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Archivo diario: 14 febrero, 2018

Pombero

Pombero

Estatua del pombero en el Museo Mitológico Ramón Elías en Capiatá, Paraguay.

El Pombero es una especie de duende o espíritu de la mitología guaraní. Este mito se es propio del acervo cultural de Paraguay y del norte de la región del Litoral argentino.

Pombero: Se le conoce como: Pomberito, Pÿragué (‘Pies peludos’), Karaí Pyhare (Señor de la Noche), Kuarahy Jára (Dueño del Sol, tal como se lo conoce en el mito de los mbyá del sur del Brasil y de la provincia argentina de Misiones), Cho Pombé (‘Don Pombero’), Chopombé, Chopombe.

Los guaraníes sostenían que podría tratarse de un aborigen guaycurú, pueblo con los cuales tenían continuos conflictos.1

Lo definen como un hombre fornido, emite un silbido continuo que dura no más de 30 segundos, moreno y retacón, con abundante vellosidad en partes específicas y brazos muy cortos. A veces usa un sombrero de paja con corazones y luce andrajoso, puede llevar una bolsa al hombro pero a los tres metros se le parte el brazo. Se cuenta que sus pisadas no se sienten. Sus pies se pueden dar vuelta, de manera que confunde a aquellos que quieren seguirlo, aunque ésta es una característica de una población indígena del Chaco paraguayo denominados pyta jovái (Talones Dobles), porque al utilizar unas zapatillas de plantilla rectangular era imposible descubrir hacia donde se dirigía el caminante en el polvoriento suelo chaqueño. La mayoría de las versiones coinciden en describirlo con la boca grande y alargada y los dientes muy blancos; los ojos chatos, como los del sapo, una mirada fija, como la lechuza; y las cejas de pelo largo. Es decir que, aunque algunos dicen que es alto, flaco, y lleno de pelos, otros dicen que es bajito, gordo, y lleva un sombrero de paja.

Mitología

Puede llegar a ser tanto amigo como enemigo del hombre, según la conducta de éste. Según se cuenta, el hombre que quiera tener de aliado a este duende puede dejar ofrendas por la noche como tabaco, miel o caña (aguardiente, en otros lados). Generalmente, la gente del campo le pide favores tales como hacer crecer los cultivos en abundancia, cuidar de los animales de corral, etc. Pero después de pedirle un favor no deben olvidarse jamás de hacer la misma ofrenda todas las noches durante 30 días, porque si lo olvidan, despertarán su furia haciendo innumerables maldades en aquel hogar.

Nunca se debe pronunciar su nombre en voz alta, hablar mal de él o silbar en horas de la noche, porque esto lo enoja. Puede vengarse molestando o ensañándose e incluso golpeando a esa persona. Un mero roce con sus manos peludas puede producir que la persona se torne zonza, muda o experimente temblores para el resto de su vida. Se dice que si se le imita el silbido, el pombero puede contestar de manera enloquecedora. Por eso, y para no ofenderle, la gente creyente prefiere nombrarlo en voz baja y se guarda de pronunciar su nombre en las reuniones nocturnas.

Muchos testigos del campo afirman, todavía en la actualidad, que lo han visto. Puede molestar a sus enemigos tirándoles piedras o haciéndose invisible para luego mover las ramas de los árboles o imitar voces de animales salvajes o aparecerse como un asno sin cabeza y cosas por el estilo. Abre puertas y ventanas con violencia. Anuncia su presencia por un silbido agudo en medio de la callada noche. Busca asustar a la gente piando como ciertas aves cuando cae el sol, es otra forma de saber que el pombero está muy cerca. Se dice que le gusta rondar a mujeres embarazadas porque piensa que es el padre, o también a madres con bebés pequeños que no han sido bautizados y se les anuncia por las formas ya mencionadas.

Las madres dicen a sus hijos pequeños que no deben de salir a fuera a la hora de la siesta porque pueden encontrarse con el Karaí Pyhare y éste se los puede llevar.

Forma en que actúa

Su función primordial es la de cuidar del monte y los animales salvajes. Suele vender saumerios, joyas y perseguir niñas. Se enoja muchísimo si algún cazador mata más presas de las que consumirá. Si eso ocurre se transforma en cualquier animal o planta y con argucias induce al infractor a internarse a lo profundo del monte donde se pierde. Lo mismo sucede con el pescador, o aquel que corta árboles que no utilizará. Su presencia no siempre puede ser advertida, porque la capacidad de metamorfosearse, hace que vigile subrepticiamente la conducta de los hombres. Es bajito, negro y posee un défisis de pronunciar excesivamente la letra “Z”.

Como es muy lascivo, acecha a las mujeres, especialmente a las que no han sido bautizadas para poseerlas, y viola a aquella esposa que públicamente pone en tela de juicio la virilidad de su marido. Algunos investigadores han recopilado la creencia de que el Pombero puede preñar a las mujeres, solo apoyando el dedo en su vientre. Esto ocurriría si la dama solitaria, sin bautismo, al ser visitada en la noche por él, no le invita tabaco, miel o cigarrillos. Quizá, de esta manera inocente e ingenua, la cultura guaranítica explica los nacimientos extramatrimoniales, hecho muy repudiado en estos núcleos sociales.

También suele acechar sujetos con la cara junta ya que suele molestarlo.

Si el Pombero es enemigo, se está expuesto a innumerables peligros dentro del bosque, porque siempre con engaños intentará perderlo en la espesura. Algunas veces provoca extraños accidentes dentro de los ranchos, como por ejemplo que se cierren solas las puertas, o caigan utensilios de la cocina, misteriosamente. Los que están enemistados con él, en las noches, suelen escuchar pasos y voces en los alrededores del rancho, como si alguien caminara por el patio.

En cambio si es amigo, pueden obtenerse grandes ventajas, puesto que él, de manera invisible guiará al cazador hasta el lugar donde se hallan las presas más grandes y gordas, la buena pesca o los mejores frutos silvestres que sirven de alimento.

Mitos similares

Entre los mapuche (araucanos) y habitantes de Chiloé, hay también un ser similar al Pombero llamado Trauco que persigue a las mujeres. Es igualmente un ser bajo y lascivo que pertenece a las regiones boscosas de los hacheros de Chile.

Como san Antonio y el Negrito Pastorero del folklore del Brasil, el Pombero interviene también en la búsqueda de los objetos perdidos. Por eso se oye decir: «¡Pomberito, Pomberito, si me hacés encontrar [aquí el nombre del objeto perdido] yo te ofrezco tabaquito!». Esta promesa debe ser cumplida para evitar que el pomberito se enoje, como acostumbra hacerlo.

Origen del nombre

El origen del nombre, quizá lo encontramos en el sur del Brasil, donde se llama «Pombeiro» al que espía. Igualmente los aborígenes guaraníes llamaban al que marchaba en las líneas de avanzada, reconociendo el terreno, antes y durante los malones. Por su actitud de acecho, quizá Pombero derive de estas fonías aunque puede derivar de la expresión guaraní «Po mberu» (‘Mano de mosca’), que puede aludir a lo silencioso e imperceptible de este genio de la noche.

Avistamientos

Recientemente se ha publicado un video en internet, que consta de dos niños caminando por el bosque en Misiones, al noreste de Argentina mientras hablan cuando uno de ellos ve algo al costado de un árbol, la mala calidad del video no deja distinguir muy bien, pero se pueden admirar dos brazos y piernas, y una forma de caminar bastante similar a la humana.

El pombero en la cultura popular

El mito del pombero ha sido estudiado en un programa documental sobre temas paranormales (especialmente Criptozoología) del canal Sci-Fi llamado Destination Truth’ (‘Destino: La verdad’) en el capítulo 6 de su primera temporada titulado «El Lobizón y el Pombero».

El álbum Sr.Pombero de la banda Kchiporros basa su nombre en este personaje2