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Muro campo de refugiados Ain al-Hilweh

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Muro campo de refugiados Ain al-Hilweh, en el Líbano

Líbano empieza la construcción de un muro en torno al mayor campo de refugiados palestinos del país.

Se trata del campo de Ain al-Hilweh, en el que viven unos 70.000 palestinos, y del que se cree que es un escondite para terroristas.

Ain al-Hilweh

Ein el-Jilue (en árabe عين الحلوة; “Pozo de agua dulce”) es el nombre del mayor campo de refugiados palestinos en Líbano.

En el local que se encuentra en las afueras de Sidón, viven 70 mil personas.1​ Debido a que las fuerzas militares y la policía libanesa no pueden entrar al campo, Ein el-Jilue es conocido como una “zona sin leyes”1​ y las cuadrillas criminales o de militantes controlan el campo.2

Creado en 1948 Población 47.614

Ein el-Hilweh fue establecido cerca de la ciudad de Sidón, entre 1948/1949 por el Comité Internacional de la Cruz Roja para dar cabida a los refugiados de Amqa, Saffourieh, Shaab, Taitaba, Manshieh, al-Simireh, Al-Nahr al-Sofsaf, Hitten, Ras al-Ahmar, y Al-Tarshiha Tiereh en el norte de Palestina. UNRWA inició sus operaciones en el campo en 1952, sustituyendo gradualmente las tiendas por los refugios de hormigón.

Muchos de los refugiados de otros campamentos en Líbano, en particular los campamentos cercanos a Trípoli, tuvieron que desplazarse a Ein el-Hilweh durante la Guerra Civil. Entonces, se convirtió en el mayor campamento de Líbano, tanto en términos de población como de tamaño. Entre 1982 y 1991, el campamento fue duramente golpeado por la violencia.

Los habitantes de Ein el-Hilweh trabajan principalmente como empleados temporales en construcción y talleres de bordado o en la limpieza. Existe una gran abandono escolar entre los jóvenes, ya que un número elevado de estudiantes se ven obligados a abandonar la escuela para apoyar a sus familias.

Las viviendas en el campamento son pequeñas y se encuentran muy cerca unas de otras. Algunas todavía tienen techos de chapa. UNRWA construyó un complejo de viviendas de varios pisos en el período 1993-1994 para dar cabida a 118 familias desplazadas, principalmente del campo de Nabatieh destruido por Israel en 1973. Un número de refugiados desplazados siguen viviendo en el borde del campo en condiciones de extrema pobreza.

23/11/2016 

De forma silenciosa, Líbano ha comenzado a construir en los últimos días un muro de cemento en torno al campo de refugiados palestinos de Ain al Hilweh, el más grande el país, con el propósito de evitar los enfrentamientos entre las distintas facciones palestinas del campo y el ejército libanés, así como impedir la infiltración de extremistas en el interior del campo. De acuerdo con las primeras informaciones se estima que el muro tardará en completarse unos 15 meses y contará también con varias torres de vigilancia.

El empobrecido y abarrotado campo de Ain al-Hilweh, situado al lado de la ciudad de Sidón, en el sur del Líbano, es unos de los símbolos más descarnados de la impotencia palestina. Tras su fundación en 1948 después de la derrota de los árabes en la guerra árabe-israelí de ese mismo año, pronto se evidenció que no había una solución política para la crisis de refugiados. La ONU comenzó a operar en el campo en 1952, las tiendas de lona se sustituyeron por insalubres casas de cemento. En los últimos años Ain al-Hilweh ha sido noticia por esconder a yihadistas vinculados al Estado Islámico y a fugitivos de la justicia. Las autoridades libanesas han señalado en no pocas ocasiones al campo como un refugio para terroristas que planeaban atentados contra objetivos libaneses. Los palestinos del campo, unos 70.000, son igualmente testigos habituales de violentos enfrentamientos entre los diversos grupos palestinos rivales que intentan hacerse con el control del lugar.

Pese a que el levantamiento del muro forma parte de un acuerdo negociado con las facciones palestinas, lo cierto que es muchos habitantes del campo al igual que numerosos activistas han mostrado su desacuerdo y frustración con un muro que ha sido calificado ya como «muro de la vergüenza» y al que se equipara con el muro israelí en Cisjordania. El movimiento palestino Hamás ha criticado este martes en un comunicado la iniciativa por considerarla una «política de aislamiento colectivo» que hará empeorar la vida de los refugiados.

Los campamentos de refugiados palestinos del Líbano siempre han sido vistos como una especie de zona extraterritorial gestionada exclusivamente por diferentes clanes palestinos armados. En virtud de un acuerdo con el gobierno libanés, el ejército no entra a ninguno de los 12 campamentos que existen en el país y se limita a proteger los accesos. En la mayoría de los casos en los que se han producido disturbios lo único que pueden hacer las fuerzas de seguridad es vigilar la situación desde lejos. Esta decisión de no inmiscuirse en los asuntos palestinos tuvo su excepción en 2007 cuando el ejército sí se vio obligado a intervenir en el campo de Nahr al-Bared, cerca de la norteña ciudad de Trípoli, para detener unos violentos choques que causaron la muerte de más de 150 soldados libaneses, 20 civiles y 60 miembros de la organización palestina Fatah al-islam. Nueve años más tarde, Nahr al-Bared permanece destruido y es zona militar vedada.

Líbano levanta un muro en el mayor campo de refugiados del país con el permiso de los palestinos.

Con el muro, las autoridades pretenden contener los recientes enfrentamientos entre palestinos del campo y el Ejército libanés, según afirmaron representantes oficiales palestinos y libaneses. El muro se completará en los próximos 15 meses, según una información publicada por la web de noticias libanesa Al Modon.

Un responsable del movimiento islámico palestino Hamás en Ain al Hilweh, Abu Ahmad Faisal, señaló al diario libanés ‘Daily Star’ que se levantarán cuatro torres. “La construcción del muro pretende que disminuya la confrontación entre los habitantes (del campo) y el Ejército (libanés)”, señaló Faisal.

Sin embargo, muchos palestinos del campo expresaron su frustración y disgusto por la construcción de la enorme pared, a la que calificaron de “muro de la vergüenza” y compararon con el muro que Israel levantó en Cisjordania. En algunos tramos, el muro de Ain al Hilweh se situará solo a tres metros de algunas casas, según informaciones aparecidas en medios libaneses.

En el campo de refugiados de Ein el Helwe, de 1,5 kilómetros cuadrados, se hacinan 75.000 personas

Desperdigados entre los 11 campos de refugiados palestinos que alberga Líbano, el de Ein el Helwe, cercano a la sureña ciudad de Sidón, parece a primera vista un centro penitenciario. En esta microciudad de kilómetro y medio cuadrado se hacinan 75.000 personas en uno de los pedazos del mundo más densamente poblados.

Construido en 1948 tras la creación unilateral del Estado de Israel, lo que en este lado de la frontera se conoce como la Naqba (catástrofe), los refugiados y sus descendientes viven cercados por muros y vallas. Las cuatro únicas entradas y salidas del campo son custodiadas por soldados libaneses. En este agujero y dependientes de las ayudas de la ONU, conviven hasta cuatro generaciones fruto del éxodo forzado.

Hay ancianos que han nacido, vivido y muerto entre sus muros. Los barrios han sido bautizados mimetizando las regiones de origen de los refugiados. Las dos únicas calles transitables por vehículos parten el campo en dos y reflejan la misma división política que separa Gaza de Cisjordania. En la calle de arriba gobiernan Fatah y sus aliados. En la de abajo lo hacen Hamás y los grupos islamistas.

Los muros, legales, sociales y físicos, torpedean la vida de los 400.000 refugiados palestinos que habitan en el diminuto país (representado un 10% de la población total). Conscientes de que nunca podrán franquear los 62 kilómetros que separan Ein el Helwe de Palestina, las nuevas generaciones truecan el sempiterno discurso del derecho al retorno por la más factible héjira.

Saben que su única oportunidad para pisar la tierra que solo conocen por boca de sus abuelos, es cruzar ilegalmente los 1.600 kilómetros de fronteras que les separan de las costas europeas, y una vez allí, soñar con un pasaporte que les permita viajar como turistas a la tierra de sus ancestros.

 

 

 

 

Saber más en: https://federicogaon.com/ain-al-hilweh-muro-del-hablan/

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