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Las cabezas de Hexham

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Las cabezas de Hexham

Parcialmente entresacado del artículo: Publicado el 29 abril, 2020 por MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional Pneumatología bajo MENADEL PSICOLOGÍA (Sergio Fritz Roa)

Hexham (/ˈhɛksəm/ HEKS-əm) es una ciudad de Reino Unido en Inglaterra en el condado de Northumberland, nordeste de Inglaterra. Es una villa comercial. Tiene una población de 11.900 habitantes en 2011.1

Tiene pequeños núcleos de población los cuales son: Corbridge, Riding Mill, Stocksfield y Wylam. Está a cuarenta kilómetros de Newcastle Upon Tyne.

En esta localidad existen varias leyendas: La piedra del Diablo, Las hermanas Pollock, El lobo de Allendale, y Las cabezas de piedra

Las cabezas de piedra de Hexham

Año 1971. Dos hermanos, Colin y Leslie Robson, juegan en el jardín de la casa. Uno de ellos empieza a desenterrar algo que sobresale levemente del suelo. Y así halla unas pequeñas cabezas esculpidas en dos piedras (de 6 centímetros de altura cada una), de aspecto primitivo y temible. Una parece representar a un niño monstruoso y la otra a una niña con apariencia de bruja.

A partir de ese momento, según la familia, empezaron a ocurrirles cosas extrañas, así como a algún vecino.

Debido a las situaciones extrañas en que la familia Robson se vio envuelta y, para buscar una respuesta a aquellas, entregaron las figuras a unos arqueólogos, uno de ellos Anne Ross. Estos pensaron de inmediato que podría auxiliarlos pues estimaron que se trataba de piezas antiguas y posiblemente celtas, siendo aquella una experta en Mitología Céltica (escribió libros sobre el tema). Ella aceptó y se llevó las dos piedras a su casa… Y, al poco tiempo empezó a verse afectada por insólitos hechos.

Para Anne Ross, las piedras tenían una antigüedad cercana a los dos mil años y se relacionaban con el “culto de las cabezas”, que realizaban los celtas. Así, por ejemplo, hay testimonios, especialmente de la zona cercana a Hexham donde los celtas lanzaban cabezas cortadas a sus enemigos. Para la señora Ross no había duda: las dos piedras eran célticas y tenían la finalidad de proferir una maldición. El culto a las cabezas de piedras era algo que venía estudiando hace mucho, y es así que en su libro “Pagan Celtic Britanic” (p.61) señalaba que “la cabeza humana era considerada por los celtas como un símbolo divino, y los poderes del otro mundo”.

Y aquí aparece otro personaje en esta laberíntica historia, llamado Desmond Craigie, quien desmiente la idea del origen celta de las piedras. Él señala que fue el autor de las mismas, las que le entregó a su hija para que jugara. Craigie había vivido hacía aproximadamente unos veinte años en la casa que posteriormente habitarán los Robson, y donde habían sido encontradas las ahora famosas “Piedras Diabólicas de Hexham”. Como nadie pareció creerle, hizo dos esculturas pétreas para demostrar que él realmente había sido el padre de los objetos que ocasionaban tanto ruido en la comunidad.

Desmond Craigie.

El último personaje de esta enigmática historia es Frank Hyde, a quien Don Robins le entregó las dos piedras, para que las investigara desde su especialidad: la radiestesia. Según ciertos sitios webs este al llevárselas en su vehículo, tuvo un impacto tremendo con el, desapareciendo desde allí las piedras de Hexham y sin saberse tampoco de Hyde…

Sin embargo, los estudios de la estructura y composición de las piedras, realizados por expertos demostraron que no se trataba de elementos confeccionados con cemento, como pretendía el señor Craigie, y que tampoco parecían tener factura moderna. El señor Hodson, uno de los investigadores, fue categórico e indicó que si hubiesen sido de cemento, faltaba el ingrediente más relevante en éste: el silicato de calcio. Hodson identificó el material como arenisca gruesa, con algún toque de cal y ciertos pigmentos de color.

Don Robins, un geólogo y experto en química inorgánica, autor de “Circles of silence” (un curioso estudio sobre las piedras), quien colaboró con Anne Ross en el libro “The Life and Death of a Druid Prince”, señaló que la figura conocida como “niño” era semejante a una calavera, de color gris verdoso y brillaba como cristales de cuarzo. El cabello parecía ir de adelante hacia atrás, con “rayas célticas”. El peso de esta figura era mayor al del cemento o concreto, incluso. Mientras, que la figura de la niña o mujer “bruja”, poseía pigmentos amarillos y rojos en el cabello. Sus ojos los calificó de “desorbitados” y era poseedora de pelo anudado. A pesar de su visión científica, no dudó en indicar que sentía una extraña, incómoda y densa presencia que emanaba de las piedras. De hecho, cuando se llevó las figuras a su hogar, las dejó en el automóvil y al prenderlo, todos los sistemas eléctricos del tablero de instrumentos se apagaron repentinamente. Pero, al mirar las piedras y decirles “¡Ya basta”, el vehículo partió sin problema…

La maldición habría terminado…

Posteriormente, como casi siempre, se sacaron conexiones con otros lugares y casos similares de diversa índole.

Por ejemplo: con el culto a la piedra en Chile (mitología Chiloé-Moais Chilotes); también en Chile el Namuncura de Río Bueno;

Desmond Craigie fabricó la cabeza de la izquierda para demostrar que sabía tallar roca.

Todo parece indicar que se trata de un fraude, un intento de llamar la atención.

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