuvieron cubiertas con cal pintada; esos fueron los centros ceremoniales.

    Algunos investigadores sostienen que Paquimé tuvo un desarrollo cultural autóctono de la cultura Dulce de Oasis-América. Otros afirman que fue el resultado de la invasión de una élite del altiplano mexicano o México central.

    Así se generó un puesto de comercio foráneo dedicado a la producción de plumas de guacamayas, al intercambio de conchas, cerámica, cobre, etcétera.

    Los objetos que más distinguen a Paquimé son justamente sus vasijas de barro; a las que se les denomina Olla. Esto, porque más que un artículo de uso simple, como sería un jarro, son ceremoniales o decorativas y por ende sería más apropiado llamarles jarrones. En México, es más usual llamar jarro a una vasija para agua u otra bebida.

    Los pobladores de Paquimé dejaron como legado miles de vasijas decoradas en las que plasmaron sus propios rostros, las formas de sus cuerpos, la decoración de los mismos, los animales de su entorno y muchas otras figuras más.

    Paquimé alcanzó su máximo desarrollo en entre 1060 y 1340. Durante esa época se construyeron viviendas de varios pisos, las cuales contaba con servicios de drenaje y calefacción. También se edificaron lugares especiales para adorar a sus dioses y acueductos para abastecerse de agua.

    Hacia 1340, la ciudad de Paquimé inició una etapa de debilitamiento y fue abandonada por sus habitantes. Se desconoce el motivo por el cual la población emigró hacia otros lugares.

    Historia

    Cerámica de la Cultura Paquime, Galería Norte de México, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México.

     

     

     

     

     

    Olla, de la cultura Casas Grandes. Forma parte de la colección del Museo de Stanford (Estados Unidos).

     

     

    Olla con forma humana, de la cultura Casas Grandes. Forma parte de la colección del Museo de Stanford (Estados Unidos).

     

     

     

     

     

     

     

     

    Cerámica de la Cultura Paquime, Galería Norte de México, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México.

     

    Alrededor del año 700 se dio inicio la cultura Paquimé en la región con la introducción de la agricultura y construcción de pequeñas casas de adobe semi subterráneas construidas a la orilla de los ríos Piedras Verdes, San Pedro y San Miguel, dichos ríos forman al unirse el río Casas Grandes.

    Charles Di Peso, arqueólogo que ha estudiado la zona, ha propuesto seis etapas que muestran el desarrollo de la cultura.

    I.- Horizonte precerámico. Se ignora su inicio y concluyó entre los siglos I y II.

    II.- Período de la cerámica sin decoración. Concluyó alrededor del siglo VIII.

    III.- Período viejo. Concluyó alrededor del siglo XI. El período viejo se subdivide en: a) Fase Convento. b) Fase Pilón. c) Fase Perros Bravos.

    IV.- Período medio. Terminó en el siglo XIV. El período se subdivide en: a) Fase Buena Fe. b) Fase Paquimé. c) Fase Diablo.

    V.- Período tardío. De 1340 a 1660. El período se subdivide en: a) Fase Robles. b) Fase de los primeros contactos esporádicos con los españoles.

    VI.- Período de los españoles. De 1660 a 1821.

    Durante el período viejo se establecieron las primeras aldeas y sus pobladores practicaban la agricultura de temporal además que aprovechaban los escurrimientos de agua de la sierra.

    Durante las fases Convento y Pilón inició la construcción de casas circulares construidas por la excavación de un círculo a la profundidad de menos de un metro que servía de base, el área de tales viviendas era de 10 m² aproximadamente y la puerta redondeada, en el centro de la aldea se erigía una vivienda comunitaria de mayor tamaño que las casas familiares.

    Durante la fase Perros Bravos aumentó el tamaño de las viviendas, se empezaron a construir pegadas unas a otras y su base dejó de ser circular para adoptar la forma cuadrada. La cerámica decorada se hizo presente en este período, además aparecen pedazos de concha, collares, cuentecitas de turquesa y cobre trabajado.

    Durante el período medio se transformó la organización social y el aspecto de la ciudad. Durante la fase Buena Fe las casas son de un solo piso, las puertas tienen la forma de T y los techos son de viga.

    Durante la fase Paquimé la población alcanza su mayor esplendor, las relaciones comerciales con otras poblaciones aumentan y se construyen montículos ceremoniales. La población está atravesada por un sistema de acequias que le proporcionan agua, se construyó un juego de pelota y dio inicio la construcción de casas de varios pisos, algunas construcciones alcanzaron hasta cuatro niveles.

    Durante la fase Diablo el asentamiento fue abandonado parcialmente e inició la decadencia a causa del hostigamiento de los pueblos enemigos, para 1340 la población sucumbe al asedio enemigo y muchos de sus habitantes fueron asesinados, eso se concluye por la cantidad de restos humanos que en posturas grotescas fueron encontrados.

    Contexto político del norte de México alrededor de 1350. Presencia de 3 familias lingüísticas alrededor de los 3 reinos determinados por la arqueología. El mapa de las posiciones de 1519 prácticamente permite determinar los grupos que controlaban estas 3 entidades.

    Epílogo

    Después que Paquimé fue abandonada, pueblos originarios nómadas ocuparon el sitio. Una incipiente cultura del desierto había muerto.

    En 1562, el explorador español Francisco de Ibarra señaló que había visitado regiones no exploradas y pobladas por nativos bien vestidos, que vivían en casas de adobe, se dedicaban a la agricultura y contaban con canales de riego y les sobraban alimentos. En 1566 regresó de nuevo a la región y llegó hasta Paquimé o Casas Grandes, población habitada para ese entonces por los nativos sumas, quienes no practicaban la agricultura y vivían de la caza y de la recolección de frutas y raíces.

    Francisco de Ibarra escribió:

    Está muy poblado de casas de mucha grandeza, altura e fortaleza, de seis a siete sobrados, torreadas o cercadas de fuerte a manera de fuertes para amparo y defensa de los enemigos (…) Tiene grandes y hermosos patios, losados de hermosas, lindas y grandes piedras a manera de jaspe; e piedras de navajas sostenían los grandes y hermosos pilares de gruesa madera, traída de lejos; las paredes bellas enjalbegadas e pintadas de muchos colores, matices e pinturas de su edificio, compuesto a manera de tapias, aunque tejida e revuelta con piedra e piedra más durable e fuerte que la tabla.

    Había gruesas e anchas canales del río a los pueblos con que solían llevar agua a sus casas. Tienen grandes y anchas estufas en lo bajo de las casas y edificios para ampara del frío que es allí mucho, porque nieva mucha parte del año e vienen los nortes en extremo fríos de hacia los llanos e de las sierras a donde nieva más de ordinario. Halláronse trazas de metales que los naturales debían de beneficiar e piedras de amolar (…) Hallamos caminos empedrados.

    Esta gran casería e congregación de casas no está junta sino dividida en espacio de ocho leguas río abajo (…) Estaban estas casas la mayor parte de ellas caídas, gastadas de las aguas e desbaratadas, porque demostraba cantidad de años que las dejaron y despoblaron sus dueños, aunque había cerca de ellas gente silvestre, rústica y advenediza que dejaban de habitar en casas de tanta grandeza por asistir a morar en bohíos de paja como silvestres animales al sol, aire y frío. Son cazadores, comen todo género de caza e sabandijas silvestres e bellotas; andan desnudos; ellas traen faldellines de cuero de venado adobado, y algunos de las vacas (cíbolos).2

    Cerámica Mata Ortiz y Paquimé

    A partir de los años 1970 se inició un movimiento artístico basado en estas ollas de barro, la cerámica de Mata Ortiz. Elaborada originalmente por el artesano de la localidad de Mata Ortiz (nombre de un pueblito vecino a Paquimé) Juan Quezada Celado, y descubierta para el mundo por el antropólogo estadounidense Spencer MacCallum. Habiendo iniciado como réplicas de las vasijas u ollas de Paquimé, esta cerámica ha alcanzado a ser la más grande manifestación de arte en barro en México. Ahora, en muchos museos del mundo, se exhiben estas piezas, iniciando con el Museo de Las Culturas del Norte, dentro del sitio arqueológico de Paquimé, operado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

    Casas Grandes, plano de la ciudad con dos líneas paralelas a 38º. Dibujo: Georgina Parada, a partir del levantamiento y la digitalización de estructuras arquitectónicas realizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y del plano publicado en Di Peso, Rinaldo y Fenner, Casas Grandes (vid. supra n. 1), vol. 5, fig. 85.

    Mapa Zona Arqueológica de Paquimé, Chihuahua, Mexico

    El origen de la cultura Paquimé (superárea cultural mesoamericana) tuvo lugar unos 2 mil años después de la separación de las culturas Mesoaméricanas y Aridoaméricanas. Algunos de los pueblos aridoamericanos empezaron a practicar el cultivo en la zona desértica del norte de México y el sur de los Estados Unidos, en un proceso fue gradual y dilatado. Así, : hacia el año 600 d. C. (periodo que coincide con la época del ocaso teotihuacano), algunos grupos aridoaméricanos recién habían adquirido las técnicas agrícolas, aunque otros –que tempranamente ocuparon el territorio luego poblado por los Hohokam, en el desierto de Sonora— practicaron la irrigación mucho antes, en el periodo que media entre los SS. IX y V AC.1

    Epílogo

    A la llegada de los primeros europeos, las cuevas aún estaban habitadas por el grupo original, por lo que los españoles pudieron recabar información acerca de su forma de vida, los aborígenes se autonombraban Jovas, y con ese nombre se referían a un grupo o familia más amplio. Esa etnia se considera en la actualidad extinta.

    Zona arqueológica Paquimé.

    El éxito de este pueblo se refleja en sus obras para controlar el agua y a la vez retener el suelo mediante la construcción de trincheras y terrazas.  Estos sistemas se extendieron desde las montañas hasta los valles del río Casas Grandes. En Paquimé el sistema hidráulico es uno de las instalaciones más importantes del complejo residencial. Construyeron  aljibes, canales, acequias, drenajes y laguna de oxidación de desechos, que atravesaban las Casas a través de muros y pasillos ara el manejo del agua en la Ciudad.

    El pueblo de Casas Grandes se extendió por todo el noroeste de Chihuahua. Sus límites fueron hacia el Este las Dunas de Samalayuca y la región de Villa Ahumada, Hacia el Sur, La región Babícora, Hacia el Oeste las Casas en los Acantilados de la Sierra Madre Occidental y Hacia el Norte la región de Janos, Carretas y Ascensión.

    En Paquimé se conjugan elementos culturales provenientes de Mesoamérica  y elementos culturales de los pueblos del desierto. Esto quedó plasmado con los montículos ceremoniales que aquí se encuentran; El juego de Pelota es un símbolo de la fertilidad. La serpiente y la guacamaya también. El simbolismo que Paquimé encierra tiene que ver con la reproducción de la vida, la fertilidad, el florecimiento y  la muerte. Paquimé es el Centro Ceremonial de la Cultura Casas Grandes.

    Distribuidos de acuerdo a la historia de quienes les dieron vida se encontraron cerca de 24 toneladas de materiales arqueológicos. Entre algunos de estos podemos mencionar objetos de concha, turquesa, cerámica, madera, cestería, plumería, piedras, tierras, cobre, pigmentos, pieles, fibras, cultivos, granos, textiles, adornos personales, fetiches, instrumentos de trabajo, instrumentos musicales, guacamayas, guajolotes, representaciones mágicas en arte mural y rupestre, detalles y acabados arquitectónicos, restos óseos, enterramientos y ofrendas. Son algunos de los muchos objetos que se exhiben en el museo de sitio.

    Desde 1936 el Instituto Nacional de Antropología e Historia ha orientado sus esfuerzos a la investigación, conservación y divulgación del bien. De 1956 a 1962 el Arqlgo. Charles Di Peso excavó 2/3 de las casas. El Arqlgo. Eduardo Contreras inició entonces el proyecto de conservación de los vestigios. En 1985 el Arqlgo. Ben Brown continúo con esa labor. Hoy en día al proyecto de investigaciones arqueológicas y de conservación del sitio las dirige el Arqlgo. Eduardo Gamboa Carrera.

    Actualmente se pueden observar los muros expuestos a la intemperie de la construcción de un masivo arquitectónico de uso habitacional hecho de barro, empleando moldes de madera, ascendían en hileras formando muros que después cubrían con vigas y tierra apisonado. Al método usado para llevar a cabo la conservación de los vestigios de Las Casas Grandes lo denominamos “Aplanados de Sacrificio”; que consiste en recubrir los elementos originales mediante una capa del mismo material, tierra batida. Este procedimiento permite encapsular los muros y mantener la apariencia de originalidad que requieren los criterios de restauración demandado por los acuerdos internacionales en cartas respaldadas por la UNESCO.

    A un costado de esta zona se encuentra el Museo de las Culturas del Norte, un recinto que alberga una de las más bellas colecciones arqueológicas del norte de México recuperada durante las excavaciones en este sitio con proyectos de investigación. Entre algunos de los objetos que se exhiben se pueden mencionar piezas de cerámica de tipos polícromos y en especial vasijas antropomorfas y zoomorfas, madera, cestería, lítica, piedras semi-preciosas, textiles, objetos suntuarios, restos óseos, maquetas didácticas del sitio y su arquitectura, dioramas, materias primas (concha, minerales etc.)

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Casas Grandes o Paquimé fue una importante ciudad precolombina que floreció debido a sus extensas redes comerciales entre c. 1150/1200 – 1450 EC en el noroeste del actual Chihuahua, México. Paquimé es uno de los sitios arqueológicos más grandes e importantes de la región de Oasisamérica, y la ciudad jugó un papel clave en la transmisión de bienes y conocimiento entre las culturas del suroeste del desierto precolombino y aquellas de Mesoamérica. La construcción de Paquimé se atribuye ampliamente a personas que demostraron las marcadas características de la cultura mogollón, que existió desde el c. 200 – 1450 EC en lo que es el sur de Nuevo México y Arizona, así como el norte de México, pero continúa un animado debate académico sobre las etnias exactas y los orígenes de los pueblos que vivieron y fundaron Paquimé. Aunque solo el 20% del sitio ha sido excavado y examinado, la UNESCO designó a Paquimé como Patrimonio de la Humanidad en 1998 EC.

    Paquimé se encuentra en lo que hoy es el estado mexicano de Chihuahua. Bendecida en términos de hidrología, Paquimé se ubica entre muchos ríos: el río Bavispe y el río Yaqui se encuentran al oeste de la Sierra Madre, y el río Bravo y río Carmen al este. La ciudad está a 56 km al sur de la ciudad de Janos y 240 km al noroeste de la ciudad de Chihuahua. La zona arqueológica de Paquimé abarca 146 hectáreas, y la ciudad cubrió más de 750,000 m2 en su apogeo (27 veces más grandes que Pueblo Bonito en el Cañón del Chaco). La periferia de Paquimé incluía aproximadamente 10,000 habitantes adicionales. Cercas de Paquimé existían alrededor de 350 asentamientos de diversos tamaños, pero eruditos y arqueólogos creen que la zona de influencia política de Paquimé solo se extendía unos 30 kilómetros del centro de la ciudad.

    La ciudad incluye montículos de plataforma, vastas plazas para uso público y mercantil, corrales especializados para la cría de guacamayos y pavos, y dos campos, para el juego de pelota, en forma de I construidos en un estilo similar a aquellos encontrados en Mesoamérica. También hay montículos de efigie y montículos ceremoniales en Paquimé. Un montículo ceremonial tiene la forma de serpiente emplumada, el cual podría haber estado dedicado al dios mesoamericano Quetzalcóatl. Otro montículo tiene forma de pavo o alguna especie de ave. También se pueden encontrar un baño de sudor, patios privados, cementerios y varios espacios de almacenamiento ceremonial a través de Paquimé. El sitio tiene puertas en forma de T y columnatas cuadradas al igual que los sitios anasazi en el Cañón del Chaco. Sin embargo, a diferencia de otros sitios en el desierto, Paquimé no tiene kivas (cámaras ceremoniales subterráneas).

     

    Mehrgarh

    Mehrgarh

    Mehrgarh es un sitio arqueológico neolítico (fechado c.  7000 a. C. – c.  2500/2000 a. C.) situado en la llanura de Kacchi de Baluchistán en Pakistán.[1] Está situado cerca del paso de Bolan, al oeste del río Indo y entre las actuales ciudades paquistaníes de Quetta, Kalat y Sibi. El sitio fue descubierto en 1974 por la Misión Arqueológica Francesa[2] dirigida por los arqueólogos franceses Jean-François Jarrige., y su esposa, Catalina Jarrige. Mehrgarh fue excavado continuamente entre 1974 y 1986,[3] y nuevamente desde 1997 hasta 2000.[4] Se ha encontrado material arqueológico en seis montículos y se han recolectado alrededor de 32.000 artefactos del sitio. El asentamiento más antiguo en Mehrgarh, ubicado en la esquina noreste del sitio de 495 acres (2,00 km 2), fue una pequeña aldea agrícola que data de entre el 7000 a. C. y el 5500 a. C.

    Ruinas de casas en Mehrgarh, Baluchistán

    El sitio arqueológico de Mehrgarh consta de una serie de montañosos arqueológicos bajos en la llanura de Kachi, cerca de la desembocadura del paso de Bolan. Situados junto a la orilla oeste del río Bolan, se encuentran a unos 30 kilómetros de la ciudad de Sibi. Cubrimiento de una superficie de unas 250 hectáreas, la mayoría de los yacimientos arqueológicos están sepultados bajo las acumulaciones de aluvión, aunque en otras áreas se pueden ver erosionando en la superficie. Actualmente los restos excavados expuestos en el lugar comprenden un complejo de grandes estructuras de ladrillo de barro compartimentado. Construido en ladrillos de barro plano-convexos formados a mano, la función de estas unidades subdivisadas todavía es incierta, pero se cree que muchas eran para almacenamiento en lugar de residencial. Los montañosos, MR3 y MR1 también contienen cementerios formales, partes de las cuales han sido excavadas.

    Nombre alternativo: Mehrgahr, Merhgarh, Merhgahr

    Ubicación: Baluchistán, Pakistán

    Región: Asia del Sur

    Coordenadas: 29°23′N 67°37′E

    Historia

    Fundado: C.  7000 a. C.; Hace 9023 años

    Abandonado: C.  2600 a. C.

    Periodos: Neolítico

    Notas del sitio

    Fechas de excavación: 1974–1986, 1997–2000

    Arqueólogos: Jean-François Jarrige, Catherine Jarrige

    Seguido por: Período Harappa temprano

    Historia

    Mehrgarh es el sitio más antiguo conocido en el sur de Asia que muestra evidencia de agricultura y pastoreo.[5] [6] [nota 1] Fue influenciado por la cultura neolítica del Cercano Oriente,[16] con similitudes entre “variedades de trigo domesticadas, fases tempranas de agricultura, cerámica, otros artefactos arqueológicos, algunas plantas domesticadas y animales de rebaño”.[17] [nota 2] Según Asko Parpola, la cultura migró al valle del Indo y se convirtió en la civilización del valle del Indo de la Edad del Bronce.[18]

    Situado en la misma zona que Mohenjo-Daro y Harappa, menos extensa que estas, pero mucho más antigua, forma la base de la denominada Cultura del Indo.

    Jean-François Jarrige aboga por un origen independiente de Mehrgarh. Jarrige señala “la suposición de que la economía agrícola se introdujo plenamente desde el Cercano Oriente hasta el sur de Asia”[19] [nota 2] y las similitudes entre los sitios neolíticos del este de Mesopotamia y el oeste del valle del Indo, que son evidencia de un “continuo cultural” entre esos sitios. Sin embargo, dada la originalidad de Mehrgarh, Jarrige concluye que Mehrgarh tiene un trasfondo local anterior” y no es un “‘remanso’ de la cultura neolítica del Cercano Oriente”.]

    Ubicación dentro de la provincia paquistaní de Baluchistán

    Lukács y Hemphill sugieren un desarrollo local inicial de Mehrgarh, con continuidad en el desarrollo cultural pero con un cambio poblacional.[35] Según Lukács y Hemphill, si bien existe una fuerte continuidad entre las culturas neolítica y calcolítica de Mehrgarh, la evidencia dental muestra que la población calcolítica no descendió de la población neolítica de Mehrgarh,[36] lo que “sugiere niveles moderados de flujo de genes.”[36] Escribieron que “los descendientes directos de los habitantes neolíticos de Mehrgarh se encuentran al sur y al este de Mehrgarh, Pakistán, en el noroeste de la India y en el borde occidental delDeccan Plateau“, con el Neolítico Mehrgarh mostrando mayor afinidad con el Calcolítico Inamgaon, al sur de Mehrgarh, que con el Calcolítico Mehrgarh.[36] [nota 3]

    Ubicación del sitio de Mehrgarh.

    Gallego Romero et al. (2011) afirman que su investigación sobre la tolerancia a la lactosa en la India sugiere que “la contribución genética de Eurasia occidental identificada por Reich et al. (2009) refleja principalmente el flujo de genes de Pakistán, Irán y Medio Oriente“.[39] Gallego Romero señala que los indios que son tolerantes a la lactosa muestran un patrón genético con respecto a esta tolerancia que es “característico de la mutación europea común”.[40] Según Romero, esto sugiere que “la mutación de tolerancia a la lactosa más común realizó una migración bidireccional desde el Medio Oriente hace menos de 10.000 años. Si bien la mutación se extendió por Europa, otro explorador debe haber llevado la mutación hacia el este, a la India, probablemente viajando a lo largo de la costa del Golfo Pérsico donde se han encontrado otros focos de la misma mutación”.[40] Señalan además que “[l]a evidencia más antigua de pastoreo de ganado en el sur de Asia proviene del sitio de Mehrgarh en el valle del río Indo y data de 7.000 años antes”.[39] [nota 4]

    Periodos de ocupación

    Los arqueólogos dividen la ocupación del lugar en ocho períodos.

    Período I de Mehrgarh (antes del 7000 a. C.-5500 a. C.)

    El Período Mehrgarh I (antes del 7000 a. C. – 5500 a. C.)[nota 5] fue neolítico y cerámico (sin el uso de cerámica). La agricultura más antigua de la zona fue desarrollada por pueblos seminómadas que utilizaban plantas como el trigo y la cebada y animales como ovejas, cabras y ganado vacuno. El asentamiento se estableció con edificios de adobe sin cocer y la mayoría de ellos tenían cuatro subdivisiones internas. Se han encontrado numerosos entierros, muchos de ellos con bienes elaborados como cestas, herramientas de piedra y hueso, cuentas, brazaletes, colgantes y, ocasionalmente, sacrificios de animales, y quedan más bienes en los entierros de hombres. Adornos; Se han encontrado conchas de mar, piedra caliza, turquesa, lapislázuli y arenisca, además de sencillas figuritas de mujeres y animales. Las conchas marinas de costas lejanas y el lapislázuli de lugares tan lejanos como el actual Badakshan muestran un buen contacto con esas áreas. Se descubrió un hacha de piedra molida en un entierro y se obtuvieron varias más de la superficie. Estas hachas de piedra molida son las más antiguas procedentes de un contexto estratificado del sur de Asia.

    Los períodos I, II y III se consideran contemporáneos de otro sitio llamado Kili Gul Mohammad.[43] La fase neolítica cerámica en la región originalmente se había llamado la ‘fase Kili Gul Muhammad’. Si bien el sitio de Kili Gul Muhammad en sí probablemente comenzó c.  5500 aC , los descubrimientos posteriores permiten ahora definir las fechas del 7000-5000 aC para esta fase neolítica cerámica.[44]

    En 2001, los arqueólogos que estudiaban los restos de nueve hombres de Mehrgarh descubrieron que la gente de esta civilización sabía protoodontología. En abril de 2006, se anunció en la revista científica Nature que la evidencia más antigua (y la primera del Neolítico temprano) de la perforación de dientes humanos in vivo ( es decir,en una persona viva) fue encontrado en Mehrgarh. Según los autores, sus descubrimientos apuntan a una tradición de protoodontología en las primeras culturas agrícolas de esa región. “Aquí describimos once coronas molares perforadas de nueve adultos descubiertas en un cementerio neolítico en Pakistán que data de hace entre 7.500 y 9.000 años. Estos hallazgos proporcionan evidencia de una larga tradición de un tipo de protoodontología en la cultura agrícola temprana”.[45]

    Período II de Mehrgarh (5500 a. C. – 4800 a. C.) y Período III (4800 a. C. – 3500 a. C.)

    El Período Mehrgarh II (5500 a. C.4800 a. C.) y el Período Merhgarh III (4800 a. C.3500 a. C.) fueron neolíticos cerámicos, con alfarería, y posteriormente calcolíticos. El Período II está en el sitio MR4 y el Período III está en MR2.[46] Se han encontrado muchas pruebas de actividad manufacturera y se utilizaron técnicas más avanzadas. Se produjeron cuentas de loza vidriada y las figurillas de terracota se hicieron más detalladas. Las figuras de mujeres estaban decoradas con pintura y tenían diversos peinados y adornos. En el Período II se encontraron dos entierros flexionados con un color ocre rojo., cubierta sobre el cuerpo. La cantidad de bienes funerarios disminuyó con el tiempo, limitándose a adornos y quedando más bienes en los entierros de mujeres. Los primeros sellos de botones se fabricaron en terracota y hueso y tenían diseños geométricos. Las tecnologías incluían perforadoras para piedra y cobre, hornos de corriente ascendente , grandes hornos de pozo y crisoles para fundir cobre . Hay más evidencia de comercio a larga distancia en el Período II: importante como indicación de esto es el descubrimiento de varias cuentas de lapislázuli, una vez más de Badakshan. Los períodos Mehrgarh II y III también son contemporáneos de una expansión de las poblaciones asentadas de las tierras fronterizas en el borde occidental del sur de Asia, incluido el establecimiento de asentamientos como Rana Ghundai, Sheri Khan Tarakai, Sarai Kala, Jalilpur y Ghaligai.[46]

    El período III no fue muy explorado, pero se encontró que la fase Togau ( c.  4000 -3500 a. C.) era parte de este nivel, cubriendo alrededor de 100 hectáreas en las áreas MR.2, MR.4, MR.5 y MR.6. , que abarca ruinas, cementerios y vertederos, pero el arqueólogo Jean-François Jarrige concluyó que “una extensión tan amplia no se debió a una ocupación contemporánea, sino más bien al desplazamiento y la superposición parcial en el tiempo de varias aldeas o grupos de asentamientos a lo largo de varios años” siglos.”[47]

    Fase Togau

    A principios de Mehrgarh III, apareció cerámica Togau en el sitio. La cerámica Togau fue definida por primera vez por Beatrice de Cardi en 1948. Togau es un gran montículo en el valle Chhappar de Sarawan, 12 kilómetros al noroeste de Kalat en Baluchistán. Este tipo de cerámica se encuentra ampliamente en Baluchistán y el este de Afganistán, en sitios como Mundigak, Sheri Khan Tarakai y Periano Ghundai. Según Possehl, hasta la fecha está documentado en 84 sitios. Anjira es un sitio antiguo contemporáneo cerca de Togau.[48]

    La cerámica Togau está decorada con diseños geométricos y ya se hacía con un torno de alfarero.

    La época del Período III de Mehrgarh, durante la segunda mitad del IV milenio a. C., se caracteriza por importantes novedades. Hay un gran aumento en el número de asentamientos en el valle de Quetta, la región de Surab, la llanura de Kachhi y otras partes de la zona. La cerámica Kili Ghul Mohammad (II-III) es similar a Togau Ware.[49]

    Mehrgarh Períodos IV, V y VI (3500 a. C.-3000 a. C.)

    El período IV fue del 3500 al 3250 a. C. El período V fue del 3250 al 3000 a. C. y el período VI fue alrededor del 3000 a. C.[50] El sitio que contiene los Períodos IV a VII se designa como MR1.[46]

    Período VII de Mehrgarh (2600 a. C.-2000 a. C.)

    En algún momento entre 2600 a. C. y 2000 a. C., la ciudad parece haber sido abandonada en gran medida en favor de la ciudad más grande y fortificada de Nausharo, a cinco millas de distancia, cuando la civilización del valle del Indo se encontraba en sus etapas intermedias de desarrollo. El historiador Michael Wood sugiere que esto ocurrió alrededor del 2500 a.C.[51]

    El arqueólogo Massimo Vidale considera que una serie de semicolumnas encontradas en una estructura en Mehrgarh, fechadas alrededor del 2500 a. C. por la misión francesa allí, es muy similar a las semicolumnas encontradas en el Período IV en Shahr-e Sukhteh . [52] : min.12:10 

    Período VIII de Mehrgarh

    El último período se encuentra en el cementerio de Sibri, a unos 8 kilómetros de Mehrgarh.[46]

    Estilo de vida y tecnología

    Los primeros residentes de Mehrgarh vivían en casas de adobe, almacenaban su grano en graneros, fabricaban herramientas con mineral de cobre local y recubrían sus grandes cestas con betún. Cultivaban cebada de seis hileras , trigo escanda y escanda , azufaifa y dátiles, y pastoreaban ovejas, cabras y ganado vacuno. Los residentes del período posterior (5500 a. C. a 2600 a. C.) pusieron mucho esfuerzo en la artesanía, incluida la talla de pedernal, el curtido, la producción de cuentas y el trabajo del metal.[53] Mehrgarh es probablemente el centro agrícola más antiguo conocido en el sur de Asia.[54]

    El ejemplo más antiguo conocido de la técnica de la cera perdida proviene de un amuleto de cobre con forma de rueda de 6.000 años de antigüedad encontrado en Mehrgarh. El amuleto estaba hecho de cobre puro, una innovación inusual que luego fue abandonada.[55]

    Artefactos

    Diosa Madre sentada, 3000-2500 a.C. Mehrgarh.[56]

    Figuras humanas

    Las figurillas de cerámica más antiguas del sur de Asia se encontraron en Mehrgarh. Ocurren en todas las fases del asentamiento y prevalecían incluso antes de que apareciera la cerámica. Las primeras figuras son bastante simples y no muestran características complejas. Sin embargo, su sofisticación crece con el tiempo, y hacia el 4000 a.C. comienzan a mostrar sus característicos peinados y sus típicos pechos prominentes . Todas las figurillas hasta esta época eran femeninas. Las figurillas masculinas aparecen sólo a partir del período VII y gradualmente se vuelven más numerosas. Muchas de las figuras femeninas sostienen bebés y fueron interpretadas como representaciones de la “diosa madre”. Sin embargo, debido a algunas dificultades para identificar de manera concluyente estas figuras con la “diosa madre”,[57] [58] [59]

    Cerámica

    Cerámica pintada de Mehrgarh. 3000-2500 a.C.[60]

    La evidencia de cerámica comienza a partir del Período II. En el período III, los hallazgos se vuelven mucho más abundantes a medida que se introduce el torno de alfarero, y muestran diseños más complejos y también motivos animales.[46] Las características figuras femeninas aparecen a partir del Período IV y los hallazgos muestran diseños más intrincados y sofisticación. Los diseños de hojas de pipal se utilizan en la decoración del Período VI.[61] Se utilizaron algunas técnicas de cocción sofisticadas desde los Períodos VI y VII y se ha encontrado un área reservada para la industria alfarera en el montículo MR1. Sin embargo, en el Período VIII, la calidad y complejidad de los diseños parecen haber sufrido debido a la producción en masa y al creciente interés en las vasijas de bronce y cobre.[50]

    Entierros

    Hay dos tipos de entierros en el sitio de Mehrgarh. Había entierros individuales en los que un solo individuo estaba encerrado en estrechos muros de adobe y entierros colectivos con delgadas paredes de adobe dentro de los cuales se descubrieron esqueletos de seis individuos diferentes. Los cuerpos en los entierros colectivos se mantenían en posición flexionada y se colocaban de este a oeste. Se encontraron huesos de niños en grandes tinajas o entierros en urnas (4000 ~ 3300 a. C.).[62]

    Metalurgia

    Los hallazgos de metales datan del Período IIB, con algunos objetos de cobre . [46] [61]

    Identifican el amuleto metálico más antiguo confeccionado con un molde

    Científicos utilizaron una técnica de fotoluminiscencia. Y determinaron que el objeto fue confeccionado con un molde de arcilla, a partir de una figura de cera.

    El amuleto de Mehrgarh, el primero realizado con moldes de cera.

    Un amuleto de 6.000 años de antigüedad ha sido identificado como el objeto metálico más antiguo conocido hasta ahora confeccionado con un molde de arcilla, a partir de una figura de cera, según un estudio que publica hoy la revista Nature. (15/11/2016)

    Científicos del sincrotrón nacional francés Soleil han utilizado una técnica de fotoluminiscencia para estudiar microestructuras invisibles para los microscopios convencionales en el amuleto, encontrado en Mehrgarh (Pakistán).

    Para desentrañar los secretos de su fabricación, los investigadores analizaron el espectro lumínico que refleja la pieza metálica.

    A partir de esos datos determinaron que el amuleto está compuesto por dos tipos de óxidos de cobre, que han sufrido dos procesos de corrosión paralelos.

    El análisis desvela que el objeto es el ejemplo más temprano del que se tiene constancia de la llamada “fundición a la cera perdida”, una técnica para elaborar figuras de metal idénticas a partir de un molde.

    Para obtener ese molde, se daba forma primero a una figura con  cera de abeja, que se rodeaba más tarde con arcilla.

    El amuleto de Mehrgarh, el primero realizado con moldes de cera.

    Al introducir el objeto en un horno, la cera del interior se fundía y la arcilla se podía rellenar con metal fundido, que al solidificarse constituía una réplica exacta de la figura inicial de cera.

    El análisis en el sincrotrón francés confirma que el amuleto de Mehrgarh se fabricó en una sola pieza y demuestra que se hizo a partir de cobre fundido sobre un molde de arcilla.

    Durante ese proceso, el cobre absorbió una pequeña cantidad de oxígeno, cuyos rastros han permitido a los investigadores desentrañar el proceso.

    Los investigadores subrayan en su trabajo que la misma técnica de luminiscencia puede ser una herramienta útil en campos como la geofísica, la ingeniería y las ciencias medioambientales.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Castro de Ulaca

    Castro de Ulaca

    Coordenadas: 40°31′47″N 4°53′08″O

    Bien de interés cultural. Patrimonio histórico de España

     Localización

    País: España

    Comunidad: Castilla y León

    Provincia: Ávila

    Localidad: Solosancho

     Datos generales

    Categoría: Zona arqueológica de Ulaca

    Construcción: siglo VI a. C.-siglo II a. C.

    Estilo: Edad de los MetalesCultura de La Tène

    Castro de Ulaca es un yacimiento arqueológico de origen vetón, situado en Villaviciosa (Solosancho), en la provincia de Ávila (España).

    Se encuentra ubicado en las primeras estribaciones de la Sierra de la Paramera, en su vertiente norte, sobre un promontorio elevado sobre el terreno circundante unos 250 metros, con una cota máxima de 1508 m s. n. m., dominando perfectamente el valle de Amblés y dando vista al Pico Zapatero. El castro está encajado entre el arroyo de los Portillos y el río Picuezo, cuyos cursos sirven de protección natural.

    En 1931, Ulaca se declara Conjunto Histórico-Artístico. En 1986 Bien de Interés Cultural (B.I.C), que es la máxima figura de protección que la ley otorga a un elemento histórico. En el año 1994 se delimita la Zona Arqueológica de Ulaca, amparada por la Ley de Patrimonio Histórico Español, quedando cualquier proyecto de restauración sujeto a lo que dicten las Comisiones Territoriales de Patrimonio Cultural.

    Descripción

    Altar de los sacrificios

     En el recinto destacan “el altar” una gran mole de granito, con talud por sus tres lados. En uno de sus lados, dos escalinatas conducen a una superficie plana con varios huecos de distinto tamaño. El “horno” cavidad de forma cúbica practicada en un bloque de granito abierto al exterior por medio de un arco de medio punto. Parece relacionarse como una posible sauna.

    Sauna de Ulaca.

    Puerta oeste de la muralla restaurada.

    Ulaca es el más grande de los castros vetones[cita requerida] y cuenta con restos arqueológicos poco comunes como un altar y una sauna de iniciación, construidos en granito. Se halla situado en un promontorio elevado, de difícil acceso desde el que se divisa todo el Valle de Amblés en la provincia de Ávila.

    Existen restos que abarcan desde la época calcolítica hasta la Edad Media, aunque serán los vetones los que dejen especial huella.

    Cuenta, como elementos más destacados, la muralla de más de 3 km de longitud, levantada tardíamente a comienzos de la 2.ª Edad de Hierro (s. III – II a. C.), sauna ritual o “fragua”, iglesia o torreón y el perfectamente conservado altar de los sacrificios.

    El Altar de los Sacrificios

    El altar de los sacrificios es una construcción a cielo abierto, realizada sobre grandes bloques graníticos que afloran en el sector noroeste.

    El monumento, en buen estado de conservación, consta de una gran estancia rectangular tallada en granito, en uno de cuyos lados existe una gran peña en la que dos escaleras de 9 gradas, labradas también en la roca, conducen a una plataforma en la que se encuentran dos cavidades de forma más o menos circular y comunicadas entre sí. La más occidental de ellas vertía en una tercera que permitía a su vez que los líquidos derramados en las libaciones corrieran hacia la parte baja de la peña a través de un canal. Su funcionalidad cultual, en la que habría que tener presente la práctica de sacrificios animales e incluso humanos, se ha establecido a partir del estudio comparativo con otras construcciones parejas, entre las que destaca el santuario portugués de Panoias, donde se documenta epigráficamente la existencia de tales sacrificios, aunque Correia1​ lo pone en duda por el hiato cronológico entre ambos yacimientos. Ulaca estuvo ocupado sobre todo entre el siglo VII y siglo I a. C.., mientras que la actividad litúrgica atestiguada epigráficamente en Panóias, se fecha durante el siglo III d. C. Metodológicamente, no se puede suponer el mismo tipo de utilización documentado en Panóias, en el ámbito de los cultos mistéricos orientales, para las cavidades existentes en otros sitios claramente anteriores, como es el caso de Ulaca. Incluso tipológicamente existen importantes diferencias entre ambos yacimientos: si en Panóias las varias escaleras talladas, muy distintas de las de Ulaca, dan acceso no a simples cubetas, sino a edificios cultuales cuyos cimientos se distinguen claramente, en Ulaca, los peldaños tallados dan acceso a un conjunto de oquedades naturales, conectadas mediante un amplio canal abierto en la roca.

    La Sauna

    La Fragua-horno o sauna se localiza en el centro del yacimiento, a menos de 200 m de la estructura anterior. Está formada por una especie de semihipogeo, tallado parcialmente sobre un gran canchal granítico y por muros de piedra en la parte norte y acaso también en los lados este y oeste. Hace tiempo que se identificó como horno o fragua, pero recientemente le confieren un uso termal, comparándola con las saunas o pedras formosas de la cultura castreña del noroeste. Su sentido sería ritual, conectado con ceremonias iniciáticas guerreras sugeridas en algunas referencias clásicas.2

    El Oppidum

    El oppidum de Ulaca llega a las 60 hectáreas frente a las 15 ha del Castro de Cogotas y las 38 de la Castro de la Mesa de Miranda. Una superficie enorme, no toda destinada a habitación, pero que supone una aglomeración de primera magnitud, que debió de jugar el papel de centro comarcal, en línea con la reordenación territorial que supone la aparición de estos grandes oppida, en fechas situables en el siglo III a. C., en que parece que fue fundado este gran castro abulense.

    Por otra parte, tanto o más que la superficie, da cuenta de su papel organizativo y político la posesión en su interior de un gran edificio de aparejo monumental con función de atalaya o de otro uso público desconocido, y espacios sacros e instalaciones para usos rituales o ceremoniales que, como en el caso de los centros urbanos del mundo ibérico y de las demás civilizaciones, son ingredientes habituales en los centros principales por el papel aglutinador que desde ellos se ejerce en el plano ritual y religioso.3

    Las casas

    Las casas presentan plantas cuadradas y rectangulares con gruesos muros de piedra. Hay plantas sencillas con dos o tres estancias, de unos 40-80 m², y otras más complejas con más departamentos y mayor superficie, de hasta 250 m². Las jambas de las puertas están bien marcadas por grandes lajas de granito. Las cubiertas debieron ser de piorno, como lo hacían los chozos de pastor y las tinadas para las ovejas hasta hace poco tiempo. La falta de excavaciones -solamente se excavaron dos casas en los años 1970 que se han restaurado- impide precisar la organización interna, que en cualquier caso dispondría de hogares, bancos adosados a las paredes, zonas de almacenamiento y áreas de descanso. Desconocemos si además de estructuras domésticas había otras sólo de almacenaje o con otras funciones.

    Casas excavadas en la década de los 70 en el Castro de Ulaca

    El total de estructuras dentro del recinto amurallado es de algo más de 250, que se elevaría hasta alrededor de las 300, si se suman las casas fuera de las murallas al noreste del recinto. La existencia de casas extramuros permite suponer, además, que el recinto amurallado no implica una situación de peligro e inestabilidad permanente. Pero parece que en este sector hubo también murallas muy perdidas hoy. En los momentos de conflicto, la población podría refugiarse dentro del poblado, ya que existía espacio libre suficiente para todos. Sabemos que otros oppida vettones tenían arrabales o barrios extramuros como Las Cogotas y Salmantica, en este último caso referido al año 220 a. C. en la toma de la ciudad por Aníbal.

    Parece común la existencia en todas las viviendas de zócalos de piedra de 80-100 cm de grosor y doble paramento. Apenas hay vestigios de adobe o tapial para el recrecimiento de las paredes y la abundancia de granito podría ser consistente con la idea de alzados de piedra hasta la cubierta. La prolongación de los muros hacia el exterior permite aventurar la idea de que algunas tuviesen un porche o zaguán; aunque no habría que descartar que se tratase de pequeños corrales anexos a la vivienda. La mayoría de las casas abren sus puertas hacia el este, hacia la salida del sol. Nada se nos ha conservado de las cubiertas pero, dada la disposición del terreno, lo más lógico es que vertieran aguas por delante de la fachada en dirección a las vaguadas, siguiendo la pendiente.

    Las canteras

    Un elemento excepcional y espectacular al mismo tiempo, desconocido en otros oppida célticos, son las canteras de granito en el interior del hábitat. Quedan visibles las huellas de la cuñas y los bloques cortados en distinto grado de elaboración. Las canteras se sitúan en los sectores oeste y suroeste de la ciudad. En ambos casos se buscaron grandes planchas de granito y se aprovecharon siguiendo las vetas y las fracturas naturales. El proceso de trabajo se debió iniciar marcando con cortafríos y mazos, pequeñas ranuras a intervalos regulares, 28 y 36 cm, después se introducían cuñas para romper la línea marcada y así obtener bloques más o menos grandes, entre 60 y 120 cm de longitud y aún mayores. Con perchas y palancas de madera se moverían los bloques de primera extracción para posteriormente ser objeto de nuevos cortes y conseguir bloques más pequeños. Todo este proceso de trabajo ha quedado congelado en las canteras. Se pueden medir los esparcimientos entre las ranuras para cuñas marcadas y nunca utilizadas, los bloques de primera extracción sin trocear, los bloques semielaborados y por último incluso algunos terminados y no transportados. Este detalle hace pensar en que todo el trabajo de cantería se desarrollaba en estos lugares. Como se ha señalado recientemente4​ las canteras de Ulaca confieren un aspecto mágico al lugar, parece como si el tiempo detenido pudiera ver en algún momento el retorno de las gentes de Ulaca para terminar los trabajos abandonados a medio hacer.

    La cantera oeste debió utilizarse para la obtención de material constructivo para las viviendas de los alrededores, y de hecho la dimensiones de los bloques se asemejan a los de las casas más cercanas. La cantera del ángulo suroeste, muy próxima a la muralla, parece que estuvo más relacionada con la elaboración de grandes sillares para la construcción del cierre defensivo. La gran escala de los trabajos de cantería -por encima del nivel doméstico de cada hogar-, la posible existencia de especialistas, el empleo de medidas modulares y las posibilidad de reconstruir casi íntegramente el proceso de trabajo, confieren a las canteras de Ulaca un gran interés.56

    Datación

    La fecha del poblado puede datarse del s. VI al II a. C., cuando una de las incursiones de Aníbal en los pueblos del centro peninsular supuso el incendio de la ciudad, aunque este hecho no está confirmado. Se calcula que en la época de mayor esplendor pudo estar habitada hasta por mil personas, distribuidos jerárquicamente en unas 250 – 300 viviendas, ocupando una superficie de 60 hectáreas.

    Sus restos son numerosos, desde objetos cerámicos hasta aperos de labranza, instrumental ganadero, alfarero, etc., muchos de los cuales fueron expoliados en épocas pasadas; incluso hay restos de molinos de piedra y de varias canteras.

    Las defensas

    Una potente muralla de granito rodeó el asentamiento con un perímetro de más de 3.000 m y una anchura mínima de 2 m, aunque en algunas partes no está conservada y hace difícil su restitución. La muralla se adapta bien a la morfología del terreno y es de gran aparejo en lienzos y torreones y sobre todo en las puertas. Aprovecha siempre que puede las afloraciones de granito que emergen del suelo, integrándolas en su estructura y se interrumpe cuando la topografía del terreno la hace innecesaria. Sigue en gran medida el borde de la meseta sin perder altura para mantener siempre posiciones defensivas inequívocas. La aspereza del terreno y los fuertes escarpes que rodean a la ciudad no exigen mucha contundencia en las obras de fortificación. En cualquier caso la línea continua de muralla en todo el sector norte tuvo que presentar un imponente aspecto, vista desde el valle. En ese sentido las murallas actuarían como un elemento de prestigio visual y símbolo de la pujanza de la comunidad que se resguardaba tras ellas. Además del papel defensivo la muralla servía para delimitar al grupo social, a la comunidad que vivía dentro. Salvo algunos puntos con poca visibilidad, desde dentro del oppidum sus habitantes verían siempre los muros protectores y delimitadores.

    La técnica constructiva de la muralla es de dos paramentos con bloques grandes y las caras planas vistas al exterior, cogidos en seco, mientras que el interior se rellena de piedras más pequeñas. En algunos puntos, especialmente al mediodía, sólo se llegó a marcar la cimentación de la muralla, por otro lado casi innecesaria debido a los fuertes cortados que protegen ese sector. En algunos puntos, la muralla parece reforzarse con dos o tres paramentos. La posibilidad de un remate de las murallas con empalizada de madera, especialmente en las zonas de las entradas, está sostenida por el episodio del incendio de las murallas de Pallantia en el año 74 a.C. tras el asedio de la ciudad por Pompeyo, según nos relata Apiano. Parece que sólo un tipo de remate así podría permitir que se incendiaran las murallas. Pero ciertamente no tenemos pruebas arqueológicas de que éste fuera el tipo de remate de la parte superior de las murallas del ámbito vettón.

    Se pueden identificar al menos nueve interrupciones de la muralla que por sus dimensiones y características bien podrían ser otras tantas puertas de entrada. Algunas se reconocen bien y han sido consolidadas recientemente, pero otras resultan muy problemáticas.

    Las puertas mejor conservadas y más complejas son la del Noroeste y la del Noreste. La puerta del Noroeste –por donde se accede al oppidum– estuvo además protegida por varias líneas de muralla que la anteceden. Mientras que la puerta del Noreste –por donde se sale siguiendo el itinerario de visita– es una puerta en esviaje: los dos tramos de muralla adoptan una posición paralela, dejando un espacio libre entre ambos para pasar. De ella salía un camino, parece que enlosado, como el del segundo recinto de Las Cogotas, hoy medio oculto por los derrumbes de la propia muralla. Por las laderas todavía se ven las rampas por donde discurrían éste y otros caminos que llevaban al llano. Las huellas de ruedas de carro son visibles en algunos puntos.

    La gran superficie de Ulaca queda claramente puesta de manifiesto en la comparación de su recinto amurallado con la Ávila medieval. Sencillamente las más de 60 ha del oppidum vettón superan ampliamente la superficie de la ciudad de Ávila. Los cálculos de población son difíciles y complicados pero a partir de otros poblados en los que contamos con cementerios, como Las Cogotas y La Mesa de Miranda, se ha podido determinar un valor de entre 15 y 20 habitantes por ha. Según esas estimaciones la población de Ulaca oscilaría entre 1.050 y 1.400 habitantes, lo que se ajustaría bastante bien a las 250 estructuras reconocidas. Todo ello no debió ser obstáculo para que en momentos de inestabilidad y peligro pudiera refugiarse tras sus murallas una población que podría doblar esas cifras. Desde luego los espacios libres lo permitirían sin muchas complicaciones.

    Khara-Khoto (Ciudad negra)

    Khara-Khoto (Ciudad negra)

    La ciudad abandonada de Khara-Khoto

    Coordenas: 41.-45o54o 101-08-42E

     La ciudad Eji Nai (lengua Tangut, transcrita al chino como 亦集乃 Yijinai) o Khara-Khoto (Ciudad Negra en idioma mongol).1​ fue una ciudad Tangut en la región de Ejin que se encuentra en la prefectura de Alxa, en la parte occidental de Mongolia Interior, cerca del antiguo lago Gashun. Se ha identificado como la ciudad de Etzina o Edzina, que aparece en Los viajes de Marco Polo.

    Historia

    La ciudad fue fundada en 1032 y se convirtió en un próspero centro del Imperio tangut en el siglo XI. Hay restos de murallas de 9,1 metros de altura y muros exteriores de 3,7 m de espesor.2​ Los muros exteriores miden 421 m de este a oeste y 374 m de norte a sur.3

    La fortaleza amurallada fue tomada por primera vez por Genghis Khan en 1226,4​ pero a diferencia de lo que se piensa, la ciudad continuó prosperando bajo el señorío mongol. Durante el reinado de Kublai Khan, la ciudad se amplió, llegando a un tamaño tres veces mayor que durante el Imperio tangut. Togoontemur Khan concentró su preparación para la reconquista de China en Khara-Khoto. La ciudad se encuentra en el cruce de caminos de Karakorum, Xanadú y Kumul.

    En Los viajes de Marco Polo, Marco Polo describe una visita a una ciudad llamada Etzina o Edzina,4​ que se ha identificado con Khara-Khoto.56

    Al salir de la ciudad de Campichu andas durante doce días, y luego llegas a una ciudad llamada Etzina, que esta hacia el norte, al borde del desierto de arena, y que pertenece a la provincia de Tangut. Las personas son idólatras y tienen un montón de camellos y ganado, y en el país se produce un número enorme de buenos halcones, ambos Sakers y Lanners. Los habitantes viven de sus cultivos y su ganado, ya que no tienen comercio. En esta ciudad se debe preparar para las necesidades de víveres durante cuarenta días, porque al salir de Etzina, se entra en un desierto que se extiende a cuarenta días de viaje hacia el norte, y en el que te encuentras sin vivienda ni lugar de aprovisionamiento.

    Marco Polo, Los viajes de Marco Polo, traducido por Henry Yule, 1920

    Según una leyenda local de la población Torghut, en 1372 un general mongol llamado Khara Bator2​ (en Mongol: Héroe Negro) estaba rodeado por los ejércitos de la dinastía Ming de China. Estos habían desviado el Río Ejin, la fuente de agua de la ciudad que fluía a las afueras de la fortaleza, dejando a Khara-Khoto sin agua para sus jardines y pozos. A medida que pasaba el tiempo y Khara Bator se daba cuenta de su destino, él asesinó a su familia y luego se suicidó. Después de su suicidio, los soldados de Khara Bator esperaron dentro de la fortaleza hasta que el ejército de los Ming finalmente atacó y mató a los habitantes restantes. Otra versión de la leyenda sostiene que Khara Bator abrió una brecha en la esquina noroeste de la muralla de la ciudad y escapó a través de ella. Los restos de la ciudad tiene efectivamente una brecha por la que un jinete puede pasar.

    Después de la derrota, y, además, posiblemente por la falta de agua,4​ la ciudad fue abandonada y dejada en ruinas.

    Exploración

    Una pintura de seda de Khara-Khoto, ahora situado en Museo del Hermitage, San Petersburgo.

    Los Exploradores rusos Grigory Potanin y Vladimir Obruchev habían oído rumores de que en algún lugar aguas abajo del río Ejin una antigua ciudad estaba esperando. Este conocimiento dio impulso al Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia, para lanzar una nueva expedición al Asia Central bajo el mando de Piotr Kozlov.7

    Durante la expedición al Asia Central 1907-1909, en 1908, Kozlov hizo el descubrimiento histórico de Khara-Khoto. Con una cena y un regalo de un gramófono a un señor local torghut Beile Dashi, Kozlov obtuvo un permiso para excavar en el sitio, llegando el 1 de mayo de 1908 a las ruinas de Khara-Khoto.7​ Más de 2.000 libros, pergaminos y manuscritos en la lengua tangut fueron descubiertos.8​ Kozlov inicialmente envió diez cajas de manuscritos y objetos budistas a San Petersburgo, volviendo nuevamente en mayo de 1909 para más objetos. Los libros y grabados en madera fueron encontrados en junio, mientras se llevaba a cabo la excavación de una estupa fuera de los muros de la ciudad a unos 400 m (1.300 pies) hacia el oeste.7

    Sir Marc Aurel Stein excavó Khara-Khoto durante su tercera expedición a Asia Central6​ en 1917. Los hallazgos de esta investigación fueron incorporados en el capítulo 13 del primer volumen de Stein de Asia íntima.910

    Langdon Warner visitó Khara-Khoto en 1925.4

    Exploracion

    Plano de Khara-Khoto, expedición Aurel Stein

    Los exploradores rusos Grigory Potanin y Vladimir Obruchev escucharon rumores de que en algún lugar aguas abajo del río Ejin estaba esperando una antigua ciudad. Este conocimiento dio impulso al Museo Asiático, St. Petersburgo, para lanzar una nueva expedición mongol-esichuan bajo el mando de Pyotr Kuzmich Kozlov.[8]

    Mapa de expedición Khara Khoto Kozlov, la mezquita está en la esquina extrema de la izquierda del mapa a las afueras de las murallas de la ciudad, indicado por una forma rectangular con las palabras. En cursiva

    Folke Bergman viajó por primera vez a Khara-Khoto en 1927, regresando en 1929 y permaneciendo durante un año y medio en la zona. Hice mapas de Khara-Khoto y la zona del río Ejin, observó atornillas y fortalezas, encontrando un gran número de xilógrafos. Bergman señaló que las visitas de Kozlov y Stein eran superficiales y parte de su documentación publicada era parcialmente incorrecta.[14]

    Sven Hedin y Xu Xusheng dirigieron la Expedición Sino-Swedish en las excavaciones arqueológicas del yacimiento entre 1927-31.[5] Después de Hedin, John DeFrancis visitó en 1935.

    Otras excavaciones chinas entre 1983 y 1984 de Li Yiyou, Instituto Enmonero Interior de Arqueología, han producido unos 3.000 manuscritos más.[1][1][15] Además de los libros, estas excavaciones desenterraron materiales de construcción, artículos diarios, instrumentos de producción y arte religioso.[16]

    Conclusiones

    Los hallazgos de Kozlov, unas 3.500 pinturas y otros objetos, están en el Museo del Hermitage, St. Petersburg, mientras los libros y los xilografías están en el Instituto de Estudios Orientales.[5] Estos afortunadamente sobrevivieron al Sitio de Leningrado y algunos de ellos se perdieron hasta su redescubrimiento en 1991,[17] formando la base para la investigación de la lengua Tangut, escrita en escritura de Tangut en años posteriores. Los libros y manuscritos enviados de vuelta a St. Petersburgo por Kozlov fue estudiado por Aleksei Ivanovich Ivanov, quien identificó varios diccionarios de Tangut, incluyendo un glosario chino-Tangut titulado Perla en la Palma (chino: , compilado en 1190.[16]

    Además de artefactos escritos, la colección Khara-Khoto en el Museo del Hermitage incluye pinturas sobre seda, principalmente de sujetos budistas en estilo chino y tibetano. Además, también se han encontrado fragmentos de seda murciélago.[18] Un pequeño fragmento de pintura de la pared de barro confirma el uso de cobalto como pigmento en forma de maldad.

    Según la curadora de Hermitage Kira Samosyuk, “la mayoría de las pinturas de la colección datan de los siglos XI a XIII, mientras que la mayoría de los fragmentos de porcelana con acristalamiento decorativo cobalto son del siglo XIV. Ninguna pintura es de una fecha posterior a 1378-1387; ningún texto chino más tarde de 1371; no Tangut texto más tarde de 1212. Así parece que la vida de la ciudad cesó en algún momento alrededor de 1380″.[20]

    Uno de los rompecabezas de Khara-Khoto es que había un edificio justo fuera de las paredes del castillo. A juzgar por su forma, parece ser una mezquita. Parecía que había musulmanes entre la gente que estaban gobernados por el Tangut. Debido a la creencia politeística de la gente local, los musulmanes construyeron sus mezquitas afuera. Comerciantes de la India y del otro lado del oeste habrían rezado en la mezquita y encontrado alivio después de su arduo viaje a lo largo de la Ruta de la Seda[21]

    Imagen de la visita de Aurel Stein. Una tumba (posiblemente una mezquita) en la esquina sureste, vista desde el este, alrededor de 1914.

    Khara-Khoto, o ciudad negra en mongol fue fundada en 1032 d.C. como la capital de la dinastía Xia Occidental (1038-1227) y pronto se formó para convertirse en un próspero centro comercial. La ciudad fue capturada por Genghis Kahn en 1226, pero en lugar de destruirla como la Horda de Oro del Khan solía hacerlo a las ciudades capturadas, Khara-Khoto realmente floreció bajo el dominio mongol. Durante el tiempo de Kublai Khan, la ciudad se expandió a tres veces su tamaño original, e incluso fue mencionada por Marco Polo en su viajero por su nombre Tangut de Etzina:

    Bajo los mongoles, el pueblo Tangut pudo disfrutar de la existencia pacífica durante casi 150 años, hasta que la dinastía Ming asedió la ciudad en 1372. Nadie sabe exactamente cómo cayó Khara-Khoto, pero la leyenda local afirma que los astutos gobernantes Ming desviaron el río Ejin, la única fuente de agua de la ciudad, que fluyó justo fuera de la fortaleza negando así a las tropas de la ciudad y habitantes del elixir vivificante. Mientras las tropas Ming asfiinaban la ciudad sin necesidad de poner un pie dentro de sus muros, la gente de Khara-Khoto se dio cuenta de que deben tomar una decisión terrible: morir de sed, o enfrentarse a los soldados Ming en combate.

     

     

     

     

     Cuatro de las cinco estupas de la dinastía Yuan ubicadas en la parte superior de la esquina noroeste de las paredes de Kharakhoto.

    Ahora todo lo que queda de esta gran ciudad son murallas de 30 pies de altura, unas pocas pagodas de 40 pies de altura, y lo que parece ser una mezquita a las afueras de las murallas de la ciudad, lo que indica que había musulmanes entre la gente que estaba gobernada por el Tangut.

    Pilas de ladrillos de barro para trabajos de reparación fuera de la pared sur de Kharakhoto.

    Tolmo de Minateda

    Tolmo de Minateda

    Coordenadas: 38°28′41.37″N 1°36′32.46″O

    El Tolmo de Minateda es un yacimiento arqueológico ubicado en Hellín (Albacete, España) excavado desde el año 1988 por un equipo conjunto de la Universidad de Alicante y el Museo Arqueológico de Albacete, dirigido por Lorenzo Abad Casal, Sonia Gutiérrez, Blanca Gamo y Pablo Cánovas,1​ con financiación y autorización de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

    El Tolmo es una planicie de aproximadamente 7 hectáreas, que se levanta en un estratégico cruce de caminos entre la zona meridional de la Meseta Central y la costa sureste del mar Mediterráneo; esta ruta seguía la vía romana ComplutumCarthago Nova (ToletumCarthago Spartaria en época medieval).

    El Tolmo de Minateda visto desde el este.

    Un ramal de este camino pasa por la vaguada que conduce al Tolmo, conocida con el nombre de El Reguerón y que presenta profundos surcos labrados por las ruedas de los carros, ya que durante milenios constituyó el único camino de acceso al cerro. Su posición estratégica del Tolmo permitió que fuera habitado ininterrumpidamente durante más de 3.000 años, desde la Edad del Bronce hasta la ocupación islámica.

    Historia

    Su eclosión llegó con íberos y romanos. En el año 9 a. C., la ciudad alcanzó rango de municipio, probablemente con el nombre de Ilunum. Sin embargo, a partir de mediados del siglo II declinó poco a poco en beneficio de las villas del valle. La actual Minateda no se recuperó hasta el siglo VI, durante el intento de Justiniano de restaurar el Imperio romano de Occidente.

    Tras el restablecimiento del control visigodo, surgió aquí una sede episcopal con el nombre de Eio, cuyos obispos firmaban en las actas conciliares como ilicitanae, qui et eiotanae; esta alusión a Ilici (La Alcudia, Elche) supondría algún tipo de dependencia del entonces poderoso obispo de esta ciudad.2

    Tras la llegada de los musulmanes, la ciudad fue una de las que se incluyeron en el pacto firmado en el año 713 entre el comes o dux Teodomiro y el conquistador Abd al-Aziz ibn Musa. Mantuvo su existencia durante casi doscientos años, aunque la iglesia debió perder pronto su carácter religioso. Su lugar lo ocupó un barrio islámico hasta que a finales del siglo IX la ciudad se abandonó de manera definitiva. Desde entonces el lugar se conoció como Madīnat Iyyuh (adaptación árabe de Eio), nombre del que procede la Minateda actual.

    La importancia del cerro en la Antigüedad empezó a vislumbrarse en el siglo XIX, pero no ha sido hasta las últimas tres décadas cuando la excavación de sus ruinas se ha intensificado.

    Intervenciones arqueológicas

    A la entrada del yacimiento las excavaciones han puesto al descubierto tres estructuras defensivas. La más antigua es de los siglos II-I a. C., de forma ataludada y construida con mampostería, aunque en su interior existen vestigios que se remontan a la Edad del Bronce. En época augustea se le revistió de un muro de sillería para conmemorar la concesión a la ciudad del estatuto municipal, seguramente con el nombre de Ilunum. Algunos sillares con inscripción monumental nos han permitido conocer que esta obra se hizo en la segunda mitad del año 9 a. C., bajo los auspicios del emperador Augusto y la intervención más o menos directa de Lucio Domicio Enobarbo, gobernador de la provincia.

    En el siglo VI, los restos de ese muro se utilizaron en la construcción de un baluarte adelantado en forma de L, con puerta abovedada flanqueada por dos torres. Debió arruinarse pronto, quizás a causa de un movimiento sísmico. Su ángulo septentrional se desmoronó sobre el camino, inutilizándolo.

    En la parte alta del yacimiento se ha excavado un complejo religioso y palacial de época visigoda. El edificio principal es una basílica de tres naves separadas por columnas, con ábside en la cabecera y baptisterio también tripartito a sus pies. Adosado a su lado norte, un edificio de grandes dimensiones y estructura monumental parece tener funciones de representación, administración y residencia. Es posible que se trate del palacio de la sede de Elo o Eio, creada entre los años 589 y 610 para administrar la parte de la diócesis de Ilici que permanecía en manos visigodas, puesto que el resto estaba en poder de Bizancio. Alrededor del complejo se extendía un cementerio con numerosas inhumaciones, enterramientos reservados a las élites laicas y religiosas, que buscaban la protección de las reliquias de la iglesia.

     Acceso al yacimiento

    Estructuras defensivas.

    Antigua basílica en el Tolmo de Minateda.

    Al sur del yacimiento se encuentra un recinto cerrado por una larga muralla, probable «castellum» visigodo, que confirma la estratégica ubicación de El Tolmo y su relación con el camino que le dio sentido.

    A finales del siglo XIX, las laderas se fueron poblando de casas semirrupestres que llegaron a conformar una pequeña entidad, hasta su abandono a mediados del siglo XX. Dentro del proyecto de El Tolmo de Minateda se ha iniciado la restauración de las mejor conservadas.

    Entrada al Parque Arqueológico

    Al norte del cerro son visibles vestigios de monumentos funerarios escalonados de época romana republicana, hechos con sillería o adobe. En su interior se encontraba la urna con las cenizas del difunto, junto con su ajuar. Por encima se documentaban niveles de época imperial, con sepulturas de cremación en urnas depositadas en hoyos abiertos en el suelo. Posteriormente se ubicó en el lugar una necrópolis de inhumación, en uso desde la época tardorromana a la islámica. En el mismo cementerio confluían enterramientos de rito cristiano e islámico, algo raramente atestiguado en otros lugares.

    Parque arqueológico

    Centro de Interpretación

    La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha declaró en su momento El Tolmo de Minateda como uno de sus cinco parques arqueológicos, junto a Segobriga, Alarcos, Carranque y Recopolis. Ello conllevó trabajos de consolidación y mejora de las estructuras, la adecuación de dos circuitos visitables y la construcción de un centro de interpretación. El proyecto se terminó completamente a principios de 2011 y se abrió por fin al público el día 4 de marzo de 2019.

    Visita al Tolmo de Minateda

    Camino y murallas

     

     

     

     

    Lo primero que se aprecia es el camino que conducía a la ciudad, una pista de piedra en la que se observan claramente surcos, debidos al paso de carros con ruedas de hierro hacia finales de la época visigoda.

     

     

     

     

     

    El asentamiento fue fortificado desde sus primeros tiempos, construyéndose un muro en la Edad de Bronce y una muralla en la época ibérica. Después, al pasar al dominio romano con el nombre de Ilunum, se levantó otra muralla en la época de Augusto, con una puerta de la que quedan algunos restos que fueron utilizados en la construcción de una posterior muralla visigoda.

     

     

     

     

     

     

     

     

    En el mismo lugar donde estuvo la puerta romana, estuvo posteriormente la puerta visigoda, que presumiblemente estuvo flanqueada por dos torres, aunque nada de conserva en la actualidad.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    También se encontró una inscripción haciendo referencia a los primeros gobernantes romanos del lugar: Titus Martius, Gaius Grattius Grattianus y Vibius Fulvius.

     

     

     

     

     

     

     

     

    Complejo religioso visigodo y barrio islámico

    Es el núcleo principal del asentamiento. Gran parte del mismo lo ocupan los restos de una basílica, un baptisterio anexo y un palacio episcopal. De entre todos destaca la basílica, cuya planta en forma de cruz se aprecia en su totalidad, sobre todo el ábside en uno de los extremos. En tono a él, existe un cementerio, con varias tumbas excavadas en la roca.

     

     

     

     

     

    El baptisterio tiene una piscina bautismal, pero está cubierta, por lo que no se aprecia muy bien.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    En el lateral exterior de la basílica, se pueden ver restos de viviendas islámicas, cuando el lugar pasó a llamarse Madînat Iyih, que se construyeron aprovechando los materiales visigodos al dejarse de utilizar los edificios religiosos.

     

     

     

     

     

    La acrópolis, castellum o alcázar

    Aquí estaba la parte más alta de la ciudad, un último reducto al que podía acudir la población para refugiarse. Fue construido en la época visigoda y también se utilizó en la islámica. Poco se conserva a excepción de algunas oquedades excavadas en la roca, que pudieron servir de aljibes y silos, y algo de la muralla que rodeaba el lugar.

    Puerta norte y actividades diarias

    Hubo un acceso secundario, la puerta norte, solamente peatonal y de la que actualmente no se conserva nada, y cerca de la cual, se pueden ver restos de elementos utilizados en las actividades diarias de sus habitantes, tales como silos, canteras, las paredes de una posible habitación tallada en piedra…

    Necrópolis norte

    Por uno de los itinerarios secundarios se llega a los restos de una necrópolis que fue utilizada casi desde el inicio del asentamiento hasta la época islámica.

    Casas semirrupestres

    Por otros itinerarios secundarios se llega a casas adosadas al tolmo, construidas durante el siglo XIX y utilizadas hasta mediados del siglo XX.

    Hay que mencionar que los objetos encontrados en las excavaciones se encuentran en el Museo Comarcal de Hellín y en el Museo Arqueológico de Albacete, así como algunos restos de construcciones, siendo reproducciones lo que se ve en el yacimiento.

    Alrededores del Tolmo de Minateda

    A unos 2 kilómetros al sur, también formando parte del Parque Arqueológico Tolmo de Minateda, hay un conjunto de 5 abrigos rupestres, entre los que destaca el Abrigo Grande, con hasta 600 figuras humanas y de animales. Este conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, como parte del Arte Levantino del Arco Mediterráneo. La visita ha de ser necesariamente guiada, pues el acceso a la cueva es difícil y además se encuentra protegida por una verja cerrada.

    Se describe con más detalle la denominada basílica de Eio

    BASÍLICA DE EIO (Tolmo de Minateda)

    Una inscripción de época romana, que demuestra que se trata de la ciudad de Ilunum, y los significativos restos visigodos que se han excavado, han permitido reconocer en ella la importante sede episcopal visigoda de Eio -ó Elo-, creada a finales del siglo VI para sustituir a la diócesis de Ilici, que estaba en poder de los bizantinos.

    Descripción

    Hasta ahora se ha completado únicamente la excavación de la zona de la iglesia. Se trata de una basílica de forma tradicional, con tres naves y un único ábside orientado al este. También existe un contracoro opuesto al ábside con un baptisterio adosado, que ocupan los últimos tramos de la nave central y cuatro compartimentos laterales, tres en el costado meridional y uno de acceso a en el primer tramo del septentrional.

    La basílica con una longitud de 37,5m es una de las mayores que se conocen del prerrománico español. Su Anchura, de 12,5m en el primer tramo, se va reduciendo ligeramente en las naves laterales hasta 11,5m en el último tramo, siendo fija -de 5m- la de la nave central. Las naves están separadas por dos filas de ocho columnas reutilizadas -aunque en la posición de la cuarta columna del lado sur se utilizó un pilar-, formando ocho tramos a los que se añade el baptisterio, de mayor longitud y diferente estructura. Las columnas se apoyan sobre basas áticas que también provienen de construcciones anteriores y que se sustentan sobre huecos tallados en la roca, cimentados con argamasa. Los tramos estarían cubiertos por arquerías de medio punto de las que se ha encontrado algunas dovelas y una gran parte de uno de los arcos.

    Aunque no se sabe si las naves eran de la misma altura o si era más alta la central con ventanas en la parte superior de sus muros, esta opción parece la más probable porque era lo habitual en este tipo de basílicas y además en las excavaciones se han encontrado los restos de varias ventanas monolíticas que probablemente pertenecían a este edificio. La cobertura sería plana a dos aguas la central, soportada sobre los muros laterales y las arquerías de separación entre las naves. El suelo de toda la iglesia, en el que existen varios canales de desagüe, es la propia roca tallada, recubierta de una capa de mortero de cal mezclada con la misma roca machacada, excepto en algunas áreas en las que se ha encontrado un pavimento de tierra arcillosa, se supone que producto de una modificación posterior.

    El ábside es exento, en forma de medio punto peraltado, tanto exterior como interiormente, y está formado por un muro doble de sillares reutilizados, con relleno interior, formando una estructura muy sólida que soportaba una cúpula de cuarto de esfera en ladrillo de la que se han encontrado restos in situ. Su acceso se efectuaba mediante un arco de medio punto en ladrillo que apoyaba directamente sobre los muros laterales. El suelo, como la mayor parte de la iglesia es la propia roca, recubierta por una ligera capa de opus signinum. Delante del ábside, ocupando el primer tramo de la nave central, se encuentra el coro, un espacio rectangular con el suelo elevado sobre el resto de la basílica. En él se han encontrado dos fases distintas de construcción, en la primera, a un nivel intermedio entre el suelo del ábside y el de la basílica y que estaba pavimentado con ladrillos, tendría acceso por los tres lados, mientras posteriormente el suelo se elevó a la misma altura que el ábside y se añadieron canceles que cerraban el paso en los costados y dejaban sólo un paso en el frente. También en esta fase se añadieron canceles de separación entre el ábside y el coro.

    Mención aparte merece el contracoro situado en el último tramo de la nave central. Se trata de un espacio separado del resto de la iglesia por muros bajos en los que sólo hay dos accesos, uno desde la nave central y otro en su costado meridional. No se sabe si existe desde la construcción inicial aunque se supone que se añadió posteriormente, ni cual fue su uso, ya que aunque se puede relacionar con el doble ábside de las iglesias norteafricanas y con otras basílicas en las que existe un espacio de este tipo para uso funerario, en este caso parece más bien relacionado con la circulación de los catecúmenos en el rito del bautismo. La zona del baptisterio mantiene las tres naves, en este caso separadas por medio de canceles, sin columnas ni arquerías. La pila bautismal, cuatrilobulada, inicialmente ocupaba toda la parte central, pero fue reducida posteriormente mediante varias capas de relleno, quizá debido a la sustitución del bautismo por inmersión. No tenía ningún acceso exterior ni desde el contracoro, sino únicamente desde las naves laterales de la basílica a las del baptisterio, y de éstas con la central.

    El edificio tiene adosados cuatro espacios exteriores. El primero, único situado en el costado norte, es un acceso que estaba porticado sobre pilares, con una escalera que ascendía al primer tramo de la nave. Se trataba de una entrada monumental a la basílica desde la pequeña plaza que la separaba del palacio, en la que existían dos bancos de piedra y en la que se han encontrado restos de decoración.

    En el costado sur existen otros tres compartimentos, todos ellos construidos en la remodelación posterior de la basílica. Uno está situado enfrente de la entrada monumental del costado norte y es de un tamaño algo mayor, con dos pequeñas puertas, una de acceso desde el exterior, al este y otra, escalonada, hacia la basílica. Se supone que su uso era exclusivamente litúrgico, posiblemente como sacrarium, y en él se encontró una fosa vacía y tapada con ladrillos, una caja cuadrada tallada en el suelo, se supone que para incrustar el pie de una mesa, y un banco adosado al muro occidental. El segundo es semejante al descrito pero sin acceso exterior y con un banco corrido en tres de sus costados. Está situado en el extremo occidental del lado sur, en la zona del baptisterio.

    Por último, la basílica tiene otros dos accesos principales en el centro de cada uno de los muros laterales, al estilo de las basílicas de tipo norteafricano. Mientras el situado al norte parece que pudo tener un pequeño pórtico, el del costado sur disponía de un vestíbulo cubierto, elevado sobre el suelo de la iglesia, también con acceso escalonado. En general, los vanos, tanto entre los diversos compartimentos como los de los accesos exteriores, estaban flanqueados por jambas monolíticas, que se conserva in situ en bastantes casos.

    Como ya hemos indicado, la mayoría de los materiales utilizados en la construcción de la basílica procedían de edificaciones anteriores, en algunos casos, como las columnas de la nave, de distinta procedencia y medidas, y conformando paramentos de estructuras muy diversas, aunque todo ello quedaba oculto por un enlucido que cubría toda la basílica y que también se utilizaba para ocultar las diferencias en algunas columnas, basas y otros elementos. El resultado final debió ser una obra muy bien planificada, consistente y con una terminación de calidad.

    Pero en Eio nos encontramos con el hecho sorprendente de que la basílica fue modificada, parece ser que por motivos litúrgicos, muy poco tiempo después de su terminación. Estos cambios implicaron en su interior la elevación del coro incluyendo el añadido de los canceles, la construcción del contracoro y la modificación del espacio del baptisterio, reduciendo el tamaño de la pila bautismal, mientras que en el exterior se añadieron los tres compartimentos exteriores del costado sur y posiblemente se modificó el compartimento de acceso norte.

    Conclusiones

    Al analizar estas modificaciones se puede considerar como significativo que en las zonas de la segunda fase hayan aparecido canceles con decoración tallada a dos planos con cruces inscritas en un círculo y círculos entrelazados, todo ello habitual en el arte visigodo, mientras toda la construcción inicial se había mantenido dentro del tipo más clásico de basílica convencional paleocristiana y sin ninguna relación con el arte visigodo, tanto en la decoración como en la forma de los arcos, todos de medio punto, o en el coro abierto en el que no existían las zonas aisladas tan típicas de la liturgia católica visigoda.

    Por otro lado, la sede episcopal de Eio aparece mencionada por primera vez en un concilio provincial cartaginense celebrado en Toledo en 610. Este hecho ha llevado a pensar que la basílica se construyó a finales del siglo VI y, por lo tanto, después de la conversión de Recaredo, ya que está totalmente descartada la posibilidad de que se trate de una construcción paleocristiana, entre otros motivos, porque antes de la llegada de los bizantinos esta zona pertenecía al obispado de Ilici (La Alcudia de Elche) y no se justificaba la existencia de una sede de esta importancia en Eio.

    Sin embargo, teniendo en cuenta lo extraño que resulta que sufriera una remodelación litúrgica inmediatamente después de su construcción, pensamos que sería interesante plantearnos la posibilidad de que la construcción inicial se hubiera producido unos años antes, en tiempos del rey Leovigildo y, por lo tanto, que se tratara inicialmente de una basílica arriana, lo que justificaría su remodelación para volver a consagrarla como sede católica.

    Leovigildo fue un rey guerrero y constructor; luchó contra los suevos, los vascones y los bizantinos y construyó al menos dos nuevas ciudades: Recópolis como futura nueva capital del reino y Victoriacum protegiendo la frontera con los vascos. No sería nada extraño que hubiera creado también Eio como defensa contra los bizantinos, incluyendo la nueva sede episcopal arriana.

    Otro detalle a tener en cuenta es que si comparamos la estructura de esta basílica con otras construcciones de esa época, vemos que tiene semejanza con otras iglesias visigodas del siglo VI, como Algezares, Segóbriga o el Germo, todas ellas de tipo basilical con tres naves separadas por columnas, aunque la de Eio es la de estructura más clásica y, por lo tanto, muy diferente a la de Recópolis, en la que empieza a modificarse la planta de las iglesias visigodas ya que en ella las naves laterales se separan con muros de la central, apartándose de la forma basilical, y aparece lo que podríamos considerar una especie de nave de crucero, cuyo desarrollo completo encontraremos en las iglesias cruciformes del siglo VII. Todo ello parece indicar que la basílica de Eio pudo ser algo anterior a la creación de Recópolis.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Lubaantún

    Lubaantún

    Coordenadas: 16°16′52″N 88°57′54″O

    Localización administrativa

    País: Belice

    División: Toledo

    Municipio: San Pedro Columbia

    Historia

    Época: Periodo Clásico de América

    Cultura: Maya

    Construcción: 700 CE

    Abandono: 900 CE

    Excavaciones: 1926–1927 · 1970–1973

    Arqueólogos: T.A. Joyce, Norman Hammond

    Dimensiones del sitio

    Altura: 18 m s. n. m.

    Mapa de localización

    Lubaantun

    Ubicación en Belice

    Lubaantún es una ciudad precolombina correspondiente a la cultura maya, que se localiza en el actual territorio de Belice. Lubaantún se encuentra en el distrito de Toledo, alrededor de 30 kilómetros al noroeste de Punta Gorda (cabecera distrital), y a unos 3.5 kilómetros de San Pedro Columbia.

    Lubantuún está datado hacia los años 700 al 900, en el periodo clásico. A lo largo del tiempo las construcciones del sitio se dañaron y las piedras con las que se habían edificado empezaron a caer. De hecho el nombre de Lubantuún deriva precisamente del nombre maya que significa lugar de piedras caídas.

    Uno de los rasgos más distintivos de este yacimiento arqueológico es la amplia colección de objetos miniatura de cerámica que se encontraron en el lugar.

    En torno a cinco plazas, 11 estructuras principales fueron edificadas encajando las piedras, sin argamasa alguna.

    Se encontró una amplia colección de objetos miniatura, y el aventurero inglés Mitchell-Hedges (1888-1959) sostiene haber encontrado la “Calavera de la Muerte”, tallada en cristal de roca.

    Reserva Arqueológica Lubaantun

    Las ruinas mayas de Lubaantun, a 1,3 millas al noroeste de San Pedro Columbia, están construidas en la cima de una colina natural y muestran un método de construcción inusual en el antiguo mundo maya de bloques de pizarra negra, cuidadosamente cortados y sin mortero. Los arqueólogos postulan que Lubaantun, que floreció entre el 730 y el 860 d. C., puede haber sido un centro administrativo que regulaba el comercio, mientras que el cercano Nim Li Punit era el centro religioso y ceremonial local. El sitio maya comprende una colección de siete plazas, tres juegos de pelota y estructuras circundantes.

    En la entrada hay un pequeño centro de visitantes que exhibe cerámica, figuras de cerámica, mapas y paneles que detallan la controvertida “calavera de cristal”, que se dice que fue encontrada aquí en 1926 por Anna Mitchell-Hedges, de 17 años. Lubaantun es conocido por las numerosas figuras de cerámica hechas con moldes que se encuentran aquí, muchas de las cuales representan a antiguos jugadores de pelota.

    En 1924, el entonces director médico de Belice, Thomas Gann, un arqueólogo aficionado, otorgó el nombre de Lubaantun (Lugar de las piedras caídas) a estas ruinas. Desde 1970 se han realizado más trabajos arqueológicos profesionales y gran parte del sitio ahora está limpiado y restaurado.

    Hay dos puntos de entrada a Lubaantun desde Southern Hwy, ya sea a través de Silver Creek (señalizado justo al norte de Big Falls) o San Pedro Columbia. De cualquier manera, son alrededor de 23 millas desde Punta Gorda por caminos de terracería una vez que se sale de la carretera. Los autobuses del pueblo que circulan entre San Pedro Columbia y San Miguel pueden dejarlo en el desvío hacia el sitio, luego está aproximadamente media milla más.

    Las ruinas mayas de Lubaantun ha tenido una desafortunada historia “reciente”.

    Descubierto y escrito en 1903, fue revisado en 1917 por Thomas Gann que usó dinamita al azar en su búsqueda de tesoros. Este método contra-intuitivo de búsqueda de tesoros diezmó muchas de las ruinas y obstaculizó posibles investigaciones futuras.

    Fue visitado nuevamente por un equipo de arqueólogos británicos entre 1921 y 1930, pero se documentó poco más y la evidencia sugiere que se preocuparon muy poco por la historia de las ruinas. Thomas Gann regresó a las ruinas en 1924, con el aventurero FA Mitchell-HedgesAnna Mitchell-Hedges, hija de FA Mitchell-Hedges, afirmó haber tropezado con la infame calavera de cristal mientras acompañaba a su padre. Si bien era una historia encantadora, no hay absolutamente nada que respalde la afirmación, ymucho para desacreditarlo, incluida la improbabilidad de que el joven Mitchell-Hedges alguna vez pusiera un pie en Belice.

    En lo que respecta al cráneo, muchos dicen que la tecnología utilizada para fabricarlo es demasiado avanzada para los mayas. Por supuesto, algunos afirman que los extraterrestres intervinieron, que es la base de la película de Indiana Jones de 2007. Otros dicen que el cráneo es un engaño, fabricado en Alemania y comprado en Londres en 1920 un año antes de la expedición. Los lugareños de Belice creen que el cráneo, real o no, debería devolverse al lugar que le corresponde en Lubaantun.

    El cráneo es propiedad y está actualmente en manos de Bill Holmes, un rico coleccionista.

    Aunque no es tan emocionante como el misterioso artefacto de calavera de cristal, muchas piezas de cerámica se han conservado gracias a expediciones más exitosas, y todavía es posible encontrar piezas de cerámica, dientes y herramientas en el sitio hoy en día.

    Ruinas mayas de Lubaantun. Si crees que el tamaño importa, un viaje a Lubaantun, una ruina única en el sur de Belice que tiene la distinción de tener características arquitectónicas y de construcción únicas, debe encabezar tu lista de atracciones imprescindibles. Lubaantun no tiene nada en común con la mayoría de los otros sitios mayas y por innumerables razones, tal vez el más dramático es su enorme tamaño. Este pueblo era tan expansivo, que servía como centros comerciales, residenciales y religiosos, todos los cuales experimentarías cuando recorreras este magnífico sitio.

    Lubaantun 11 grandes estructuras, imponentes. plus cinco plazas y tres canchas de pelota son maravillas que no tienen igual, según el Instituto de Arqueología de Belice y arqueólogos que supervisaron la excavación de este hito. No hay puertas para ser vistas, y los edificios son alrededor en lugar de cuadrados. Tendrás que imaginar estructuras de paja y madera que una vez coronaron estos edificios porque ahora se fueron. El musgo verde asoma desde cada gripe, recordando a los visitantes que Lubaantun prosperó durante el Período Clásico (730 a 890 d.C.), pero no queda más que un eco del pasado hoy.

    Por qué visitaría las ruinas mayas de Lubaantun?

    No hay necesidad de ser un gran fan de estilo arquitectónico para ser impresionado por edificios hechos de bloques de piedra caliza sostenidos en su lugar por nada más que aire. Los constructores mayas utilizaron métodos avanzados de construcción, literalmente cortando cada bloque para alinearse con los que lo rodeaban. Como centro ceremonial, Lubaantun no tuvo igual, aunque con el tiempo, que la construcción sin mortero llevó a la desintegración de este sitio, erosionado aún más por Thomas Gann. En 1924, el arqueólogo usó dinamita para revelar aspectos del complejo, y como resultado, se le atribuye haber otorgado el nombre actual de Lubaantun que se traduce como “Lugar de las Rocas Caítas”.

    Hechos Acerca de Lubaantun

    • Las grandes pirámides y residencias están hechas de bloques de piedra sin mortero que los unen.
    • Los edificios en la parte superior de las pirámides estaban hechos de materiales perecederos en lugar de mampostería y por lo tanto no permanecen.
    • El nombre es Maya para la Casa de Piedras Caídas.
    • El sitio que nombró las Ruinas de Río Grande fue renombrado Lubaantun por el Dr. Thomas Gann en 1924.
    • Entre 1915 y 1927 se realizaron intensas excavaciones que arrojaron una gran cantidad de información sobre la antigua maya del sur de Belice.
    • Los hallazgos notables incluyen 3 canchas de pelota talladas descubiertas por R. E. Merwin que se aloja en el Museo Peabody de la Universidad de Harvard.
    • En 1924 Gann regresó a Lubaantun junto con la F.A. Mitchell-Hedges, donde este último afirmó haber desenterrado la Cráneo de Cristal de la Perdición en el lugar.
    • Mientras que la arqueología de Lubaantun fue muy expuesta, numerosos artefactos de Lubaantun se celebran ahora en el Museo Británico.
    • Al igual que otros sitios en el sur de Belice, Lubaantun fue construido sin el uso de mortero y las superestructuras fueron construidas a partir de materiales perecederos y no permanecen hoy.
    • Pocos monumentos tallados fueron encontrados en comparación con sitios cercanos como Nim Li Punit y Pusilha, sin embargo, muchas figuras cerámicas y ocarinas de excelente calidad han sido desenterradas.

    Dónde se encuentra Lubaantun en Belice?

    Lubaantun se encuentra al norte del río Colombia, a una milla del pueblo de San Pedro Colombia, y es accesible en transporte público. Desde Belmopan, tome la autopista Hummingbird durante 45 millas hasta el cruce de la salida de la autopista del sur. Gire a la derecha a la Carretera del Sur y recorra 70 millas adicionales (2 horas) hasta que llegue al Silver Creek cortado. Viaja por los pueblos de San Miguel y San Pedro Columbia. Salga justo en toda la carretera de grava del tiempo y continúe por unas 1 1/2 millas hasta llegar a la reserva.

     

     

    El fraude de las calaveras de cristal

    Un explorador inglés otorgó un valor especial a la calavera de cristal encontrada (supuestamente) por su hijastra en unas ruinas mayas de Belice.

    En Lubaantun, una ciudad maya del sur de Belice datada entre 700 y 900, fue donde nació el mito de las calaveras de cristal. Allí decía el explorador inglés Frederick Albert Mitchell-Hedges que su hija adoptiva había encontrado en 1924 una pieza que él creía que era obra de los atlantes. Conocida como la Calavera del Destino, mide 13 centímetros de alto y 18 de largo, pesa unos 5 kilos y está hecha con dos bloques de cuarzo, uno para el cráneo y otro para la mandíbula. Es la calavera de Indiana Jones en su última aventura, un objeto que los seguidores de la Nueva Era consideran mágico y que los científicos no pudieron examinar hasta hace poco.

    A las calaveras de cristal se les han otorgado casi todos los poderes posibles: funcionar como amplificadores telepáticos, curar a la gente, cambiar de color según las posiciones de los planetas, ver imágenes en las cuencas de sus ojos… Todo sorprendente y todo falso. Incluso la historia del hallazgo original de Mitchell-Hedges. Las piezas poseen gran belleza, pero ni son de origen misterioso ni tienen poderes. Los exámenes científicos realizados en los últimos años han fechado todas estas reliquias en el siglo XIX, así que no pudo haber ni atlantes ni mayas de por medio.

    Hasta mediados de los años 90, la pieza del Museo Británico estuvo catalogada como “probablemente azteca, de entre 1300 y 1500”; pero en 1996 el microscopio electrónico descubrió en ella huellas de torno de joyero y ahora se etiqueta como “probablemente europea, del siglo XIX”. En mayo de 2008 se supo que para hacer la calavera del Instituto Smithsonian usaron como abrasivo carburo de silicio, compuesto químico que no se sintetizó hasta 1890. Y un examen de la de Mitchell-Hedges descubrió que se talló con herramientas que no existían hasta finales del XIX.

    En manos de un falsificador

    No hay constancia de que la Calavera del Destino estuviera alguna vez en Lubaantun. Durante años se sospechó que Mitchell-Hedges la había enterrado en la ciudad maya para que la encontrara su hija como regalo de cumpleaños. Sin embargo, el aventurero no compró la reliquia hasta 1944, 20 años después del supuesto hallazgo, cuando pagó 400 libras por ella a Sydney Burne, que la poseía desde 1936 y que en 1943 ya había intentado subastarla en Sotheby’s. Es posible que casi todas las calaveras fueran fabricadas y vendidas por el francés Eugène Boban, un conocido falsificador.

    Cráneo de cristal Mitchell-Hedges estaba en Belice, porque creía que encontraría las ruinas de la Atlantis. El cráneo Mitchell-Hedges está hecho de cristal de cuarzo claro, y se cree que tanto el cráneo como la mandíbula provenían del mismo bloque sólido. Pesa 11.7 libras y mide unas cinco pulgadas de alto, cinco pulgadas de ancho y siete pulgadas de largo. Excepto por leves anomalías en los temporales y pómulos, es una réplica prácticamente anatómicamente correcta de un cráneo humano.

    Para ampliar información sobre las calaveras de cristal, visitar: https://www.esascosas.com/craneo-de-cristal/