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Archivo diario: 22 septiembre, 2025

Autoped

Autoped

El prodigio que nos enseñó el futuro de los patinetes eléctricos se llamaba Autoped y ya se usaba en 1915, y su predecesor fue el Motope.

En 1915 ni siquiera había semáforos en Estados Unidos. Aún quedaban 15 años para que comenzaran a usarse, pero ya por entonces estaba ahí el Autoped, un singular patinete con motor de combustión que se adelantó a su tiempo y ha demostrado ser un prodigioso antecesor de los patinetes eléctricos actuales.

Este patinete se creó ese año en Nueva York. Su éxito fue notable e incluso acabó usándose por celebridades de entonces como la sufragista Lady Norman, que lo utilizaba para ir a la oficina. No fue la única: hasta la famosa piloto Amelia Earhart acabaría probándolo años más tarde.

Un siglo adelantado a su tiempo

Como señalaban en la Smithsonian Magazine, la patente del “vehículo autopropulsado” se concedió a Hugo Cecil Gibson, aunque el diseñador Joseph F. Merkel, creador de la motocicleta Flying Merkel, contribuyó de forma significativa en el desarrollo final del producto final.

Ese producto, creado por Autoped Company of America -fundada en 1913- fue el patinete con motor de combustión llamado Autoped, que debutó en 1915 y fue calificado por algunos medios como “un vehículo raro”.

Este patinete contaba con un motor de combustión de cuatro tiempos y 155 c.c. que estaba colocado cerca de la rueda delantera y además se incluía un faro delantero y trasero y una bocina. Alcanzaba los 32 km/h, una velocidad asombrosa que de hecho supera a los 25 km/h que es la norma en los patinetes eléctricos actuales.

Aquel invento se publicitó como un singular medio de transporte para las clases altas, y en 1916 una ilustración en la revista Puck mostraba una imagen que realmente parecía adelantada a su tiempo. Los artículos en los que aparece su singular revolución siguen conservándose, y muestran por ejemplo a actrices como Shirley Kellogg utilizándolo en Hyde Park en 1917.

Fuente: Online Bicycle Museum.

Aquella imagen del Autoped acabó funcionando, y el Autoped tuvo cierto éxito entre las clases altas. Lo demuestra el hecho de que Lady Florence Norman, una famosa sufragista, lo usaba ya en 1916 para ir a su oficina del centro de Londres. La imagen que encabeza este artículo -tomada por Paul Thompson- precisamente muestra a Lady Norman en un Autoped.

Amelia Earhart con un Autoped. A la derecha, con su pupila, la actriz June Travis.

No fue la única celebridad en usar este vehículo. Aunque el Autoped dejó de producirse en 1921, se acabó usando varios años más tarde, como demuestra el hecho de que la célebre Amelia Earhart también aparece montada en uno en 1935.

El Autoped también se acabó utilizándose en otros escenarios, como señalan en Online Bicycle Museum. El Servicio Postal de Nueva York lo utilizó para llevar el correo y también se uso por la policía de tráfico. Curiosamente algunos delincuentes acabaron utilizando estos vehículos para escapar en sus delitos.

Aún así, el uso más común de los Autoped fue recreativo, y su éxito llegó a lograr que apareciese en países europeos como Portugal, donde hay también imágenes como la que acompaña a este párrafo y en la que se ve a una mujer y un hombre con sendos Autopeds.

Lamentablemente el Autoped no logró ser rentable. Los expertos señalan que probablemente no compensaba: era más caro que una bicicleta y no ofrecía el confort que planteaban las motocicletas que ya entonces también comenzaban a surgir y permitían ir sentado.

El Autoped, por cierto, era plegable. Ya que te adelantas a tu tiempo, lo haces a lo bestia.

 

 

 

 

 

 

 

Tras la Gran Depresión de 1929 la empresa Cushman cogió el testigo y creó el Auto-Glide, una especie de scooter, pero la regulación de tráfico de la época perjudicó aquellas motos y favoreció el auge del automóvil.

Lo cierto es que aquella moto fue otra adelantada a su tiempo en cierta medida, pero nuestro protagonista, el Autoped, mostró cómo podía ser el futuro del transporte personal. Curioso que durante casi un siglo quedara prácticamente en el olvido y fuera rescatado solo para demostrar que en algunos casos lo viejo vuelve a ser nuevo.

Imagen: Commons

El Patinete: Una Historia

Dos ruedas y una tabla. Sería un comienzo modesto para un medio de transporte caracterizado por picos y caídas de uso y popularidad sin parangón con ningún otro propulsor contemporáneo de humanos. Aunque es difícil de identificar, generalmente se da por hecho que fue un niño quien, al sufrir de un malestar por la metrópolis europea de finales del siglo XIX, conectó un par de ruedas de patín a una tabla, marcando el comienzo de una era de movimiento rápido y vertical. Con un sonido sin duda más fuerte que el de los patinetes eléctricos actuales y—sobre todo—con velocidad, el instrumento rudimentario se convirtió en una fuente de alegría para los niños tanto de Europa como de los Estados Unidos en la época anterior a la Primera Guerra Mundial. La información más fiable sobre los fabricantes de patinetes de madera durante la época en que surgió el vehículo sigue siendo escasa; sin embargo, cualquier persona interesada seguro que se topará con fotos de niños de principios del siglo XX corriendo con patinetes fabricados en las calles de la ciudad.

Las construcciones serían repetidas por niños y adultos a principios del siglo XX, culminando en una joya del diseño de la época de la Primera Guerra Mundial: el Autoped. Fabricado por la empresa The Autoped Company de Long Island City, este aparato nacido y criado en Nueva York presentaba un chasis robusto, con una barra de dirección inclinada hacia el conductor a casi 45 grados, y una base curva que anunciaba muchos de los populares diseños de automóviles art-deco de la década de los 1930.

Los esquemas del Autoped fueron patentados y concedidos al inventor Arthur Hugo Cecil Gibson en 1916, aunque parece que Joseph F. Merkel—creador de la motocicleta Flying Merkel—jugó un papel importante en la realización del Autoped.

El Autoped contaba con neumáticos de 10 pulgadas y un motor de 4 tiempos de 155 c.c. refrigerado por aire en su rueda delantera que, según se dice, podía generar velocidades (inestables) de hasta 35 km/ph. El conductor empujaba el mecanismo de dirección hacia delante para apretar el embrague y aplicar fuerza a una palanca del manillar para controlar la velocidad. Al tirar de la columna de dirección hacia atrás, se soltaba el embrague y se activaba el freno del Autoped. Al igual que nuestro patinete eléctrico, la barra de dirección del Autoped era plegable para facilitar su almacenamiento y transporte, y, quizás lo más llamativo, había una versión que contaba con un motor eléctrico. El Autoped se fabricó entre 1915 y 1919 en los Estados Unidos, y en Alemania por Krupp de 1919 a 1922. Aunque el aparato no obtuvo una adopción generalizada, aparece en algunas fotos en blanco y negro, conducido por repartidores del servicio postal estadounidense, agentes de tráfico, y miembros de la alta sociedad.

Otras empresas entraron en la lucha de los patinetes después del Autoped, entre ellas destacaba ABC Motorcycles, una empresa británica de motociclismo que patrocinó varias películas de motos de los principios del siglo XX. En 1919, el principal ingeniero de ABC, Granville Bradshaw, desarrolló la Scootamota, un patinete con asiento, mono cilíndrico, de 123 cc y propulsado por la rueda trasera, con una velocidad máxima de 15 mph, que se fabricó entre 1919 y 1922.

En la década de los 1930 se incrementó el uso de los patinetes motorizados en las bases militares, los aeropuertos, las zonas urbanas, e incluso en los estudios de Hollywood y, en la década de los 1940, se utilizaron como medio de transporte de bajo consumo durante el racionamiento de combustible en tiempos de guerra.

En las décadas siguientes, la popularidad de los patinetes motorizados, tanto de pie como de asiento, sufrió unos altibajos, y de vez en cuando alguna que otra marca se lanzó a la producción.

En 1974, Honda creó el patinete Kick ‘n Go y, casi una década después, Steve Patmont, de Patmont Motor Werks, inventó y patentó el Go-Ped.

Go-Ped inició una segunda mini revolución de los patinetes con un patinete de gasolina a bajo precio, rápido y de bajo perfil. Patmont inició las operaciones y la producción en su garaje de Pleasanton, California, y, con el tiempo, amplió la empresa familiar a unas instalaciones de 70,000 pies cuadrados en Minden, Nevada. Todavía en el negocio, Go-Ped ha ampliado su línea de patinetes para incluir un patinete eléctrico de pie (2001), y variar los gokarts a base de propano (2009). Aunque el éxito del modelo original de Go-Ped dio la vuelta al mundo de las startups en el mercado de los patinetes motorizados, fue el Razor el que encendió un verdadero frenesí de consumo de patinetes a mediados de la década de los 1990.

Hay un debate interesante acerca de si el suizo Wim Ouboter inventó su patinete de dos ruedas por pereza o por la industria. La parada de salchichas favorita de Ouboter, el Sternen Grill de Zúrich (famoso por su bratwurst), estaba demasiado lejos para ir andando, pero lo suficientemente cerca como para que no le pareciera que merecía la pena ir en bicicleta. Puede que la pereza y la productividad sean las dos caras de una misma moneda o, más probable, que una impulse a la otra; sea como fuera, el dilema gastronómico de Ouboter conduciría a la creación de una de las modas mundiales más importantes de productos de los principios de la década del 2000.

El fracaso del Autoped en Europa

En Europa el Autoped tampoco llegó a popularizarse debido a motivos similares, como cuenta un artículo del Profesor de Historia Dr. Ralph Stremel proporcionado a Newtral.es por la Fundación Alfried Krupp von Bohlen y Halbach. El modelo que fabricó la firma alemana Krupp sí contaba con un asiento, pero esto hizo que el aparato fuese más pesado (unos 45 kilogramos de peso). Además, el vehículo tenía un precio de 4.500 marcos a mediados de 1920 (equivalente a unos 2.300 euros actuales) y la inflación por la que pasó Alemania en la época dificultó la compra del scooter.

Por otro lado, en su artículo, Stremel expone otra serie de inconvenientes que terminaron de llevar al vehículo al fracaso. Por ejemplo, los problemas de los nuevos motores de menor tamaño, que hicieron que fuese necesaria una licencia para conducir un Autoped, o las malas condiciones de las carreteras, que desgastaron el vehículo y supusieron un peligro para los conductores.

La imagen de 1916 que nos muestra a una mujer montando un patinete eléctrico: es un Autoped que funcionaba a gasolina

Esta imagen muestra a una mujer montando en patinete eléctrico en 1916

Engañoso

Circula en redes sociales una imagen en blanco y negro en la que aparece una mujer montada sobre un vehículo de dos ruedas. La fotografía, va acompañada de un texto que afirma que el vehículo es un patinete eléctrico, pero esto es falso: es un Autoped, que funcionaba con un motor de gasolina.