Escritura Zapoteca
Subcategoría: escritura de glifos.
La cultura zapoteca de Oaxaca, sin duda, había escrito. Algunos 1,200 objetos inscritos han sido encontrados, y van desde muros pintados, a ollas, huesos y conchas. La fecha de la escritura parece situarse entre el año 600 y el 400 a.C.
Los académicos han sido capaces de elaborar el calendario zapoteco y mostrar que se trata de un precursor del de los Mayas. Pero a pesar de que las lenguas zapotecas aún se hablan en la zona, ha resultado más difícil de reconstruir el lenguaje de la escritura, en parte debido a la desconcertante complejidad del modernismo del idioma Zapoteco.
La escritura zapoteca comprende un conjunto inscripciones epigráficas encontradas en el estado de Oaxaca (México), generalmente breves, supuestamente escritas en zapoteco epigráfico (a veces llamado laxamente proto-zapoteco). La mayoría de ellas están datadas entre el 400 a.C. 200 a. C. y el 900 d.C., si bien los primeros jeroglíficos mesoamericanos datan de entre el 650 y el 550 a.C., siendo textos muy sencillos hallados en el valle de Oaxaca.
El material encontrado incluye varias docenas de inscripciones breves, así como un cierto número de textos calendáricos, que contienen entre cien y trescientos glifos diferentes. La lengua de las inscripciones se conoce mal debido a la naturaleza no alfabética de la escritura y su identificación como zapoteco se debió básicamente a criterios geográficos. La poca comprensión que se tiene de las inscripciones parece sin embargo compatible con el proto-zapoteco reconstruido a partir de las modernas lenguas zapotecas.
La inscripción más antigua, que muestra el dibujo esquemático de una persona acompañado de unos pocos glifos, fue encontrada San José Mogote en 1975 por Kent Flannery y Joyce Marcus. Los signos están relacionados con los 260 días del calendario mesoamericano. Se considera la base que dio lugar al idioma zapoteco.
Algunos de estos signos son reconocidos como portadores de información calendárica, pero la mayor parte del sistema de escritura de los zapotecos sigue sin descifrarse (Urcid Serrano, 1997: 42-53). La ejecución de los glifos en las estelas es más basta que los signos empleados en las esculturas mayas del Clásico, por lo que algunos epigrafistas han creído que la escritura zapoteca es menos fonética que el silabario maya.
Los más antiguos indicios de la escritura zapoteca es el Danzante de San José Mogote, al que se conoce oficialmente con el nombre de Monumento 3. Esta estela posee un relieve en el que aparece un cautivo que será entregado al sacrificio y ha sido mutilado. Entre sus piernas se encuentran dos signos que corresponden a su nombre calendárico.
La estela fue fechada de primera mano entre los siglos V y VI a. C., por lo que se le consideró la inscripción más antigua que se hubiere encontrado en Mesoamérica. Sin embargo, algunos arqueólogos han expresado dudas sobre la certeza de esta datación (Romero Frizzi, 2003).
El sistema de escritura zapoteca se empleó únicamente hasta el fin del período Clásico, etapa de la que proceden las últimas inscripciones zapotecas.
Monumento 3 de San José Mogote. Los dos símbolos esgrafiados entre las piernas del personaje representado indican su nombre: 1 Terremoto.
Muy cerca de la zona arqueológica de Yagul, a 30 kilómetros de la capital de Oaxaca, en México, fue descubierto un sistema de escritura zapoteca de más de 2 mil años, sobre roca y dentro de una cueva, según se anunció el pasado 27 de abril. El hallazgo ocurrió en el área rocosa conocida como Caballito Blanco, lugar que apareció en el Clásico temprano (año 200 aC), donde también han sido descubiertos muchos grabados y pinturas rupestres.
La escritura recientemente descubierta por pobladores está en una cueva, y la piedra con las inscripciones podría medir de 12 a 15 metros, informa la experta. “El hallazgo es sorprendente, porque su longitud no tiene comparación con otros de origen prehispánico”, sostiene Nelly Robles.
El reto, prosigue, es utilizar algún tipo de tecnología para llegar hasta el fondo de la cueva, determinar el tamaño exacto del grabado y que los expertos realicen una interpretación para definir cuántas veces se escribió sobre esa roca. Los especialistas del INAH, por el momento, sólo han penetrado seis metros en la antigua cueva.
El sistema de escritura está asociado a un mascarón en el cual “se observa un personaje que se cree fue una combinación de Cosijo y del dios Murciélago”, agrega.
Lápida de conquista del Edificio J, Monte Albán, Oaxaca.
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