Wadi el-Hol inscripciones
Subcategoría: escritura ideográfica
Las inscripciones de Wadi el-Hol (en árabe وادي الهول ‘Barranco del Terror “Wādī al-Hawl) fueron esculpidas en los laterales de piedra del desierto, entre una antigua zona militar y la carretera que une el comercio de Tebas y Abydos, en el corazón de Egipto. Se encuentran en una rambla en el Qena curva del Nilo, a aprox. 25 ° 57’N 32 ° 25’E, entre las decenas de inscripciones hieráticas y jeroglífica. Las inscripciones son gráficamente muy similares a las inscripciones Serabit, pero muestran una mayor influencia jeroglífica, como un signo para un hombre que aparentemente no se lee en orden alfabético.
Las huellas de los 16 y 12 caracteres de inscripciones de los dos Wadi el-Hol:
H 1 es una figura de la celebración [Gardiner A28], mientras que el H 2 es o bien la de un niño [Gardiner A17] o de la danza [Gardiner A32]. En este último caso, H 1 y H 2 pueden ser variantes gráficas (por ejemplo, dos jeroglíficos utilizados tanto para escribir la palabra cananea hillul “júbilo”) en lugar de consonantes diferentes.
Los jeroglíficos que representan la celebración, un hijo, y el baile, respectivamente. El primero parece ser el prototipo de 1 h, mientras que los dos últimos han sido sugeridos como el prototipo de 2 h.
La historia de la escritura, uno de los mayores descubrimientos de la humanidad, es fascinante y está llena de misterios y de sorpresas. Una de las últimas la acaba de proporcionar el hallazgo en un remoto paraje de Egipto del que parece ser el ejemplo más antiguo conocido hasta la fecha de escritura alfabética.
Se trata de dos inscripciones en piedra caliza datadas entre el 1900 y el 1800 antes de Cristo, es decir, anteriores en cerca de dos siglos a los textos protocananeos hallados en la zona siriopalestina y que eran considerados los más antiguos.
La escritura alfabética protosinaítica y la escritura alfabética protocananea, era la más antigua de su clase hasta el nuevo hallazgo en Egipto. El descubrimiento de las inscripciones, que aún no han sido descifradas, lo han realizado egiptólogos norteamericanos que exploraban antiguas rutas caravaneras en el desierto, entre Tebas y Abydos, según informaba en su edición de ayer el Herald Tribune. En un paraje perdido de la mano de Dios conocido como Wadi el Hol, el profesor John Coleman, de la Universidad de Yale, y su esposa Deborah, ambos egiptólogos, hallaron muros de piedra caliza con grafitos, que han sido luego estudiados por especialistas en escritura antigua.
Sin embargo, nuevas inscripciones halladas durante el verano de 1998 por el egiptólogo John Darnell han obligado a replantear algunos aspectos de la teoría actual sobre el origen de nuestro alfabeto. Darnell las encontró fortuitamente, mientras realizaba una investigación en una región denominada “Valle de los Horrores” (Wadi el-Hol), junto a una carretera que enlazaba Tebas y Abydos.
Como no era experto en escritura antigua, el egiptólogo se limitó a fotografiar la roca y a presentar las imágenes a Chip Dobbs-Allsopp, un especialista en escritura de la Edad del Hierro. Fue este último quien, tiempo después, se dio cuenta de su verdadero valor y antigüedad. Las dos inscripciones, analizadas por expertos de la Johns Hopkins University, la Yale University, el Princeton Theological Seminary y el West Semitic Research Project (EE.UU.), fueron escritas alrededor de 1900 a.C. o quizá antes.
Las formas y ángulos de los glifos (dibujos) son semejantes a graffittis hieráticos de alrededor del año 2000 a.C. El nuevo descubrimiento sugiere que el alfabeto fue inventado al menos dos siglos antes por gente que dominaba la lengua semítica y vivía o trabajaba en Egipto. En 2004 otro equipo de científicos se encargó de fotografiar y documentar las inscripciones. Hasta el momento no ha sido posible completar una interpretación literal de las mismas, si bien se han encontrado en ellas rasgos semíticos claros, como las palabras “dios” y “jefe”, así como otros representativos de esta lengua.
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